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Eddie Trunk: “siempre odié la escuela”

Por: Arturo Flores 02 Mar 2019
Fotografía de Cynthia Benítez Fue conductor de That Metal Show en VH1 y una de las máximas autoridades de rock […]
Eddie Trunk: “siempre odié la escuela”

Fotografía de Cynthia Benítez

Fue conductor de That Metal Show en VH1 y una de las máximas autoridades de rock que hay. Eddie Trunk, hoy habla de la música que le gusta desde su propia red (eddietrunk.com) y aquí nos cuenta de su mejor entrevista, su odio por la escuela y su playlist metalera para tener sexo.

PB:¿El rock ha muerto?

T: Definitivamente no. Quizá ha sido desplazado de la radio y el pop le ha ganado la batalla; pero si echas un ojo a los grandes festivales musicales, el rock aún tiene espacios importantes. Lo que pasa es que ya no se le da la misma cobertura que hace unos años y eso genera una ilusión de invisibilidad en el mainstream.

PB: Después de 14 temporadas de That Metal Show, ¿cuál consideras que fue tu máximo logro como entrevista?

T: ¡Rayos! ¡Qué difícil elegir una! ¡Tuvimos a los más grandes!

PB: ¿Qué tal Axl Rose? Es un tipo difícil.

T: (Risas) Para entrevistarlo esperamos cerca de 12 horas a que se dignara a aparecer. Llegamos al lugar del concierto a las 3 de la tarde, y nos reunimos con él a las 3 y media de la madrugada del día siguiente. Axl alegó que nadie le había dicho que teníamos una entrevista. Y le creo, porque sus representantes me vieron en la Arena y ahí resolvimos realizar la entrevista, pero pudo ser que no se le informaran a él de inmediato. Yo estaba muy cansado. Estuve sentado durante horas en un salón del lugar, a punto de decir: ¡al diablo, vámonos de aquí!, pero aguardé porque íbamos
a ser los primeros en tener a Axl, que casi no otorga entrevistas. Hubo otras épicas. Kirk Hammett, de Metallica, no quería venir al programa porque estaba surfeando y no lo culpo, pero cuando le mandé un mensaje de texto para decirle que el otro invitado al programa sería Michael Schenker, me respondió: “¿Es broma? ¡Ahí estaré!”, porque es súper fan de Schenker. Terminaron tocando juntos en el programa. Una de nuestras estrategias para convencer a los músicos de venir, era traerlos a conocer a sus ídolos. Marilyn Manson vino un par de veces, pero ambas llegó muy drogado (risas) por lo que fue difícil sacarle algo de calidad. Steve Harris (Iron Maiden), Brian Johnson (AC/DC)… tuvimos como invitados a auténticos iconos.

PB: En tiempos de Wikipedia, ¿cómo haces para memorizar tantos datos de discos, grupos y listas de popularidad?

T: Olvido muchas cosas, quizá recuerdo un poco más de cosas que el promedio de un fan del rock, pero se debe a que lo viví. No es que me siente a estudiarlo. Cuando era niño, no me importaba otra cosa que el rock. Fui un alumno bastante malo en preparatoria, un auténtico tonto. No tenía interés en nada que no fuera música. Trabajé durante muchos años en una tienda de discos y eso me enseñó bastante acerca de la industria. Incluso de aquella música que no me gustaba, porque tenía que vender esos discos. También trabajé en una compañía disquera, en una oficina de representación y en varias revistas, escribiendo sobre música. Haciendo radio y más tarde, conduje un programa de televisión. Pero mi bagaje viene de la músi- ca que escuché.

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PB: ¿Cuál es tu formato predilecto?

T: Sigue siendo el CD, porque al mismo tiempo es físico, pero también digital. Desde la primera vez que tuve un disco en mis manos, adquirí el hábito de leer todos los créditos de producción.

PB: Algo que Spotify ha complicado mucho.
T: Así es. El streaming, en general. Por eso insisto en tener un cuadernillo que me diga quién produjo el disco, quién lo mezcló, quién compuso la música e incluso, leo los agradecimientos porque eso hace que me entere de a quién conocen los músicos y quiénes son sus amigos. Eso me ayudó a fortalecer mis conocimientos.

PB: Lester Bangs decía que los críticos no eran cool, pero tú eres cool, la gente sí quiere tomarse fotografías contigo.

T: Cuando lo dijo eran otros tiempos, los setenta. La diferencia conmigo es que, en efecto soy un crítico, pero al mismo tiempo soy un fan. Cuando digo que algo no me gustó, no lo digo desde la estatura de un crítico, sino desde la pasión de alguien que ama la música. Por eso conecto con la audiencia, porque soy uno de ellos, un fan. No quiero aleccionarlos. Cuando el ego del crítico aflora, los fans suelen darle la espalda. Pero en cambio, como fan, yo le proveo una plataforma a la gente para que se exprese sobre la música.

PB: Como casi todas las estrellas de rock, tampoco eras un buen estudiante.

T: No, ni era cool tampoco.

PB: ¿Dirías que estabas más en el mood de ‘The Wall’, de Pink Floyd o ‘School’s out’, de Alice Cooper?

T: Siempre odié la escuela, nunca me invitaron a las fiestas ni fui un chico popular. Se burlaban de la música que escuchaba. No me golpeaban, porque siempre fui un tipo grande, pero sí era objeto de descalificaciones por mis gustos musicales. Supongo que ganas no les faltaban de agarrarme a patadas, pero se contenían por mi talla. Aún así, tampoco tenía novias, ni amigos. Lo único que quería era salir de ahí, para regresar a mi casa y escuchar mi colección de discos. Es curioso, porque tengo dos hijos que son excelentes estudiantes. ¡No sé de dónde lo sacaron! Quizá de su madre. Porque en mi caso, fui enemigo de levantarme temprano y hacer tarea. Curiosamente, fue hasta que descubrí que uno de mis profesores de historia escribía para un periódico de rock en sus ratos libres, que me reconcilié con el colegio. Nos volvimos muy amigos y lo seguimos siendo hasta el día de hoy. Está muy orgulloso de en lo que me convertí.

PB: ¿Te molesta que tus hijos escuchen otro tipo de música, reggaetón, por ejemplo?

T: Mucha gente me cuestiona si los obligo a escuchar rock, pero no en realidad. Quiero que tomen sus propias decisiones respecto a sus gustos, aunque saben que cuando esté cerca lo más seguro es que suene rock y heavy metal. Pero así como en mi juventud escuché música pop de moda antes de conocer a Kiss y Aerosmith, deseo que mis hijos sigan su propio proceso. Mi hijo sí es rockero, lo llevé a ver a Queen, Metallica y Def Leppard. Mi hija se abocó mucho más hacia la música clásica, toca la flauta y el oboe. Cada uno descubrirá su propio camino, aunque si van conmigo en el auto serán forzados a escuchar rock (risas).

PB: ¿Te llamó la atención tocar algún instrumento?

T: Tomé lecciones de batería cuando era joven, pero no continué. Quería aprender de inmediato y como no lo conseguí, me frustré y lo dejé. Si tengo algún remordimiento es no haber aprendido a tocar un instrumento. Ha sido terrible, porque bandas muy importantes como Judas Priest o músicos como Slash me han invitado a palomear con ellos, ¡pero yo no sé tocar ni una nota! Hace poco Ian Paice me dijo que me comprar una batería y no me preocupara por tocar, que sólo hiciera ruido y descargara mi coraje en los tambores, quién sabe, tal vez debería hacerle caso.

PB: Entre Black Sabbath con Dio y con Ozzy, Metallica o Megadeth, los fans del heavy siempre quieren discutir, ¿por qué?
T: ¡Porque es divertido! Son muy apasionados acerca de lo que escuchan. En el programa siempre enloquecían cuando hacíamos nuestro Top 5 o planteábamos las discusiones que señalas, siempre alguien que no está a gusto con el punto de vista de alguien más. Era parte de la diversión. A veces la gente quiere ser demasiado políticamente correcta y no está bien. Hay que respetar las opiniones de los demás, pero That Metal Show tuvo éxito porque revivía lo que sucede cuando un grupo de fans del heavy se reúnen en un bar.

PB: Una vez recibiste un reconocimiento en la Mansión Playboy, ¿no es así?
T: Ronnie (James Dio) era uno de mis mejores amigos.

Cuando él falleció, su esposa, Wendy, luchó mucho por reunir fondos para su fundación contra el cáncer. Wendy me invitó a ser el anfitrión de sus eventos, uno de ellos tuvo lugar en la Mansión Playboy y se trataba de entregar reconocimientos a varios músicos. Fue maravilloso. Después de entregar un montón de premios, alguien subió al escenario para anunciar que faltaba uno más y que era para mí, ¡me quedé muy sorprendido!

PB: En la película Almost famous, Lester Bangs le dice a William que como periodista no debería hacerse amigo de los músicos, porque sólo quieren aprovecharse de él. Tú eres amigo de muchos de ellos, ¿nunca te ha causado un conflicto?

T: Entiendo por qué se dice eso en la película, porque puede ser un problema cuando quieres ser crítico con el trabajo de los demás. Es importante tener en cuenta que me debo a mi audiencia. Pero la mayoría de mis amigos músicos entienden que se trata de mi trabajo y respetan mi honestidad. He criticado los discos de Metallica, pero Lars es mi amigo y lo comprende. Se ríe. Joe Elliot, de Def Leppard, es otro. Ellos son fans de la música, también, y saben que así funcionan. Mi único límite es que cuando un músico me confía algo off the record, yo no se lo cuento a nadie.

PB: Nunca te he visto hacer air guitar.

T: ¡Claro que lo hago! No es que me haya metido a un concurso, pero si empieza a sonar una canción que me gusta, no puedo resistirme. Soy más de batería de aire, sobre todo si ponen a Rush o a Deep Purple.

PB: ¿Tienes placeres culposos?
T: No creo en ellos. Cualquier cosa que te haga feliz, no tendrías por qué disculparte de ello.

PB: ¿Cuántos discos tienes en tu colección?
T: ¡Uf! Probablemente unos 3 mil en este momento, pero quizá me deshice de 3 mil a lo largo de este año, porque no cabían en casa.

PB: Hagamos un ejercicio de imaginación, ¿a qué músicos que hayan fallecido te gustaría entrevistar?

T: Primero que nada a Jimi Hendrix, Jim Morrison y Randy Rhoads, porque causó un gran impacto en muy poco tiempo de vida.

PB: ¿Te sientes un representante de los chavorrucos, los forever young?

T: El rock te mantiene joven. Tengo 54 años y conozco amigos de mi edad que actúan como si tuvieran 74. Me ven como si estuviera loco, no entienden que mi trabajo es ir a México durante dos semanas para acompañar a una banda de rock, pero mi trabajo es nuevo todos los días y me siento muy orgulloso y agradecido de ello. No tengo una vida común, sería un tipo profundamente infeliz si me viera obligado a trabajar en una oficina de lunes a viernes, de 9 a 5, ¡no podría con eso! Hay que ser disciplinado, pero no es- clavo. Te contaré algo. Cuando veníamos hacia el hotel, con Roger Glover y Steve Morse, nos tocó un tráfico terrible. Por un momento pensé, ¡qué maldito tráfico! Pero me di cuenta que había un grupo de trabajadores en el pavimento, de rodillas, colocando reflectores para las luces de los autos, ¿sabes a qué me refiero? Son momentos como esos en los que tienes que reflexionar. ¡Eso es un trabajo duro y no lo que yo hago! Yo estoy bendecido. Yo no me siento como un hombre de mi edad ni actúo como un hombre de mi edad… ¡y tú deberías decir que tampoco me veo de mi edad! (risas) ¡Pero cuando me levanto por la mañana, definitivamente me siento de mi edad!

PB: Eres un tipo rudo, escuchas mucho metal. Cuando te enamoras, ¿escuchas power ballads?

T: ¡No! Es decir, me gustan… pero no necesariamente enamorado.

PB: Recomiéndame una.

T: Si hablamos de los ochenta, una de mis favoritas viene en el disco Rocks de Aerosmith y se llama ‘Home tonight’. También ‘Don’t know what you got (till it’s gone)’, de Cinderella, es una canción bellísima.

PB: Somos Playboy, necesitamos recomendaciones de música para hacer el amor, ¿tienes una playlist?
T: No me gusta la música, prefiero que se escuche el ruido ambiental, por así decirlo (risas).

 

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