Exagero como Warrior: El zurdo más ganador en el golf
“Este es un juego de fallos. El jugador que mejor falle, gana”. Ben Hogan, golfista estadounidense, ganador de nueve majors.
Con más de 600 millones de euros en sus cuentas bancarias y siendo “top ten” de los deportistas mejor pagados en toda la historia, sinceramente, Phil Mickelson no tendría ninguna necesidad de acercarse para decirme, casi al oído, emotivas palabras de agradecimiento y aliento.
Todo sucedió en el cuarto y último día de actividad del fantástico World Golf Championships-Mexico Championship, que se llevó a cabo en el Club de Golf Chapultepec. Extraordinario evento donde se dieron cita los mejores golfistas del planeta. Entre ellos, Tiger Woods, leyenda entre las leyendas, quien por primera vez compitió en nuestro país en un evento oficial.
Por tercer año consecutivo, tuve el privilegio de ser anunciador oficial del prestigioso torneo de clase mundial. El afortunado que se encarga de presentar a cada jugador al momento de su primera salida. Esta vez, lo hice en el hoyo 10, en la perfección de un césped que despierta reluciente ante los primeros rayos de sol, donde anuncié a figuras como Dustin Johnson, Patrick Reed, John Ram, Justin Thomas, Rory Mcilroy, Rickie Fowler, Phil Mickelson y por supuesto, Tiger Woods, entre otros.
El público se acerca para poder ver a escasos metros de distancia a los grandes genios del golf en la actualidad. Peculiaridad que sólo puede ofrecer este deporte. En ningún otro se podría estar tan cercano al jugador en plena competencia. Quizás en el básquetbol, y eso sólo si se paga una fortuna por la primera fila para verlos correr a velocidades insospechadas con un balón botando.
Pero en el golf es posible seguir a tu jugador favorito con un poco de planeación, tiempo y paciencia. La atmósfera que se genera es indescriptible. El silencio forma parte de un ritual que hace del golf un deporte espectacular, enigmático y distinto. Nadie puede hablar. Nadie debe emitir un solo ruido. Nada hasta que no se vea a la bola casi alcanzar las nubes en el cielo.
Mucha gente me pregunta sobre el esfuerzo, la tenacidad y el sacrificio que requiere y exige la carrera de un comunicador que está para contar las historias de los grandes eventos y que lo hace con una maleta en mano por si es necesario viajar alrededor el mundo. Siempre les respondo que en cualquier ámbito profesional y de la vida misma, esos tres valores son infalibles.
Y aunque el cansancio, el poco dormir y el comer a deshoras te lleva a momentos agotadores, siempre habrá algo que te impulse a seguir y a nunca rendirte. Siempre habrá una historia escondida que te cambia para bien todo el panorama. Tal como me sucedió en el WGC celebrado en la Ciudad de México.
Segundos después de presentar con mucha emotividad a Phil Mickelson, el zurdo jugador (sólo para el golf, diestro para todo lo demás) se acercó sigilosamente a la zona donde me encontraba anunciando a los jugadores. Se colocó detrás de mí. Sacó de su equipo de golf una bolsa de plástico. La abrió con absoluta cautela y comenzó a comer de ella, almendras y nueces, mientras salían los otros dos integrantes del threesome.
Dio un paso al frente y me dijo en voz baja, con una gran sonrisa de por medio y un ligero abrazo tan amigable como si se lo hubiera dado a su propio caddie. “You are the best. You are the number one”. Luego una palmada en el pecho y un “thank you” antes de comenzar su último día de competencia. Quedé atónito. Palabras que quedaron inscritas en mi mente y guardadas en mi corazón. Palabras de una de las grandes leyendas del golf en todos los tiempos, ganador de cinco majors: tres Masters de Augusta, un PGA Championship y un Abierto Británico.
Todo sacrificio tiene un reconocimiento. A veces oculto, a veces silencioso. Pero siempre llega. Ese impulso perfecto que te hace nunca rendirte y jamás detenerte. El aliento que te obliga a crecer y a no desistir. Que un hombre tan exitoso que aparece, según Forbes, sólo debajo de Michael Jordan, Tiger Woods, Arnold Palmer, Jack Nicklaus y Michael Schumacher en ganancias obtenidas, y por encima de grandes figuras como Kobe Bryant, David Beckham y Floyd Mayweather, se haya tomado la molestia de regalarse ese detalle en forma de palabras, no tiene precio.
Ansío el momento en que llegue la cuarta edición del WGC México Championship. Y que esta vez si al menos no hay palabras de agradecimiento, pueda probar un poco de las almendras que celosamente lleva guardadas.
