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#DifícilDeCreer: Ninfas y el inagotable apetito sexual

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
La hipersexualidad es una extraña condición en la que el cuerpo no encuentra saciedad. Quieres hacer el amor todo el […]
#DifícilDeCreer: Ninfas y el inagotable apetito sexual

La hipersexualidad es una extraña condición en la que el cuerpo no encuentra saciedad. Quieres hacer el amor todo el tiempo. ¿Suena bien? en realidad, dicen quienes la experimentan, es un martirio.

Le dicen coño, chocho, mono, panocha, pucha, araña, moñoñongo, pepa, quesadilla, chimuela, concha, hoyo, almeja, ejotito, higo, oso negro y más nombres a los genitales de la mujer. No es mi intención ser aguafiestas y subrayar que el nombre correcto, menos divertido y pícaro, incluso hasta fonéticamente desagradable, es vulva.

Si recordamos las clases de anatomía, la vulva comprende el área externa de los genitales femeninos, mientras la vagina comprende la zona interna; pero los nombres de la geografía de esta zona íntima tienen su historia.

“Recuerdo que cuando era un puberto, suponer que una chava de la escuela era ninfómana, nos excitaba porque andábamos siempre con los testículos a reventar de hormonas.”

Vulva, se entiende en latín como envoltura, ese nombre surge de la forma en que están colocados los labios mayores que llegan a medir hasta ocho centímetros de largo en promedio, sirviendo como envoltorio del paquete reproductor de la mujer. Literalmente se deben abrir como un regalo para acceder a esta hermosa caja sorpresa.

El Monte de Venus está en la parte alta de la vulva, es la zona formada por un tejido graso blando cuya función es proteger los genitales internos, incluyendo el amortiguar el contacto entre hombres y mujeres a la hora de hacer el amor, o sea, es como un colchón para la hora en que hacemos sonar el catre. Se llama así porque Venus era la diosa romana del amor, la belleza y la fertilidad. Bendito homenaje es el monte del amor, es como si a la hora de penetrar y ser penetrada cada orgasmo fuera para Venus.

Debajo de los labios mayores de la vulva aparecen los labios menores también llamados ninfas. ¿Por qué les llamaron así? Debemos saber que las ninfas son unas divinidades menores en la cultura griega y representan el aspecto natural de la fecundidad en las mujeres; mientras el aspecto masculino de fecundidad lo representan los sátiros, seres con patas de cabra y cuernos siempre dispuestos a tirarse a las ninfas.

De acuerdo a este mito, sátiros y ninfas con su inagotable cachondez se encargaban de asegurar la fertilidad de toda la naturaleza. Así comprendemos que a los hombres más calientes les llamemos sátiros y a las mujeres, con inagotable apetito sexual, les digan ninfómanas.

En la actualidad los términos ninfomanía o satiriasis para señalar a quienes no pueden frenar su deseo sexual se unifican en hipersexualidad. Antiguamente, la ninfomanía se intentaba curar de una forma salvaje y radical cortando el clítoris y los ovarios, cuando hoy se sabe que las causas involucran desórdenes mentales. Otro remedio eran los baños de agua helada o el médico recetaba descanso.

Todos sabemos que comer chocolate es una forma fácil de construir la felicidad por lo que provoca en nuestro cerebro, pero siglos atrás se sospechaba que comer demasiado chocolate o leer novelas también propiciaba mujeres ninfómanas. Tomando este último dato, habría que preguntarles a las lectoras de las 50 sombras de Grey qué tan hipersexuales se volvieron.

Recuerdo que cuando era un puberto, suponer que una chava de la escuela era ninfómana, nos excitaba porque andábamos siempre con los testículos a reventar de hormonas, pero hoy com- prendo que quien tiene hipersexualidad la padece más que dis- frutarla, porque el estado de excitación constante no desaparece ni con el orgasmo; así que quiero ver al valiente que crea que puede aguantar el ritmo de una ninfómana. Ni con la pastillita azul.

Entre las celebridades con hipersexualidad resalta Tiger Woods, quien invirtió más de 50 mil dólares al internarse para tratar su adicción al sexo que lo llevó a gastar en un periodo de seis años más 40 mil dólares en prostitutas; sin embargo, la rehabilitación no ha sido tal, ha recaído y recogido de nuevo, por eso el deportista sigue siendo un tigre en la cama y a la menor provocación usa su palo de golf.

La hipersexualidad tampoco es tan divertida cuando nos lleva a interrumpir cualquier otra actividad; imagínense que quieren ir al cine pero el cerebro les ordena coger; imaginen que quieren echarse una cerveza y a la botella le ven cara de falo o les da por penetrar la boquilla del envase; imaginen que van a casa de su novia y quieren echarse hasta a la suegra; imaginen que comprueban que en tiempo de guerra cualquier hoyo es trinchera, porque una cosa es que si eres hipersexual revises modelos de pornografía y otra es que tus deseos se cumplan; imaginen el caso de la brasileña Ana Catarina Becerra, que siendo víctima de hipersexualidad tenía la necesidad de masturbarse casi 50 veces al día, por eso logró convencer a un juez de que le diera permiso legal para masturbarse en su trabajo en horario de oficina. Ésta sí que era una víctima de las traviesas ninfas griegas.

Difícil de Creer.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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