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Entrevista a Javier Aguirre: “nunca volví a ver el partido contra Estados Unidos”

Por: Playboy México 20 Ene 2020
“El Vasco”se forjó una carrera sólida como entrenador en Pachuca que lo catapultó a la Selección Mexicana para llevarla a dos Copas del Mundo, además de proyectarlo como técnico en España, Arabia Saudita y Japón.
Entrevista a Javier Aguirre: “nunca volví a ver el partido contra Estados Unidos”

Javier Aguirre es un técnico histórico. Tras jugar en grandes clubes nacionales como América y Guadalajara, de enfundarse la playera verde en México 86 y militar en Osasuna de España,“El Vasco”se forjó una carrera sólida como entrenador en Pachuca que lo catapultó a la Selección Mexicana para llevarla a dos Copas del Mundo, además de proyectarlo como técnico en España, Arabia Saudita y Japón. Desde esa experiencia de cuatro décadas imbuido en la escena más alta del balompié nacional, Aguirre habló con Playboy México de su vida futbolística en Águilas y Chivas, de las razones que le niegan el quinto partido al Tri, de su derrota más dolorosa con la Selección y del equipo mundialista de Juan Carlos Osorio en Rusia 2018.

Entrevista a Javier Aguirre: “nunca volví a ver el partido contra Estados Unidos” 0

Fotografías de
Román Gómez @playadura

 

PB: ¿En qué etapa de tu vida decidiste que el futbol era la meta?

A: Se me cruza en el camino, no lo tenía en mis planes, no era una meta. Jugaba futbol en las calles de la colonia Lindavista, también cochecitos, voleibol; después béisbol en la liga de la colonia, aunque no tenía mucho talento, pero llegó el futbol cuando tenía 16 años, en un equipo de los cuates también en la liga de la colonia, y un buen día un señor me dice: “ahí está mi tarjeta, estoy en América y vas para allá”. Fue en diciembre de 1975. Una vez que pisé el América, sabía que eso era lo mío, supe que aquello iba a ser mi vida. Llevo ya 43 años, 40 de ellos cobrando.

PB: ¿Qué significó debutar con la playera de un grande como América?

A: Para mí era todo, era mi equipo, el que me había sacado del barrio, era la institución que durante cuatro años me había preparado, me había educado deportivamente. Cuando salgo a la banca por primera vez, en la Tempora- da 1979-80, Don José Antonio Roca nos había promovido al primer equipo a varios jugadores jóvenes, y me de- buta; íbamos perdiendo en casa con los Diablos, y entré por un medio ofensivo, Javier “El chocolate” García; me sorprendió porque dijo: “muévete, juegas en punta”, y pues ya nos puso a dos adelante y en una pelota que tiró Toño de la Torre, la empujé para empatar a uno y fue in- creíble. Estás allí porque juegas al futbol, pero yo no di- mensionaba la magnitud, el estadio, la afición, el equipo; sí lo había sentido en el camino de las reservas, te van amamantandodelamericanismo.

PB: ¿Quién te puso “El vasco”?

A: Un buen hombre llamado Jorge “El che” Ventura (Q.E.P.D.); en Argentina a los futbolistas hijos de vascos se les dice “el vasco”.

PB: ¿Cómo viviste aquella final contra las Chivas en la Temporada 1983-84?

A: Fue lo máximo de mi carrera como americanista, porque además fue mi último partido con las Águilas. Es curioso: en mi primero y el último metí gol sin ser un gran goleador, además con Carlos Reinoso ya tenía una posición retrasada. El año anterior tuvimos récord de puntos en la historia de torneos largos. Éramos casi todos de fuerzas básicas, mexicanos, y había llegado calidad con Outes, Zelada, Bacas, Brailovski. Vino en semifinales Chivas, y en Jalisco les ganábamos muy fácil 0-2 y nos empatan sobre la hora, pero nosotros éramos superiores; en la vuelta llegamos al Azteca y vino una expulsión, un penalti y perdimos 0 -3. Se arma la trifulca y ellos avanzan, pero al año siguiente nos toca la final con Chivas y aquello estaba muy fresco. Allá ganábamos 0-2 también y nos empatan, aparecieron los fantasmas. Afortunadamente aquí nos ponemos 2-0, ellos hacen el 2-1 de penalti, tengo la fortuna de hacer el 3-1. Fue como la última paletada al ataúd. No me imaginaba que iba a ser mi último partido en América. Terminaba contrato junto con varios y el propio Carlos Reinoso me dijo en el vestidor en pleno festejo: “mañana te presentas con Panchito Hernández y firmas tres años más”.Yo era de allí, tenía nueve años, era mi casa, no iba ni a hablar de dinero, los de casa cobrábamos menos que los de afuera pero daba igual. Cuando llego con Pancho me dicen que no entro planes y ya está, me lo tomé con filosofía y me fui del América.

PB: Ya habías vestido la playera del América. ¿Cuál fue tu sentimiento al llegar a Chivas?

A: No fue fácil, lo hice de manera muy natural, ya había nacido mi primer hijo, mi mujer me dijo: “vamos a provincia” y buena idea, entonces tampoco dimensioné mi pasado americanista, o que soy de la Ciudad de México, no lo puse en la mesa a la hora de negociar y fue una losa que tuve que cargar algún tiempo, porque venía de la capital en esa época y estaban esas famosas leyendas de: ‘haz patria, mata un chilango’, cierta confrontación absolutamente absurda. Junto a mi pasado americanista por ahí empezaron un poquito a molestar, entonces tuve que rifármela desde el primer día que pisé Guadalajara. Seis temporadas después me retiré en 92-93 y creo que me llevé el cariño de la gente a base de trabajo y pundonor.

PB: ¿Cuál fue tu experiencia mundialista como jugador?

A: ¿Sabes cuál es la gran diferencia? Que es en tu casa, es otra cosa. Hay una enorme responsabilidad, un enorme contacto con la gente, todos los días entrenábamos a puerta llena, el campo lleno allí en el CECAP. Todos los días salíamos en los periódicos, en los programas de televisión, comerciales, en fin, aquello fue un ‘bum’ espectacular, muy intenso y de mis cuatro experiencias fue la que más disfruté, la única como jugador y porque fue en casa.

PB: Ustedes jugaron el quinto partido. ¿Qué le falta México para llegar a esa instancia?

A: Quizás el único hilo conductor o el común denominador sería que somos mexicanos y que ese día no nos salió el partido perfecto por lo que sea. En mi caso concreto de los dos mundiales, el máximo responsable de la eliminación fui yo, el técnico, y lo asumo con toda la seriedad que me ha caracterizado durante mi carrera, matizando también que no tuvimos ese puntito de fortuna ni tampoco contamos con que el árbitro se equivocara a favor nuestro. Me equivoqué, pero también se equivocó el árbitro en ambos partidos, no lo digo como justificante ni mucho menos. Recuerdo que antes de jugar contra Estados Unidos me ofrecieron un contrato por cuatro años para renovar y no acepté, y antes de ir al mundial de Sudáfrica, terminando la eliminatoria, me ofrecían quedarme porque llegué en ambos casos a medio camino, literalmente como bombero a apagar un fuego que amenazaba con dejarnos fuera de un mundial. A toda la nación le interesa, y en ambas situaciones llegué a convencer a jugadores, se formaron bonitos equipos y luego el mundial sale como sale. Pero la verdadera preparación son cuatro años y no la tuve, vine a tapar agujeros. La primera vez en 2001 el equipo estaba fuera del Mundial, los americanos tenían 13 puntos y nosotros cuatro, faltaban cinco partidos y me dijo Burillo: “tienes que ganar 15 puntos para ir al mundial”, y dije: “puta madre…”. Hicimos 13. Y en la segunda fue más de lo mismo, quedaban siete partidos, un poquito más de margen de maniobra pero perdemos el primero en El Salvador, de 18 puntos sacamos 16. Al final, en la eliminatoria que me tocó, de 12 partidos ganamos nueve, empatamos dos y perdimos uno; ganamos los siete del Azteca, es decir, son números más que buenos. A lo que voy es que la CONCACAF no era fácil para México cuando llegué, había mucho pesimismo en torno a la selección. Claro que todo se olvida cuando tienes el boleto, ahora sí vamos a ser campeones.“A ver cabrones, nos quedan seis meses, no me jodan”, estamos en noviembre, en diciembre es el sorteo, en junio es el mundial, no se pueden hacer milagros.

Entrevista-Javier-Aguirre

Fotografías de Román Gomez @Playadura

PB: ¿Es un problema de planeación?

A: Admiro el trabajo que hizo Miguel Herrera para Brasil 2014, porque en muy corto tiempo logró que su equipo jugara muy bien al futbol. El equipo de Ricardo La Volpe jugaba muy bien al futbol, pero tuvo cuatro años, está claro que son grandes técnicos, eso va por delante, y siendo para un colega soy incapaz de hablar mal de ellos, pero en cuatro años se puede hacer un bonito trabajo, con tus cosas, tiempos, decisiones, con tu crecimiento. A contrarreloj no se puede, tienes que ir a un ritmo voraz. Sobre todo el convencimiento, porque no te da tiempo. En la selección es un trabajo no diría cómodo, pero distinto al de un equipo, necesitas un lateral derecho conforme a tu esquema de juego, subir y bajar, con línea de 3, 5 o 4, traes a uno a otro, a otro. En un equipo no, te la rifas con el que esté. Entonces en la selección esto es lo bonito: que a tu esquema de juego que no varías le vas poniendo las piezas adecuadas. Claro que no es lo mismo tener cuatro años para ir puliendo tu esquema que tener cuatro meses, cabrón (risas). Ese es el tema, no renové porque le comenté a Burillo en 2012: “Miguel Mejía Barón renovó por cuatro años después de perder con Bulgaria en 94, lo echaron en 95 por perder con los gringos en penales en la Copa América igual que en el mundial; Manuel Lapuente renovó en 98 después de perder con los alemanes, ganó la Confederaciones en 99 y lo echaron al año siguiente por la Copa de Oro, ya me dirás tú”.

PB: ¿Cómo apareció la dirección técnica en tu camino?

A: Yo dependía mucho de mi físico, del ida y vuelta, de mi esfuerzo en el campo, pero tu físico va mermando. Afortunadamente siempre entrené bien, eso me permitió durar, pero hablé con mi mujer y le dije: “es mi último año”. Ya teníamos dos hijos, había un presupuesto más o menos que nos permitía meternos en otra historia y así lo decidí. La sorpresa fue que no terminé el año porque en diciembre de 1992 me llama Mejía Barón a una concentración, veni- mos a Pumas, estoy en la habitación previo al juego y Miguel me dice: “vente a la selección”, y le digo: “no, Miguel, ya no puedo”. Todavía había ido con Menotti en ese año, y duré cuatro partidos con él, ya no podía realmente, ya no tenía ritmo, pero me dice: “vente como ayudante”, le respondo: “ay carajo, déjame jugar mañana y hablar con mi esposa, Silvia”. Al día siguiente en C.U. estaba dándole vueltas a la decisión, me lesiono y se acabó, llegué a casa y le dije a Silvia: “ya, se acabó, le diré a Miguel que sí”. Entonces me retiré en diciembre; en enero ya estaba entrenando con Mejía Barón, como ayudante con gorra y silbato, a cuates que habían jugado conmigo el domingo pasado. Fue curioso porque le dije a Miguel: “¿a qué quieres que te ayude, qué quieres que haga?”, y me dice: “lo que Dios te dé a entender” (risas), esa fue la indicación.

PB: ¿Qué pasó contra Bulgaria en el mundial del 94?

A: Lamentablemente, con los técnicos se recuerda la parte negativa, Bulgaria no era un flan, era un buen equipo de futbol, al final fueron terceros en el mundial con un Hristo Stoichkov jugando en gran momento y una bonita generación de búlgaros, todos jugando fuera de su país. Nos hacen un buen partido, nos expulsan a un jugador de cada lado y a Miguel, en ese análisis de hacer o no algún movimiento, se le fue el partido y se llegó a los penales. Realmente es un volado y perdimos, pero lo que se recor- dará es que Miguel no hizo cambios y me incluyo en ese cuerpo técnico.

PB: ¿Qué te convenció de ser el técnico de la selección mexicana en 2001?
A: Veníamos en el coche con mi esposa y prendo la radio para escuchar el México contra Costa Rica y dice el comentarista: “hay tiro de esquina en favor de México y el portero Oswaldo Sánchez se va a rematar”, y dije:“Oswaldo a rematar, algo anda mal”. Ese año con Pachuca habíamos llegado a la final contra Santos. Me dice mi mujer: “¿si te ofrecen a la selección?”, y le digo: “no me chingues, como me la van a ofrecer, si está el ‘Tuca’, La Volpe, los Hermanos Tena, Raúl Arias”. No pensé que me la fueran a dar, pero el tren pasa una vez y no puedes dejar ir la oportunidad.

Javier-Aguirre-cruzado-de-manos

Fotografías de Román Gomez @Playadura

PB: ¿La derrota ante Estados Unidos en 2002 es la más dolorosa en la historia?

A: En un mundial probablemente, no lo sé, dolorosa. Se subestimó de antemano al rival, los americanos fueron primeros en eliminatoria en CONCACAF. Era un equipo muy sólido, compacto, difícil. En el mundial nosotros calificamos primero de grupo porque tuvimos una gran participación en la fase de grupos con dos victorias y un empate, ese mundial lo concluimos undécimos, pero todo mundo se acuerda de que perdimos con Estados Unidos. Previo a ese partido el optimismo se desbordaba y trataba de ponerle mesura. Y pues nos hacen un gol y nos ponemos nerviosos, ¡carajo! Entonces, me precipito y hago un cambio de jugador y de sistema, no estaba bien entrenado ni trabajado y las consecuencias fueron que no creo que hayamos jugado bien. Nunca más volví a ver el partido, no lo tengo claro, pero sí recuerdo un penal que el árbitro portugués no marcó, y no entendía, parecía que todo estaba en contra, después expulsan a Rafa Márquez y posteriormente nos hacen el 2-0 y se acabó la historia. Allí admito que fue la derrota más dolorosa de mi carrera como entrenador nacional, sobre todo porque fue en Copa del Mundo para acceder a los ocho mejores. Las consecuencias de esa derrota fueron muy fuertes y salí para irme a España. Allí cerraba un ciclo, imagínate que hubiese tenido contrato, nos matan a todos. Fue duro saber que en noviembre todos te admiraban, había camisetas que decían ‘San Aguirre’ y la fregada, en la calle era idolazo, y después ya no, la realidad me golpeó en la cara.

PB: ¿Cómo se da tu segunda etapa como entrenador de México?

A: Fue otro bomberazo, primero digo que no y me insisten, pero les señalé que respetaran a Ericsson y me llaman otra vez, porque no caminaba, pero fue hasta la tercera donde mi mujer me dice: “es una buena oportunidad de devolverle a México lo que has aprendido, llevas siete años en Europa, y lo que puedes aportar a los chavos”. Me convence Silvia: voy a El Salvador y pierdo, la crítica fue durísima:“más de lo mismo”,“estequefueaprender”,tengo de verdad el recuerdo de que la gente, no los aficionados, la de futbol, que antes me abrazaba me estaba matando, pero yo ya sabía de qué iba, estos y los siguientes cinco partidos los ganamos, ya el último en Trinidad y Tobago nos sobraba, empatamos, pudiendo ser primeros del hexagonal. Y otra vez: abrazos, besos, giras, aplausos, nos recibió el Presidente, todo maravilloso hasta que empiezan los jaloneos. Ahí tenía el apoyo de Néstor de la Torre, también estaban Justino Compeán y Decio de María. Tomé mis decisionesy nos fuimos a Sudáfrica, en el camino le ganamos a Italia jugando bien, perdimos en Wembley ante Inglaterra un partido bonito y perdimos con Holanda, que a la postre fue subcampeón del mundo. Llegamos con mucha ilusión, le ganamos a Francia en el camino y ya en la segunda ronda vino el choque con Argentina. Tuve la fortuna en mi periplo como entrenador de ganarle a Italia, Francia, y en Copa América a Uruguay y Brasil, pero al final se queda lo último, y eso fue que Argentina nos ganó gacho y feo. Lo digo porque en ese partido llegó al medio tiempo perdiendo 2-0 y les digo a mis jugadores: “estamos jugando tan bien al futbol que no tengo queja de nadie”, fueron dos errores puntuales, salimos renovados para el segundo tiempo, nos eliminan y ahí sí dije: “no hay más que hacer”, presenté mi informe y a mi casa.

PB: ¿Cómo se le ve a México en el extranjero?

A: Se le ve muy bien a raíz de que entró a Copa Libertadores y a Copa América, que ganó el título sub-17, la medalla de oro olímpica, de que ha pasado en seis mundiales siempre a la segunda fase, sólo tres equipos han hecho esto: Alemania, Brasil y México. Y se puede decir lo del quinto partido, pero te vas dando cuenta que México ha crecido, creo que tocamos fondo en 1990 cuando la FIFA nos expulsa de sus competencias por los cachirules. La estructura y la liga tienen un crecimiento imparable, con algunos freno- nes también, pero sostenido.

PB: ¿Tu opinión sobre la selección de Juan Carlos Osorio?

A: Me gusta, y mucho: cómo trabaja, cómo los tienen convencidos, cómo ha logrado amalgamar a todo mundo. Sí se puede decir que en el lado negativo está el maldito sorteo que nos tocó para el mundial del 2018, pero si pasas a los gallos es para llegar lejos, porque quién te va a frenar.

Texto de José Manuel Pineda

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