Más de 2 mil mujeres en la cama, así era la vida erótica de Chaplin

Un vagabundo con un pequeño bigote, un apretado saco, pantalones holgados, grandes zapatos y un bombín, el personaje que creó  Charles Chaplin marcó toda la historia del cine y su creador pasó a los libros como un bondadoso hombre un poco torpe. Charlot, como llamó a su personaje, fue más grande y opacó la mayor parte de la vida de su padre, ocultando una serie de excesos y aventuras sexuales poco conocidos por la mayoría.

La insaciabilidad de un “vagabundo”

La mayoría de los escándalos conocidos de Chaplin tienen que ver con aspectos políticos: principalmente cuando afirmó estar a favor de una alianza con la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial y cuando fue puesto en la lista negra de Joseph McCarthy. Toda esa persecución fue una creación originada por el terror rojo de la Guerra Fría, pero el verdadero escándalo se encontraba en sus múltiples relaciones amorosas.

Entre 1914 y 1940 creó más de 70 películas y el público lo aclamaba cada vez que aparecía a cuadro. No deseaba que su capacidad creativa fuera contenida, por lo que creó su propio estudio donde hizo películas a su paso, sin la presión de ningún ejecutivo que pensara más en los billetes que se encontraban en los bolsillos de las personas a las que Chaplin quería conquistar.

Al mismo tiempo que creó un imperio, tuvo una multitud de relaciones amorosas tormentosas. Una sociedad que se escandalizaba con el divorcio habría tenido suficiente con sus múltiples matrimonios, pero Chaplin no podía quedarse corto con su público y los sorprendió al afirmar que a lo largo de su vida tuvo relaciones sexuales con más de 2 mil mujeres.

Los artistas de la época aseguraban que sus fiestas eran eventos históricos. El actor inglés siempre era el centro de la atención, pero dejaba su atuendo de vagabundo en el closet para presentar una rutina “alternativa” al imitar los orgasmos de las actrices famosas con las que había estado. La atmósfera sexual iba más allá de un acto, en este aspecto Michelle Nati de Ranker cita un fragmento que Luis Buñuel escribió en su autobiografía:

“Cuando era joven la idea de una orgía era extremadamente excitante. En una ocasión, Charlie Chaplin organizó una en Hollywood para mí y dos amigos españoles; pero cuando las tres hermosas jóvenes llegaron a Pasadena, ellas inmediatamente tuvieron una gran discusión sobre quién era la que se iba a quedar con Chaplin. Al final ellas se fueron con él sin nosotros”.

Ese tipo de experiencias dieron origen a los rumores: se dijo que era una máquina sexual con la capacidad de tener sexo seis veces en una noche, que su miembro era comparable al de un caballo y que incluso en una ocasión lo sumergió en yodo para curar una enfermedad de transmisión sexual.

Los pecados del actor

Los escándalos de Chaplin iban más allá de las múltiples parejas sexuales; a lo largo de su vida tuvo relaciones sentimentales con jóvenes que no pasaban la mayoría de edad. El caso más cuestionable fue el matrimonio de Lita Grey, una joven que el actor conoció a los 12 años y con la que estableció una relación cuatro años después, él tenía 35 años.

Eventualmente ella se embarazó y Chaplin quiso obligarla para que abortara, pero por su fe católica no lo aceptó. Debido la edad de su “amada” tendría problemas si el hijo nacía, por lo que terminó casándose en secreto en un rincón de México.

Ese matrimonio tan sólo duró tres años, Lita se divorció del artista argumentando que la quería obligar a cumplir sus “degenerados” deseos sexuales e incluso aseguró que la quiso volver obligar a abortar, pero en esa ocasión a punta de pistola. Se dijo que la noticia devastó a Chaplin, quien no quería divorciarse y eventualmente tuvo que pagar un acuerdo de 625 mil dólares para evitar que el caso llegara a las cortes.

Las noticias de la escandalosa relación marcaron a toda la sociedad estadounidense, pero tuvieron pocas repercusiones, el talento de Chaplin era mayor a cualquier cosa. El impacto fue tal que se rumora que aquella relación inspiró a Vladimir Nabakov a escribir Lolita.

Chaplin vivió en el borde de la navaja, sus relaciones podían ser escandalosas, pero eran parte de una sociedad que no se sorprendía por ver a adolescentes casadas con hombres adultos. A pesar de eso, sabía que no todo podía ser perdonado y la afirmación que Richard Brody cita en The New Yorker resume a la perfección sus excesos:

 “En esta grabación sólo diré lo que quiera decir, porque hay una línea de demarcación entre uno y el público. Hay cosas que, de divulgarlas, no tendría nada de donde sostener mi cuerpo y alma, mi personalidad desaparecería como las aguas de los ríos que se desbordan en el mar. Sin embargo, debo afirmar que no tengo moral en el sentido que la cumplo con asombro. No respeto ningún libro de leyes porque han sido escritos para alguien más”.