“Me dijo que los negros no venden”: testimonios de artistas que han sufrido racismo en México

Igual que Belén, la protagonista de la película de 1970, Angelitos negros, la ex participante de Acapulco Shore Anahí Izali también se bañó con detergente de ropa cuando era niña, porque pensó que así podría blanquearse.

“Me costó mucho trabajo aceptarme, porque los otros niños se burlaban de mí. Yo no entendía si palabras como negrita o prietita me las decían de cariño o para reírse”, cuenta.

En su caso, heredó los rasgos de su abuela, originaria de República Dominicana, aunque Anahí nació en el puerto de Acapulco. Dentro de su familia, “soy la única negrita, junto con mi abuela, pues mi hermano ni siquiera es moreno”.

Reina sin corona

Las protestas que siguieron al asesinato de George Floyd el 25 de mayo en Minesota, hizo que muchos latinoamericanos expresaran su apoyo al movimiento Black Lives Matter. Al mismo tiempo, hubo quienes señalaron que el racismo hacia los afroamericanos no es algo que suceda en países como México, Colombia o Venezuela, pero sí se dan escenarios discriminatorios contra los indígenas o la comunidad LGBTTTI.

Sin embargo, quienes poseen un fenotipo y un color de piel distinto al caucásico, sí han experimentado en carne propia burlas, ofensas, agresiones y hasta han sido víctimas de discriminación laboral.

En 2006, la exportada de Playboy Argentina, la colombiana María Nela Sinisterra participó en el reality show Señorita Bogotá.

“Cuando destituyeron a la ganadora, lo lógico es que yo ostentara el título, ya que había quedado en segundo lugar, pero me dijeron que no, porque no iba con el concepto racial del programa”, recuerda ella. “Pero esa no fue la única ocasión, cuando ya estaba en México trabajando con Juan Osorio (en Mi marido tiene familia), un productor me dijo que sería muy complicado encontrar trabajo en México, que mejor me fuera a otro país, porque aquí costaría mucho trabajo que me dieran un protagónico porque tendrían que buscarme familia; es decir, papás, hermanos y todos negros, y que eso lo hacía todo más complicado”.

La sangre caliente

Además de Acapulco Shore, Anahí ha participado en videos musicales como el Lo menea de Tropikal Forever y Laura León, donde dice que el cliché y el estereotipo que pesa sobre las personas con sus características físicas ha actuado a su favor.

“Porque los negros somos sinónimos de fiesta, de caliente y de baile. Pero de ahí en fuera, si me dieran un peso por cada vez que escucho: eres perfecta para el papel, peeeero…, creo que ya sería millonaria”, puntualiza. “A veces me dicen que, por mi afro, no puedo llevar el pelo así porque llamaría más la atención que la protagonista de una telenovela”.

Con María Nela Sinisterra, un productor en México fue aún más categórico: “Los negros no venden, me dijo”.

Sin embargo, ella ha aparecido en múltiples películas, series y portadas de revistas, entre ellas El señor de los cielos y recientemente, en Chichipatos, estrenada en Netflix el 20 de mayo.

Eso sí, la popularidad no la ha librado de sufrir ciertos actos de discriminación. No hace mucho, en su país, tuvo un altercado con un policía que le exigió que le enseñara su identificación para permitirle subir al metro y comprobar que no fuera una inmigrante indocumentada.

También cuenta que conoció a una chica en un grupo de amigas que nunca la miraba a los ojos ni le respondía los saludos, hasta que se enteró por otra persona que a ella “no le gustaban los negros, porque su abuela había sido condesa”.

“Pero cuando se dio la oportunidad de que una amiga en común nos alojara a ambas durante un viaje a Los Ángeles; esa misma persona, con tal de ahorrarse el hospedaje, estaba dispuesta a hacer una excepción. Está peor que el racismo funciona en la medida de que no afecte su bolsillo, ¿no?”.

La amante y la esposa

Anahí comenta se enteró de la noticia de George Floyd a través de las redes sociales del activista Shaun King, creador de la plataforma Real Justice PAC. Independientemente de su actividad como influencer de lifestyle, para ella es importante estar enterada de lo que pasa en el mundo y, en la medida de lo posible, transmitir un mensaje de inclusión y diversidad.

En México, considera, “hay mucho racismo; a mí nunca me verás decir naco, es una palabra que jamás utilizo, porque tampoco me gustan que digan pinche negra. Pero así somos, hay gente que se queja de que existan haitianos migrando a México en busca de una vida mejor, cuando es lo mismo que nosotros hacemos yendo a Estados Unidos”.

En esa misma sintonía está Sinisterra, que aprovecha cualquier oportunidad para enorgullecerse de su raza, “porque es muy importante que, si una niña en algún lugar está dudando de sus capacidades, sepa que existan personas que lo han logrado a pesar de quienes no creen en ellas”.

Finalmente, concluye Anahí, aunque el racismo normalmente se expresa con actitudes desprecio, también existe otro: el de quienes piensan que ser negro es sinónimo de funcionar como una bomba sexual.

“He conocido a hombres que me dicen: contigo sí, porque eres negra, pero bonita. Es muy triste, son los típicos que quieren a la negra para amante, por lo que fantasean respecto a que somos una explosión sexual, pero a la blanca como esposa porque según ellos las negras no podemos actuar con clase. Oye, yo tengo dos manos, dos orejas, un corazón y un cerebro. Soy igual a ti, sólo que mi color de piel es distinto al tuyo”.