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El negocio sume al futbol mexicano en la mediocridad

Por: Iván Montejo 13 Jun 2019
La reciente venta de Lobos BUAP muestra que en el futbol mexicano los resultados deportivos no importan cuando el dinero está de por medio
El negocio sume al futbol mexicano en la mediocridad
EL DIARIO DE JUáREZ

La maldición del futbol mexicano se llama quinto partido, no importa el lugar en el ranking de la FIFA en que se encuentre la selección, tampoco importa la cantidad de futbolistas que juegan en Europa, ni mucho menos la cantidad de Copas Oro ganadas. Siempre llega la inevitable derrota en la mayor prueba del balompié mexicano.

No se trata de algo imposible, es una meta que el Tri alcanzó en el Estadio Azteca cuando le ganó dos por cero a Bulgaria el 15 de junio de 1986; pero desde esa fecha la representación mexicana en los Mundiales ha sido una constante decepción cuando llegan los partidos de eliminación directa.

En ese mismo tiempo Corea del Sur, Ucrania (cuya selección nacional tiene menos de 30 años de existir), Paraguay, Ghana y Costa Rica han cumplido sueño del quinto partido. En el papel, la selección mexicana en diversos años ha presentado mejores escuadras que varios de estos países, ¿se trata de una maldición?

Deporte de descenso

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Un mundo de problemas hace que el futbol mexicano no pueda trascender, pero sin duda el que se encuentra en medio de la tormenta es el negocio. Toda liga deportiva busca generar ganancias, no se trata de una beneficencia, pero la situación cambia cuando el dinero comienza a impactar directamente al deporte.

El año pasado la Federación Mexicana de Futbol (FMF) anunció que la Primera división abriría dos plazas más para pasar de 18 equipos a 20. La inclusión de dos nuevos equipos hizo que las leyes se modificaran, abriendo la posibilidad de pagar para permanecer en el máximo circuito y negando a ciertas escuadras su ascenso.

Por esta razón, el año pasado Lobos BUAP se salvó del descenso al pagar 120 millones de pesos; mientras que Cafetaleros de Tapachula, a pesar de haber ganado en la cancha su ascenso, no jugó en la Primera División por no cumplir los requisitos para disputar en la Liga MX.

En esta última temporada la tendencia continuó con el pago que hizo Veracruz para no descender (a pesar de no haber ganado ni un solo partido). Afortunadamente, en esta ocasión el desempeño deportivo sí tuvo una consecuencia con el merecido ascenso del Atlético de San Luis.

Con dinero baila…

En principio se trató de un mal menor para llegar a esos 20 equipos que tanto quiere la FMF; pero el negocio volvió a ganar cuando Juárez FC anunció la compra de Lobos BUAP, consiguiendo un ansiado ascenso a través de varios millones de dólares. Al final, los ceros de las cuentas bancarias son mucho más importantes que los jugadores, aficionados y resultados deportivos.

Ya se trata de una tradición en el futbol mexicano: equipos incapaces de dar resultados deportivos que canibalizan a otras escuadras con tal de permanecer recibiendo los huevos de oro de la gallina llamada Liga MX.

De esta manera tenemos una especie de plutocracia equilibrada por la mediocridad: un futbol que no triunfa ni fracasa estrepitosamente, un deporte que no será reformado mientras tenga el constante flujo de capital que genera el tráfico de la ilusión, una selección que se mantendrá estancada mientras lo dólares continúen marginando a los resultados de la cancha.

 

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