La sexoteca de Eugenia: Renovar tu relación

En el mes de noviembre, impartí un programa de “Renovación de tu Sexualidad”. ¿De qué trató? De algo muy importante, y es que las parejas tienen diferencias y conflictos eróticos, principalmente, pero no sólo, por tres factores que te invito hoy a reflexionar.
¿Por qué te atrae lo que te atrae? ¿Por qué con unas personas sí logras excitarte y con otras no aunque te atraigan?
1- No nos conocemos a nosotros mismos. El tema del auto-conocimiento sexual y erótico es un gran tema. Porque estamos tan influenciados por cuestiones externas, tanto ruido de opiniones y normas impuestas, que no somos capaces de escucharnos a nosotros mismos. “Se supone que las mujeres somos de este modo”, y que “los hombres deben ser de este otro”. “Debería de atraerte esto”, “debería de excitarte aquello”, “deberías de disfrutar cuando tu pareja hace esto otro”, “si se aman lo normal es que deseen”. Y nos vamos construyendo con base en lo que se dice y en lo que los demás esperan de nosotros. Y si descubro que me atraen cosas que no son aceptadas o bien vistas socialmente o por mi pareja, entonces, entro en conflicto (punto aparte los deseos y atracciones que violentan los derechos de otros, ya sabes de lo que hablo).
Se nos olvida que es mentira que tenemos que ser como otros, y que “la norma”, es lo que más conflicto ha generado entre los seres humanos, y al querer “ser normales”, nos generamos en ocasiones fuertes conflictos que pueden hacernos dudar de si hay algo “malo” en nosotros. Así que hoy te invito a pensar un poco: ¿por qué te gusta lo que te gusta? ¿Por qué te atrae lo que te atrae? ¿Por qué con unas personas sí logras excitarte y con otras no aunque te atraigan? ¿Por qué rechazas o te dan asco determinados placeres, actos, estímulos? ¡Hay tanto que preguntarnos! ¡Hay tantas respuestas en nuestra historia sexuada! En nuestro pasado, en nuestra infancia, nuestros padres, el entorno, la escuela a la que fuiste, la religión que te impusieron, los abusos que viviste, el amor o desamor que recibiste, lo que viste, escuchaste. En tantas cosas que ignoramos que han generado una fuerte influencia en la construcción del ser sexuado que hoy eres.
2- Ignoramos que somos diferentes. Tenemos que comprender que somos distintos. Que cada uno trae su propia historia sexuada que lo llevó a ser el sujeto sexuado que es ahora. No pretendamos que nuestra pareja sea como nosotros. Y pensar cosas como: “si me ama, debería de desearme”, cuando amor y deseo, son dos conceptos distintos que no siempre vienen juntos. Cuando hemos tenido conflictos eróticos, tenemos que comprender, que el otro es un otro muy otro, y que tiene derecho a no desear lo mismo que yo. Y en todo caso, cuando las diferencias son muchas, podemos preguntarnos si deseamos seguir en esa relación. Si la respuesta es sí, entonces asumir las diferencias, y trabajar en potencializar las coincidencias, que sin duda también las tenemos, y explorar nuevas fuentes de placer, que siempre hay, y muchas..
3- No nos comunicamos. El error más grande y fuente de conflicto de los amantes. Dar por sentado muchas cosas, suponer, creer, adivinar. ¡No! Si no hablamos de estos temas con la pareja, lo estamos haciendo mal. Tenemos que hablar de deseos, atracciones, gustos, disgustos, placeres, displaceres. El amor no garantiza los deseos. Los deseos no garantizan el amor. Las relaciones no se construyen por el simple hecho de convivir o estar bajo el mismo techo o decir que somos pareja. La relación se construye, ¡hablando!
Así que si crees que tu relación está en monotonía o a punto de quiebre, y deseas renovar la relación, toma en cuenta estos tres puntos y aplícalos en tu modo de operar como amante. Te aseguro que te cambiará la perspectiva que tienes de tu pareja, y de tu relación.
Y no te reproches nada que hayas o hayan hecho o dejado de hacer en el pasado, porque a ser pareja nadie nos enseña. Vamos aprendiendo como podemos, de nuestros padres, de nuestro entorno, de “lo que se dice que debería de ser o pasar”, y poco nos acercamos al conocimiento con fundamento científico. Vemos al sexólogo como ese especialista que no necesitamos y que habla de cosas que son cuestión de instinto. ¡Ajá! ¡Sí, claro! Por todo esto es que sucede lo que sucede. Nadie tendría que sufrir si siguiéramos el consejo de mi querido maestro Efigenio: “hay que pensar más el sexo”.
Deseo que este fin de año te signifique el fin de todas esas cosas que no ya no deseas en tu vida.
Soy Eugenia Flores, sexóloga sustantiva. Puedes escribirme a eugeniasexologa@gmail.com y recuerda que “el mayor placer, te lo da el saber”.