España vs Portugal; un clásico con un pasado violento
Sin duda, uno de los mejores partidos de la ronda de grupos, este juego europeo enfrenta a un antiguo campeón del mundo con el actual rey de la Eurocopa. La historia de estas dos naciones está llena de conflictos y guerras que por siglos enfrentaron a estos dos vecinos.
El nacimiento de ambas naciones
En el año 711, tropas musulmanas invadieron la Península Ibérica y establecieron un Califato que dominó la región por ocho siglos. Antes de la llegada, el idioma de ambas regiones no tenía muchas diferencias, pero esto cambió en 1128, cuando Alfonso Enríquez expulsó a los moros de su territorio y se proclamó el rey de Portugal. Casi 400 años después, España haría lo mismo con su victoria en Granada.
Con esta independencia, el reino luso generó su propio idioma y cultura; todo parecería que con la conquista de Granada por los reyes católicos, la alianza entre España y Portugal sería un paso natural por la cercanía. No obstante, la consolidación de los dos reinos dio nacimiento a un conflicto que duró generaciones.
Problemas coloniales
Portugal durante su tiempo de independencia estableció un reino marítimo que llegó a las costas africanas. El establecimiento de colonias fuera de Europa tuvo una dimensión completamente distinta en 1492 (el mismo año en que cayó Granada), cuando Cristóbal Colón realizó su famoso viaje. La llegada de los europeos a América abrió un nuevo conflicto entre ambas naciones, las dos querían explotar las tierras recién descubiertas y no iban a ceder fácilmente.
Con el fin de resolver el problema por la vía pacífica firmaron el Tratado de Tordesillas, que dividió a América en dos por medio de una línea situada 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Con esta división, Portugal se “ganó” el derecho de explotar la zona que actualmente es Brasil, y España el resto del continente.
Una breve unión
En 1580, la muerte de Enrique I de Portugal significó una crisis en el impero, el monarca no engendró a un hijo que tomara su poder y murió antes de que se eligiera a su sucesor. Tras una serie de conflictos políticos, que incluyó la llegada al poder de un bastardo de Luis de Portugal, Felipe II de España, tras una conquista, se adueñó del reino e unificó a las dos coronas.
La unión ibérica duró 60 años, hasta que una guerra portuguesa de restauración expulsó a los españoles de su territorio y colocó a Alfonso VI como la cabeza del Reino de Portugal.
Una era de conflictos
El restablecimiento de la corona portuguesa dio nacimiento a una serie de conflictos. Los españoles tenían el deseo de mantener el control total de las relaciones europeas y americanas, su principal rival en este intento era Inglaterra, y en la mayoría de las ocasiones Portugal se presentaba como el aliado inglés.
La situación llegó a su nivel más alto con las invasiones napoleónicas a la Península. En 1807, Napoleón era aliado del rey de castilla, quien le permitió pasar por su territorio para que el francés conquistara a su odiado vecino. No obstante, el emperador franco tenía otros problemas y el territorio español le pareció atractivo, por lo que obligó a los reyes españoles a abdicar un año después.
Las abdicaciones de Bayona cambiaron para siempre a los imperios, obligaron a los españoles y a los portugueses a aliarse frente a Napoleón. Una vez expulsado el invasor, su poder jamás volvería a ser el mismo debido a las guerras de independencia americanas, provocadas en buena medida por la caída de las coronas de la Península Ibérica.
Un nuevo siglo, mismos problemas
En muchos países europeos, el siglo XX se caracterizó por el nacimiento del autoritarismo nacionalista y del fascismo. António de Oliveira Salazar llegó al poder portugués en 1933, la naturaleza de este estado fue una noticia terrible para las tropas republicanas durante la Guerra Civil española, debido a que el dictador lusitano constantemente apoyó a las tropas rebeldes de Franco.
Durante la Segunda Guerra Mundial, ambos países se mantuvieron neutrales, pero claramente favorecían a las tropas del Eje. La caída del Tercer Reich en 1945 inauguró una etapa de aislacionismo entre ambas naciones, al parecer ambos regímenes estaban más ocupados en oprimir a la oposición de su país que en voltear a ver a su vecino.
La amistad
La caída de las dictaduras en ambos países finalizó la tensión, que se consumó con su entrada a la Unión Europea. En la actualidad, España y Portugal parecen ser conscientes de la importancia del futbol para reconciliar el pasado y se han propuesto (sin éxito) para organizar una Copa del Mundo en conjunto.
Por fortuna, los vecinos de la Península Ibérica han resuelto sus problemas políticos, ahora sólo falta que los resuelvan en el pasto del Estadio Olímpico de Sochi.
