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El Rayalibros: Una mancha en el premio

Por: Adán Medellín 31 May 2019
Los concursos de las letras deben premiar a la mejor pluma, pero en esta ocasión los Premios Bellas Artes de Literatura destaparon una triste controversia
El Rayalibros: Una mancha en el premio

 

Los premios de literatura siempre han sido semilla de alegrías, polémicas, acusaciones y controversias. Aunque buscan cuidar su objetividad y su prestigio desde la redacción de bases claras y un proceso que maneje los escritos con transparencia y contacte a jurados validados y autorizados, nunca logran agradar a la generalidad de la comunidad literaria.

Cuando el galardón se otorga en un concurso nacional, las sospechas siempre están a la orden: tal persona obtuvo tal premio porque tal jurado es su amigo, su maestro, su tutor, su pareja. Tal lo ganó porque venía trabajando ese proyecto con alguien o porque es una figura conocida y así, con su nombre y apellidos, también valida al premio.

La polémica literaria más reciente cayó tristemente sobre los Premios Bellas Artes de Literatura. Con una lista de ganadores que representan parte de la moderna tradición literaria de nuestro país (Eraclio Zepeda, Cristina Rivera Garza, Francisco Hinojosa, Beatriz Espejo o Alberto Chimal, por mencionar sólo algunos brillantes acreedores del Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí –actualmente conocido como Amparo Dávila), la elección parece bastante coherente para premiar obras destacadas de las letras nacionales.

En esta edición, inexplicablemente, las plicas con los datos de concursantes de cuatro premios nacionales de obra inédita fueron abiertas en cuatro estados de la República y el escándalo se filtró en la prensa nacional. El titular de una de las sedes dijo que lo hicieron siguiendo instrucciones de la Coordinación Nacional de Literatura. El reclamo fue generalizado: ¿Qué confianza pueden tener los concursantes de que los premios pueden ser justos y limpios en el otorgamiento del dinero y la publicación de la obra?

Jurados de distintas ediciones anteriores de los Premios Bellas Artes han alzado sus voces para validar la transparencia y legalidad en el otorgamiento de estos galardones. Yo mismo tuve el privilegio de obtener el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí en 2017 y no conocía personalmente al jurado que me otorgó esa distinción.

Según la comunicación del INBAL, se determinó invalidar el proceso de registro de obras y recepción de plicas realizado hasta el 29 de mayo en la presente edición de los Premios Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada, el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero, el Premio Bellas Artes de Literatura en Lenguas Indígenas y el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí Amparo Dávila para garantizar toda legalidad y transparencia.

El procedimiento se repondrá de principio a fin, con un nuevo plazo de recepción para los cuatro premios señalados del 30 de mayo hasta el 30 de junio. Así que los concursantes de esos galardones tendrán que gastar y reenviar sus plicas al destino del premio.

Tras estos hechos, la escritora Cristina Rascón decidió renunciar a la dirigencia de la Coordinación Nacional de Literatura. Hay quien asegura que todo se trató de un golpe orquestado para hacer salir a Rascón de su puesto, que hubo mala fe. Lo que queda claro es que la confianza en los premios fue vulnerada mientras que la cultura y las letras reciben otro duro golpe en el país.

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