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El síndrome del corazón roto ¿Es posible morir de amor?

Por: Sergio Sepulveda 16 Ene 2020
Una soprano se enamoró de un millonario. Los dos estaban casados, así que la historia que comenzó trágicamente no podría terminar de otra forma.
El síndrome del corazón roto ¿Es posible morir de amor?

Ana María Cecilia Sofía Kalogeropoúlos fue conocida en el mundo como María Callas, una de las sopranos más grandes de la historia, la divina. Se casó con un hombre 30 años mayor que ella, un tipo que le vio potencial para invertirle dinero y tiempo con el objetivo de construir su carrera para llegar a la cumbre, ahí, donde empezó a conocer la dolce vita a la que aspiró desde joven, cuando su madre la obligaba a prostituirse para sobrevivir. En 1958 debutaría en la Ópera de París, esa noche, mientras esperaba en su camerino para salir a devorarse el escenario con sólo abrir la boca y soltar la voz, comenzó una pasarela de arreglos florales que llenaron el cubículo de la estrella; al abrir la tarjeta del último ramo invasor se enteró que el atrevido Don Juan era su paisano, el naviero griego, el hombre más rico del mundo en su momento, Aristóteles Onassis, quien la invitó a pasear en su crucero con todo y su marido. La Callas aceptó sin saber que esa invitación sería el boleto de un viaje que la llevaría al infierno del desamor y la muerte prematura.

Christina era el nombre del barco de Onassis que con su esposa, Tina Lívanos, a bordo, recibió a María Callas y al marido de ésta, Giovanni Battista. En algún momento, Onassis se llevó a Callas a su camarote y la  soprano colaboró fácil para terminar en la cama con Onassis encima de ella; Tina irrumpió en el camarote y sorprendió a su marido convertido en misionero, su ira la desencadenó en el camarote del marido de Callas a quien le informó que le habían robado a su mujer; Battista no mostró una sorpresa mayor, pensó que sería una calentura pasajera, a la cual también le podría sacar provecho.

Sin embargo, la pasión de la Callas en el escenario también se replicaba en la cama con Onassis a quien decidió seguir, dejando en segundo plano su  propia carrera, su vida misma. Lo que no sabía o no quiso ver María era que Aristóteles coleccionaba mujeres. Poco más de cinco años estuvieron juntos, ella suspiraba con la boda y él se divertía con ella. Juntos derrochaban desvelos, dinero, champaña y sexo; como cuando rentaron un Rolls Royce para pasear en Londres, mientras tenían relaciones sexuales en el asiento trasero.

Con el tiempo, Aristóteles se aburrió de María Callas y en lugar de llegar al altar, él dirigió sus naves hacia Jaqueline Kennedy, viuda de John F. Kennedy. María Callas fue abandonada a su suerte, mientras Ari compraba el amor de Jackie. Con el corazón roto, María Callas naufragó su carrera y decidió retirarse con sólo 41 años de edad; la depresión la llevó en 1970 a un intento de suicidio, la primera llamada para partir. Por su lado Onassis, cuando fracasó su matrimonio con Jaqueline, tocó a la puerta de María, quien ya no lo quiso recibir, su alma estaba marchita sin ánimo de florecer. No había dejado de amar a Onassis, pero la traición la rompió sin posibilidad de sutura. Así, el 16 de septiembre de 1977 fue hallada muerta en su apartamento de París. La versión oficial no da espacio al suicidio, pero las murmuraciones lo confirman, aun cuando fue cremada de inmediato. Suicidio o no, María Callas murió de amor cuando Onassis la dejó.

 

¿Y se puede morir de amor?

Sí y no.

El síndrome del corazón roto también es llamado cardiomiopatía de Tako-Tsubo. Este padecimiento provoca incapacidad en el corazón para trabajar de manera normal y se origina por el estrés que ocasiona una ruptura amorosa.

Los síntomas de alguien enfermo de amor los sabemos porque nos han contado: lágrimas, tristeza, enojo, incertidumbre, sueño. Pero el síndrome del corazón roto va más allá, presenta un cuadro muy parecido al de un infarto con dolor en el pecho, falta de aire, sudores fríos y palpitaciones.

Las mujeres son las más aquejadas, en el 90 por ciento de los casos, y aunque las personas pueden sentir que se van a morir, lo cierto es que se pueden recuperar en poco más de cuatro semanas.

Cuando se presenta el síndrome del corazón roto se debe atender el cuerpo, que en general goza de buena salud, pero es fundamental atender el estado de ánimo que puede complicar las cosas. Podemos sentir roto el corazón sin estarlo realmente, pero también podemos actuar como si estuviéramos bien anímicamente, sin estarlo.

María Callas, la Divina Callas, tuvo una larga agonía desde que dejó de amarse ella; su ataúd no fue de metal, su caja fúnebre fue su propio departamento en el que se encerró para guardar silencio.

Difícil de creer.

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