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Luis Gerardo Méndez: “nunca he hecho esto por el glamour”

Por: Arturo Flores 16 Ene 2020
Luis Gerardo Méndez comparte créditos con Brontis Jodorowsky, Laura Birn, Joonas Saartamo, Ilkka Koivula y Ville Virtanen, e interpreta a Miguel Galíndez, un pugilista mexicano en busca de la redención.
Luis Gerardo Méndez: “nunca he hecho esto por el glamour”

Dicen que Béla Lugosi pidió que lo sepultaran disfrazado de vampiro y que a Heath Ledger el Joker se le metió tanto en el alma que al final de su vida prácticamente eran uno. En noviembre se estrenó Bayoneta, una película del director Kyzza Terrazas, que se rodó en Finlandia. En ella, el actor mexicano comparte créditos con Brontis Jodorowsky, Laura Birn, Joonas Saartamo, Ilkka Koivula y Ville Virtanen, e interpreta a Miguel Galíndez, un pugilista mexicano en busca de la redención.

PB: En la publicidad que Michael Phelps hizo para Under Armour se le puede ver entrenando muy duro y al final, aparece la frase: “es lo que haces en la oscuridad lo que te coloca en la luz”. ¿Qué tanto tuviste que hacer en la oscuridad para levantar este papel?

LGM: ¡Justo eso que pasa con Phelps! Levantarme de madrugada a correr 11 kilómetros, desayunar, dormir una siesta y seguir entrenando. Hacer lo posible para transformar mi cuerpo y que se convirtiera en lo más parecido al de un boxeador.

PB: Muhammad Ali dijo: “odié cada día de entrenamiento, pero me repetía: sufre hoy y vive el resto de tu vida como un campeón”, ¿te conecta?

LGM: (Risas) Entiendo perfecto por qué lo decía, él era una leyenda. Como actor, te puedo decir que el box no ha sido lo más difícil que he hecho. En realidad, disfruto mucho este tipo de procesos. Si acaso fue duro asistir a las terapias y entender los casos de niños con Asperger a los que tuve que acercarme y sensibilizarme para hacer El conejo en la luna.

PB: ¿Eras bueno para los golpes antes de subirte al ring?
LGM: Nunca, soy el güey más pacífico del mundo. Nunca había recibido ni dado un golpe en la cara, pero agradezco haber sido entrenado por gente tan talentosa, como el que entrenó en su momento a Julio César Chávez. Aprendí que los boxeadores son gente muy buena para concentrarse. Nunca estuve más relajado que estos meses en los que hice box. Y es algo que se te queda para toda la vida.

PB: Esta película se rodó en Finlandia, un país que tiene sólo cuatro horas de sol al día y un invierno que se prolonga por seis meses, ¿te hizo eso revalorar la calidez mexicana?

LGM: Totalmente, porque los mexicanos somos dados a extrañar. Pero sucedió algo muy loco cuando estábamos filmando allá. Un día llegó el director (Kyzza Terrazas) y me dijo: acabamos de encontrar a un Bayoneta real. Se trataba de un mexicano, un chavo más o menos de mi edad, que se había exiliado en Finlandia, nunca quiso contarnos bien por qué, para entrenarse como boxeador. Nos hicimos tan cercanos a él que, al final, el personaje acabó pareciéndose mucho a él.

PB: Las películas de box siempre son gloriosas. Desde la saga de Rocky, hasta Million Dollar Baby, se trata de contar siempre el regreso de un héroe. ¿Para ti representar este papel fue como un reto desbloqueado de actor ?

LGM: ¡Definitivamente! Aunque en este caso no creo que se trate tanto de un héroe que regrese para triunfar. Es un tipo atormentado tanto por la culpa que se tiene que ir a otro país…

PB: Bueno, en Million Dollar Baby, Hilary Swank muere y Rocky, en la primera película, no ganó la primera pelea, contra Apolo Creed…
LGM: (Risas) Bueno, sí, tienes razón, creo que tenía otra imagen en la cabeza, más como en la secuela Creed.

PB: Me gusta que Bayoneta no sea el típico Speedy González, mexican curious, que suele retratar Hollywood.

LGM: Porque teníamos ganas de contar otra historia, otra película. Kyzza Terrazas es alguien con muchas referencias literarias. Admiré mucho la forma de trabajar de los finlandeses, son muy rigurosos y perfeccionistas en todo. Además, estamos seguros que México es mucho más de lo que se ha contado. Ni todos los boxeadores son lo que se piensa de ellos.

PB: En una de las partes de la película, un personaje le dice al otro: “a diferencia de en tu país, aquí no nos gustan las ruinas”, ¿crees que en efecto, hay quienes sólo viven de glorias pasadas?
LGM: Sucede, pero cada vez menos. Hay buenos nuevos boxeadores, como el Canelo, por ejemplo. Pero sí, ese pensamiento como “todo era mejor en mis tiempos” es más como de los tíos y los papás.

PB: Te has dado un permiso que en actores como Robin Williams o Jim Carrey resulta muy natural: saltar de un personaje cómico entrañable a uno dramático sin ninguna dificultad.

LGM: A veces los productores no te dejan. Me ha costado mucho trabajo separarme de la idea que tienen de mí y he tenido que rechazar 40 cosas para poder hacer otro tipo de papeles. Una vez mi manager me dijo: “Luis, dices que no a todo lo que te proponen, ¿en qué vas a trabajar?”. Pero mi interés no es hacer el mismo personaje toda la vida. La gente en México es muy rara, hay quienes desearían que las cosas nunca se movieran, que nada cambiara. Lo veo en mis redes sociales. Algunos no quieren que haga cierto tipo de películas, les encabrona. Pero no me importa, yo quiero saber cómo es hacer una película como Bayoneta, pero también acabo de hacer una película con Jennifer Aniston y Adam Sandler.

PB: ¿No te da repulsión Hollywood?

LGM: ¡Claro que no! Quiero saber cómo funciona y cómo operan esos juguetitos. Son producciones descomunales y muy divertidas. Tienen su chiste.

PB: ¿Disfrutas la parte pública de tu trabajo?
LGM: La disfruto, aunque no es lo más importante. Nunca lo hice por las entrevistas, las portadas de las revistas, la alfombra roja y el glamour, pero está divertido.

PB: Hablando de lo chistoso, Seinfeld dice que para hacer comedia, primero hay que hacer reír a tus amigos, luego a desconocidos; más tarde, cobrar por hacer reír a desconocidos y finalmente, hacer que la gente hable como tú porque piensa que es divertido. ¿Te cae gordo recibir memes de Javi Noble?

LGM: (Risas) No lo odio, pero sí me desespera que haya quien siga pensando en eso.
¡Ya pasaron diez años! Ya chole con Javi Noble. Pero sí me mandan un montón de memes.

PB: Los viejos boxeadores mexicanos eran populares por despilfarrar dinero y perderse en excesos y acabar en la ruina, ¿qué haces tú para que no te suceda como actor?

LGM: Se trata de un problema de educación y no me refiero a la escuela, sino a la formación que tiene cada persona. Lo que hago es rodearme de mis mejores críticos, mi familia y amigos, los que tienen la confianza de decirme: “bájale dos rayitas, ya estás insoportable”.

PB: ¿Te lo han dicho?
LGM: ¡Sí, obvio! Porque, aunque no creo en eso de “el personaje se apoderó de mí”, sí hay ciertas energías que se te pueden pegar. Hice a Chava (de Club de Cuervos) durante cuatro temporadas y es un tipo berrinchudo y caprichudo. Es lógico que cuando me lo quito de encima algo de sus actitudes se me queden. Pero llega alguien y me dice: “Luis, ya estás inmamable”. Entonces me cae el 20 y ahí muere, le bajo. También me ayudó haberme vuelto tan mediático después de los 30, pocos actores pueden tener esa fortuna. Eso se lo escuché al coach de actuación de Javier Bardem, decía que si un actor se vuelve muy famoso antes de los 30 le cuesta mucho manejarlo, porque no sabe bien qué tipo de persona es. Lo mejor es que te llegue después.

PB: ¿Te gustaría envejecer haciendo esto mismo, dirigir y producir como Clint Eastwood, por ejemplo? Tu personaje le dice a un periodista en la película: “tú puedes escribir toda la vida”.

LGM: ¡Claro, cómo no! para eso me estoy preparando desde ahorita.

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