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La mujer más hermosa del mundo creó el Wi-Fi

Por: Iván Montejo 08 Mar 2022
Hedy Lamarr enamoró a toda una época en la pantalla grande e incluso fue llamada "la mujer más hermosa del mundo", pero su talento fue más allá de su apariencia física
La mujer más hermosa del mundo creó el Wi-Fi

Ya había participado en  películas austriacas y alemanas con papeles menores, pero fue en Ekstase (1933), cuando se le reveló al mundo la mujer más hermosa del mundo. Se dice que el público suspiraba cuando veía por primera vez a la actriz, no era para menos se trataba de una musa de 18 años que aparecía desnuda en escena y simulaba por primera vez en la historia del cine un orgasmo.

 

 

Hedy Lamarr, una chica judía austriaca, enamoró a toda una generación con el papel de Eva Hermann. Cientos de hombres la intentaron cortejar, le enviaban rosas a su camerino y buscaban platicar con ella tras las cámaras. Entre ellos se destacó Friedrich Mandl, un comerciante de armas y el tercer hombre más rico de Austria.

Invención construida con sufrimiento

La personalidad y poder de Mandl encantaron a Hedy, quien se casó con el misterioso hombre de negocios, el mismo año en que se estrenó su película. Al poco tiempo la relación se convirtió en un martirio, el comerciante creía que la actriz era de su pertenencia y veía al desnudo de su esposa como una mancha en su reputación, por lo que dedicó buena parte de su vida a comprar todas las copias de Ekstase.

Mandl invirtió buena parte de su fortuna en apropiarse de todas las cintas, pero una copia con la que no se pudo hacer fue la de Benito Mussolini, quien no aceptó ninguna cantidad, la belleza de Hedy era más valiosa que cualquier otra cantidad. Tanto la Italia fascista como la Alemania Nazi eran dos de los mayores clientes de Mandl, por lo que con esta relación contactó a “Il Duce”.

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Hedy-Lamarr-Ekstase

 

Hedy inmediatamente desaprobó la alianza, no podía estar casada con el hombre que perseguía a su familia. No obstante, Mandl desestimó su opinión, lo negocios eran más importantes que la opinión de una niña. El hombre de negocios sabía que su decisión podía alejar a su esposa y la obligó a asistir a cada reunión de negocios.

Lo que en principio parecía un castigo le dio una nueva carrera a Hedy y la llevó a  crear una de las mayores invenciones de nuestra era.

La inventora

Durante la Segunda Guerra Mundial conoció a Howard Hughes, un emprendedor de la aviación. Le comentó que durante las pláticas de su esposo aprendió que los torpedos controlados por radio podían ser desviados fácilmente, sólo se tenía que crear una señal que los interfiriera. Con ayuda de George Antheil desarrolló un mecanismo que tenía la capacidad de generar varias señales de radio.

 

Hedy-Lamarr-sobrero-guantes

 

Con el cambio de frecuencias la ruta de los misiles no podía ser alterada. Esta técnica de encriptación fue bautizada como salto de frecuencia y Hedy registró su invención en 1942, pero pudo ser utilizada veinte años después por barcos de la marina estadounidense. La tecnología tardó en ser implementada; no obstante, a la larga fue fundamental para desarrollar las comunicaciones inalámbricas, como la comunicación satelital y el Wi-Fi.

Su logro fue reconocido póstumamente cuando fue introducida al Salón de la Fama de Inventores de Estados Unidos.

Éxitos fugaces

La invención de Hedy se adelantó a su época, nadie entendía el potencial de lo que acababa de hacer y por largo tiempo únicamente fue utilizado en el plano militar. Con el tiempo la patente venció y la actriz austriaca no recibió ninguna ganancia por su tecnología.

En la pantalla su éxito también fue temporal, después de su divorció llegó a Estados Unidos y se encontró con Louis B. Mayer, productor de MGM. Su nueva amistad la presentó como “la mujer más  hermosa del mundo” y le consiguió una serie de protagónicos.

A finales de los treinta y principios de los cuarenta fue una de las caras más conocidas de Hollywood, su acento extranjero e inigualable belleza la hacían perfecta para interpretar a mujeres inalcanzables. Sin embargo, sus atributos físicos con el tiempo fueron contraproducentes: los directores creían que su belleza era de otro mundo y que no podía interpretar papeles menores.

 

Hedy-Lamarr-layla

 

Parecía que el mundo no era digno de su belleza, Hedy se dio cuenta de este sentimiento y llegó a afirmar que su rostro era la mayor maldición; un rostro tan perfecto le cerraba muchas de las puertas a las que tocaba.

Hedy Lamarr no se conformó con conquistar el corazón de todos los hombres de su tiempo, su ambición fue más allá y se convirtió en la inventora que cambió su presente y determinó nuestro futuro.

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