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¿Qué es el acoso sexual? ¿Has caído en esta práctica?

Por: Iván Montejo 20 Ene 2020
En primera instancia parece que para todos es claro, pero en la mayoría de las veces es omitido e incluso ocultado. El acoso sexual debe es un problema grave que debe ser evidenciado.
¿Qué es el acoso sexual? ¿Has caído en esta práctica?

El concepto del gorila invisible nació de un experimento de precepción, donde más de la mitad de los participantes fueron incapaces de observar a un primate pasar en una cancha de baloncesto. Los estudiados omitieron un hecho tan remarcable debido a que se les pidió contar los pases realizados por las personas jugando; poniendo toda su atención en algo específico obviaron un hecho sin precedentes…

Algo similar sucede con el acoso sexual, se trata de un aspecto tan presente en la vida diaria que en muchas ocasiones no tomamos conciencia de su constante existencia o que incluso hemos participado en él.

El acoso sexual no es lo mismo que la seducción, ya que se trata de un ejercicio de poder: una autoridad busca afirmar, o reafirmar, su aparente posición superior por medio de comentarios o acciones que tienen una connotación sexual. Por estas razones, cualquier género puede sufrirlo, pero nuestras condiciones hacen que las mujeres sean más propensas a padecerlo.

El sexismo

Vivimos en una sociedad donde muchas personas todavía tienen una actitud sexista: ven a su género como los únicos sujetos, mientras que los diferentes a ellos tienen menos valor o importancia. Esta ideología provoca un sentimiento de pertenencia del otro: “se viste para mí”, “es mía” o “no le puede hablar a nadie más”.

El sexismo conlleva el complejo de superioridad que alimenta al acoso sexual. El otro es un objeto que puede ser de nuestra pertenencia, sus deseos y sentimientos pasan a un segundo plano, lo único que importa es el placer del sujeto. El mundo está dominado por nosotros y, por ende, la mayor parte de los discursos sexistas nos pertenecen, por lo que son las mujeres las que sufren más del acoso.

El problema del acoso y del sexismo se agrava cuando se toma en cuenta la ola de violencia que pasa nuestro país. Es claro que la mayoría de los miles de muertos son hombres, pero estas víctimas responden a fenómenos diferentes; las mujeres, además de tener miedo de ser asaltadas, secuestradas, o víctimas de un fuego cruzado, temen de ser violadas, asesinadas y torturadas por el simple hecho de ser mujeres (sentimiento que ninguno de nosotros hemos tenido). Cuando la otra es un objeto todo está permitido.

¿Acoso o seducción?

Para todos es claro que los arrimones, caricias y toques no deseados son acoso sexual, ¿pero hasta ahí se queda? ¿Una mirada es acoso? ¿Un alago?

Cada persona es diferente, para lo que una mujer es un comentario positivo para otra puede ser una muestra de acoso. Muchos justifican sus acciones en esta variedad de preferencias: “¡Ni ellas saben lo que sí o no!”, “No sabía que decir bonita era un insulto”.

No es difícil, todo se basa en el consentimiento. Una mirada o un piropo pueden hacerle el día a la mujer que conoces y que espera eso de ti. Por el contrario, una acción similar, pero sin el consentimiento, cae en el sexismo; se ve a la mujer como un objeto sexual en lugar de a un ser humano: “si no quisiera que le viera las piernas no usaría falda”. ¿Todos tenemos en cuenta que las mujeres se visten de manera determinada porque eso las hace sentir cómodas y no para ser el objeto de disfrute de los demás, cierto?

La problemática crece cuando se toma en cuenta que el acoso sexual va de la mano del poder. En estos casos ni el consentimiento es suficiente, ya que la persona que sufre del abuso puede verse presionada a aceptar una situación con la que no está conforme. El chantaje e insistencia también forman parte de la intimidación, su respuesta pierde interés y un “no” puede ser un “tal vez”; obligadas a acceder también se traduce a violencia.

¿Qué hacer?

Muchas de las muestras de acoso sexual son disfrazadas con tácticas de seducción: comentarios sexuales o sugerentes, abrazos o besos forzados. Se defienden estas acciones al calificarlas como parte de la forma de ser de una persona o argumentando que no a todas las mujeres les parece ofensivo.

Al tomar estas actitudes “tolerantes”, únicamente se reafirma el sexismo que conllevan. Slavoj Žižek en un contexto similar realizó una defensa de la intolerancia, o el llamado a no respetar las ideologías hegemónicas dañinas que dominan a una sociedad. El sexismo y el machismo se tratan de un mal con el que no podemos seguir viviendo, debe ser expuesto y erradicado.

No es un trabajo sencillo, al exponer que ciertos tipos de comentarios, acciones o miradas son muestras de violencia, se dan los primeros pasos para evidenciar lo oculto. Hacer evidente el gorila que tanto daño le ha hecho a nuestra sociedad.

 

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