Compartir
Suscríbete al NEWSLETTER

LO QUE SE JUEGA EN 2018

Por: Mauricio Flores 31 May 2018
No se trata de una lucha de buenos contra malos, de demócratas puros contra populistas autoritarios, del pueblo bueno contra […]
LO QUE SE JUEGA EN 2018

No se trata de una lucha de buenos contra malos, de demócratas puros contra populistas autoritarios, del pueblo bueno contra corruptos irredentos. En 2018 lo que estará en juego, nuevamente, es la expectativa o falta de la misma que los mexicanos tenemos sobre el futuro inmediato de la República.

En otras palabras, lo que se jugará son las ilusiones y esperanzas que se tienen respecto al futuro. Esto lo saben los partidos políticos, los candidatos independientes y sus respectivos equipos de marketing y asesores de imagen. ¿Pura manipulación de los deseos y carencias? No, desde tiempos antiguos los mexicanos somos creyentes fervientes de los ciclos de construcción-destrucción: desde el mito del nacimiento de los soles hasta el calendario político, pasando por las fiestas patronales esperando se cumplan los ciclos de lluvia. En este país existe la creencia de que cada seis años resurge la esperanza de cambiar todo de cabo a rabo. La creencia que llegará algún personaje providencial que desechará todo lo malo y dará paso a un reino de felicidad eterna… que por lo regular sólo dura tres años.

Las promesas van desde el combate frontal y valeroso contra la corrupción, como asegura hará López Obrador, la conservación responsable de la estabilidad que generará el futuro crecimiento económico de quién sea el candidato del PRI, de la representación social y sin gastos de publicidad —pero que sí gastan millonadas así sea a través de las redes sociales—, de todos los posibles candidatos independientes, y de un cúmulo de buenos propósitos aún sin articular que ofrecerá el Frente Ciudadano (PAN-PRD-MC y los que se sumen) con promesas tan contradictorias como la de mantener la estabilidad financiera del país, pero subsidiando el consumo de gasolinas.

La única promesa que no estará presente por ser un tabú político es invocar a la responsabilidad de los ciudadanos para hacer frente a los graves problemas que erosionan el estado de derecho y elevan dramáticamente los índices de violencia. Invocar la irreductibilidad de la ley, que el ejercicio de la misma por parte del poder público como corresponde en una democracia moderna, será una narrativa probablemente ausente en el discurso de los candidatos. Sería toda una sorpresa encontrar un personaje que enarbole en su discurso electoral el ejercicio de poder público y la aplicación de la violencia legítima del estado para contener y después arrinconar al crimen organizado y desorganizado. Sería toda una novedad que además de ofrecer castigo a los culpables y la felicidad nacional, algún abanderado propusiera penas contundentes a ladrones, secuestradores y violadores con tanto ahínco como se pronunciara contra la corrupción.

No es aún claro quién será el candidato del PRI, pero hay dos personajes exógenos que podrían figurar, uno de ellos es el secretario de hacienda José Antonio Meade, quien es la voz de la mesura y la racionalidad económica, altamente atractivo para el carácter conservador de los inversionistas patrimoniales, pero no necesariamente para los que buscan la promesa de una mejora rápida y expedita en su nivel de vida.

El otro es el secretario de salud José Narro: ex rector de la UNAM, con simpatías en la comunidad académica y con pase verbal de muleta que tiende a la izquierda, paciente y analítico, auténtico némesis del más conocido candidato, el dueño de Morena: un López mal estudiante, pobremente ilustrado, con opacidad en su modo de vida, iracundo e impaciente.

Del Frente Cívico está por verse si Ricardo Anaya cede sus ambiciones presidenciales ante las ganas que trae Miguel Ángel Mancera de abanderar esa opción; sea quien sea el gallo de esa alianza, lo más probable es que Margarita Zavala optará por la vía independiente, como independiente irá Jaime Rodríguez “el Bronco”, cuya gubernatura en Nuevo León ha ido de crisis en crisis.

A los candidatos los conoceremos a lo sumo a finales de noviembre de 2017, pero difícilmente alguno de ellos apostará a conceder la mayoría de edad —con derechos y obligaciones— a los votantes. Todo bordará sobre el tema de la corrupción como el gran enemigo a vencer sin entender el problema económico de incentivos que ello significa. Volverán a ofrecer la expectativa de que se podrá construir una maravilla de país con sólo votar por ellos, pero difícilmente dirán que la economía informal (donde labora casi el 56% de la población que trabaja) es un reducto de crimen organizado y desorganizado. Y no harán tal pronunciamiento porque la gente necesitada de ingresos vendiendo cualquier cháchara es, a final de cuentas, votos a los que hay que ofrecer paños tibios o miedo a lo desconocido, una dulce y embriagante mercancía electoral.

Habrá que ver si algún candidato opta por un discurso que rompa la venta de expectativas rosas a la población y propone acciones decididas y responsabilidades compartidas. Él (o ella) podría ser el (la) Macrón mexicano.

LO QUE SE JUEGA EN 2018 0

POR: Mauricio flores @Mfloresarellano

Te recomendamos
Foto perfil de Mauricio Flores
Mauricio Flores Mauricio.Flores
Descarga GRATIS Calendario Revive el Poder 2024
Calendario
Descarga AQUÍ nuestro especial CALENDARIO REVIVE EL PODER 2024.
Suscríbete al Newsletter
¡SUSCRÍBETE!
¿QUÉ TEMA TE INTERESA?