Greenpunk: cómo derrumbar al sistema sembrando un árbol

A raíz del confinamiento que durante varios meses se impuso en casi todo el mundo, la naturaleza reconquistó espacios de los que se le había obligado a retirarse. La cuarentena que obligó a las personas al encierro, para disminuir los contagios de Covid-19, hizo posible que comenzaran a viralizarse en la red imágenes de ciervos, monos y hasta un puma que se paseaba libremente por diferentes ciudades.
La celebración del Día Mundial del Medio Ambiente este 5 de junio, sumado a la pandemia que nos azota, vuelve a colocar un tema sobre la mesa: ¿la naturaleza está cobrando venganza?
Ideologías retrofuturistas
Uno de los movimientos socioculturales más interesantes, que apunta que la naturaleza recupere su lugar en el mundo y conviva en paz con el ser humano, es el Greenpunk.
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“Desde hace 4 años hacemos eventos retrofuturistas en México. Comenzamos con el Steampunk, pero un retrofuturismo te lleva al otro”, explica en entrevista Arturo Balché Alvelaís, Greenpunk y quien le da vida al Duende Balché, personaje que en su canal en YouTube aborda temas naturalistas.

Arturo Balché Alvelaís (Duende Balché)
El término Greenpunk fue acuñado por el publicista literario Matt Stagg en 2009. El movimiento propone tomar los elementos culturales de la sociedad de masas, para utilizarlos a favor de la sociedad para resolver sus problemas y hace hincapié en establecer una consonancia con lo natural.
Ni hippies ni punks
El grupo Greenpunk México surgió en 2015 con la realización de la primera “Tarde Retrofuturista”, en la que se reunieron principalmente fans del Steampunk. Después, en 2016 surgió “Génesis Atlpuk” (después Nawipunk), evento en el que se proponía retomar el conocimiento ancestral de Anahuak (México), como una opción de convivencia viable social, cultural y ambientalista hacia el futuro.
Finalmente, Balché Alveláis instauró el Día Internacional de las Hadas en junio de 2017, en sus tres ediciones reunió a más 3mil personas para celebrar actividades naturalistas.
Sin embargo, aunque pudiera pensarse que el Greenpunk es una versión moderna de los hippies, de los años 60, sus principios contradicen esta idea.
“El Greenpunk no es hippie, no es ecologista. El hipismo convive y exalta la naturaleza a la par del ser humano, con formas diversas, desde la espiritualidad, la experimentación con las drogas, hasta el esoterismo y el capitalismo verde”, se puede leer en sus estatutos.
Los Greenpunkers dicen en broma, que mientras ellos siembran las plantas, los hippies se las fuman.
De hecho, aunque tampoco es enteramente punk se relaciona con éste en la práctica del DIY (Do it yourself), ya que muchos de los objetos que sus agregados utilizan en su vida cotidiana, son fabricados por ellos mismos a partir de la reutilización de los materiales de otros. El sombrero y el cinturón que Chaneke lleva al momento de la entrevista son ejemplo de ello.
“Greenpunk México plantea retomar la sabiduría de las culturas ancestrales para proyectar un futuro en beneficio de todas las especies, no sólo la humana. Esa es la diferencia con otros retrofuturismos, que son utópicos, pero esta es una propuesta real que apunta al empoderamiento de la naturaleza”, añade Chaneke.
El problema es el petróleo
Aunque nació de la literatura, no se queda en el papel.
El verdadero Greenpunker es activista tanto social, como culturalmente, aunque no ecologista, porque entiende a este último como “el que practica activismo gubernamental”.
“Somos adherentes a diversas causas ambientalistas. La que tenemos más a la mano es el ambientalismo verde, que se relaciona con la montaña, los árboles y la tierra. Participamos activamente en la reforestación, pero para otros el activismo puede ser el veganismo o la protección animal, la recolección de deshechos o el reciclaje. Incluso el desarrollo de energías renovables. Todo lo que ver con no contaminar y recuperar el valor de la naturaleza”.
En el caso de la vestimenta, apuestan por no utilizar o reducir el uso de fibras sintéticas.
“No estamos inventado el hilo negro, estos artículos que utilizamos existen desde hace mucho tiempo. De lo que se trata es no depender tanto del petróleo, que por su culpa es la contaminación, la devastación de la tierra y las guerras”, dice Balché Alveláis, que hace tiempo se mudó de la CDMX a las faldas de los volcanes.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, cabe señalar, es uno de los principales impulsores de la industria petrolera y de la construcción de una Refinería en Dos Bocas, Tabasco, que se estima costará 8mil millones de dólares y se estima estará lista en 2022.
Activismo y baños de bosque
Otra de las acciones relacionadas con el Greenpunk es recordar a los ambientalistas que han sido asesinados. De acuerdo con un informa publicado en insightcrime.org, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), ha documentado 500 ataques contra ambientalistas desde 2012. El informe puntualiza que 141 de los ataques estuvieron relacionados con protestas contra proyectos de generación eléctrica, seguidos de la minería, con 71 casos.
No es el caso de los Greenpunkers, pero eso no quita que tengan una visión crítica de quienes practican ideas naturalistas.
“Desde muy chavo leí cosas, como los libros de Carlos Castaneda, pero cuando crecí me di cuenta que incluso muchas manifestaciones naturalistas son contradictorias, como algunos temazcales que compran madera de dudosa presidencia o danzantes prehispánicos que usan piel o plumas carísimas. Todos somos un poco incongruentes y al final, esto no es un dogma. Ahorita somos pocos, pero queremos ser más”.
Hasta antes de la pandemia, Greenpunk organizaba expediciones de turismo responsable, que tenían por objetivo que los visitantes reforestaran áreas verdes y se dieran “baños de bosque”, una práctica terapéutica que en Japón es muy popular, en el que ser humano entra en sintonía con la naturaleza.
“Entre más lo hagas, te ayuda a equilibrar tus emociones y cuando regresas a tu jornada laboral, lo haces con ánimos renovados”, concluye Balché Alveláis.