Carlos Loret de Mola Álvarez: “nunca me he llevado bien con los presidentes”

Le gusta levantarse de madrugada, se ha acostumbrado a tener enemigos y se siente orgulloso de la oportunidad cinematográfica que tuvo junto a Leonardo DiCaprio.

Por José Manuel Pineda

Fotografía de Miguel Ángel Manrique

El conductor de Televisión y Radio, así como columnista, se ha introducido con éxito en el mundo del cine, además de ser un fiel aficionado del béisbol pero, sobre todo, tiene un gusto muy especial por la comida.

El ganador de premios como el ‘Rey de España’ o reconocimientos por sus trabajos en el séptimo arte, goza de pleno respeto por parte de sus colegas en la industria no sólo por los años que tiene de trayectoria, sino por la identidad generada como líder de opinión en el país.

PB: ¿Por qué ser periodista?

LM: Nunca tuve dudas y creo que tiene que ver con la herencia. Mi Abuelo Carlos fue periodista; mi papá Rafael, lo es. Crecí literalmente con el olor a tinta de las rotativas en los periódicos y la verdad, nunca tuve dudas. Siempre quise hacer esto.

PB: ¿Cómo fue el comienzo?

LM: Haciendo uso de mi nepotismo. Publiqué una crónica a los siete años de edad en el periódico que dirigía mi papá en Irapuato y profesionalmente inicié como reportero en Mérida, en un periódico que se llama Por Esto; después, tendría que ubicar un programa que hacía para la televisión de Yucatán que se llamaba Primera Opinión siempre con una orientación muy político social, lo iniciamos a mediados de 1994, vivía en la Ciudad de México y los fines de semana viajaba a Mérida para grabarlo.

PB: ¿Qué disfrutas más?

LM: La cobertura es esquizofrénicamente disfrutable, porque mientras estás atestiguando los peores horrores de la humanidad, estás haciendo quizá tu mejor trabajo como reportero y periodista; la crítica o la opinión es un género que no me gusta tanto como el del reportaje, lo ejerzo, forma parte de mi trabajo y demás, estando en una posición así le entras a todo, pero combinarlas es casi un paraíso.

PB: ¿Qué cobertura fue más satisfactoria?

LM: Tiene un lugar especial en mi corazón la primera cobertura de guerra, fue la de Afganistán en 2001 cuando me dieron la oportunidad, justo cuando acababan de caer las torres gemelas; eso te marca, así pasa con la primera vez. Otra que también queda muy cerca de mi corazón fue la del tsunami en Indonesia; he hecho otras que me han gustado mucho como la de Siria, sería mi tercera más cercana a la piel, y la más riesgosa fue Haití, que como cobertura no me deja tanto pero fueron los momentos más peligros.

PB: ¿Qué significa el nombre de Ricardo Rocha?

LM: Uno de mis maestros, el hombre que me dio la primera oportunidad en la Ciudad de México; le guardo un agradecimiento enorme porque confió en mí, me dejó ser reportero, conductor y suplirlo cuando no estaba y fue un parteaguas en mi carrera.

PB: ¿Qué te apasiona?

LM: Para despertarte a las 4:30 de la mañana te tiene que gustar lo que haces, porque si no, es una mentada; casi cada que despiertas te dan ganas de renunciar y decir ya, no lo voy a hacer más, pero luego luego te recontratas y adelante; me encanta, eso ayuda bastante, el disfrutar tu trabajo, lo que haces, lo que te gusta, es una inspiración central.

PB: ¿Te ves en el Noticiero nocturno?

LM: Honestamente no, no es una meta. Me fascina la mañana, soy más matutino que nocturno, tengo una hora y media fundamentalmente para hacer lo que me da mi regalada gana y no encuentro algún incentivo para dejar de hacerlo.

PB: ¿Cómo llegaste a Televisa?

LM: A través de una audición, trabajaba para Ricardo Rocha quien estaba fuera de la televisora, estábamos en Televisa Radio con un programa de televisión por cable, era radio con cámaras, entonces me vieron algunas personas de Televisa e hicieron una especie de audición por invitación para iniciar un proyecto de lo que más tarde sería FORO tv. Literalmente terminé de comer, no tenía alguna relación con la empresa, me hablaron y fui, ni tiempo dio de ponerme nervioso, llegué, conduje, y antes de cenar ya me había hablado el Doctor Leopoldo Gómez, vicepresidente de Noticieros Televisa para contratarme. Fue amor a primera vista y a partir de ahí todo empezó, en el verano de 2001.

PB: ¿Qué tan importante es la familia?

LM: Hay dos etapas: primero, es la parte que tiene que ver con la relación, mi esposa Berenice es mi amor de Universidad, nos conocimos estudiando la carrera, ella de manera brillante, el mejor promedio que ha tenido el ITAM en décadas, yo con enormes esfuerzos; luego, ya con hijos, dos historias totalmente diferentes que inciden en tu manera de trabajar, siempre con un enorme apoyo de su parte. Ha sido mi principal consejera, no estaría donde estoy si no fuera por ella, así de sencillo, y luego vienen ellos, quienes obviamente te potencian.

PB: ¿Por qué estudiaste economía?

LM: Cuando tenía que tomar la decisión de qué carrera estudiar, ya era reportero en Mérida, pero todos mis colegas yucatecos me dijeron: “no, no estudies periodismo ni comunicación, sino algo más que te sirva de herramienta porque ya estás aprendiendo periodismo al ser reportero”. Entonces les hice caso porque me lo dijeron todos, fue unánime, pensé en algo que no entendiera y fue economía en el ITAM. La verdad es que me sirvió mucho porque gracias a esa experiencia y al conocimiento económico, obtuve mi primera chamba como reportero en la Ciudad de México, que fue con Ricardo Rocha cubriendo lo financiero.

PB: ¿Cómo manejas la fama?

LM: Es como el león del circo, muerde al domador por más que parezca que siempre lo tiene bajo control; no conozco a nadie que no se le haya subido en algún momento de su vida y el que no lo reconozca es porque no se ha dado cuenta. Te pasa, te mareas, el ladrillo así es: puede ser psicológicamente un desafío. Particularmente descanso muchísimo en mi familia pero claro, se me ha subido y se me ha tenido que bajar por las malas, pasa porque es muy perturbador. Si bien, en la vida real, en la calle, la gente es cariñosísima y he educado a mis hijos a que nunca se molesten si alguien nos pide una foto en un momento en donde a ellos les parece inapropiado. No soy adicto a eso, en la vida real soy muy penoso.

PB: ¿Cuál es tu visión del país?

LM: Con una popularidad de casi ochenta por ciento del presidente López Obrador, tiene un enorme capital político para llevar a cabo ese gran salto que México está esperando desde hace décadas para convertirse en el país que está desinado a ser. Creo que tiene también muchos prejuicios y complejos que pueden obstaculizar y hacer que esta buena intención tropiece. Además, posee una aversión muy particular por la crítica. A ningún político le gusta, pero a él le gusta menos que a los demás. Ojalá que le vaya muy bien, porque si es así, nos va a ir muy bien a todos; y si le va muy mal pues también nos irá mal a todos. La verdad, no me he estado despertando veinte años de mi vida a las cuatro de la mañana para que de pronto me empiece a ir mal por culpa de alguien más. Aunque él no lo entienda así, pero así como tiene enormes activos que lo pueden conducir a ser un gran presidente, tiene enormes pasivos que también lo pueden hacer estrellarse y volverse uno más del montón.

PB: ¿Cómo es tu relación con el actual presidente Andrés Manuel López Obrador?

LM: Lo he entrevistado algunas veces. Nunca lo he visto en privado, no es mi estilo con los presidentes. Ha sonado mucho porque se ha referido a mí en términos poco generosos, pero la verdad es que nunca me he llevado bien con los presidentes y he tenido algunos episodios duros con Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto. En Televisa lo saben perfectamente bien, hay que entrarle.

PB: ¿Has sufrido de censura?

LM: Muchos intentos, muchas amenazas eso sí. Es algo con lo que convivimos cotidianamente los que ejercemos el periodismo. Estoy en una posición de privilegio porque trabajo en medios de comunicación fuertes, ‹que aguantan vara›. La verdad es que no me puedo quejar. La principal amenaza a la libertad de expresión en este país no viene del poder político, nunca ha sido así, sino que viene del crimen organizado. Es el tema más importante, sobre todo coludido con las autoridades políticas; es decir, separo la política partidista de la coludida. La mayoría de los crímenes contra periodistas se atribuyen a la colusión de criminales con autoridades, funcionarios públicos, policías, agentes y políticos locales, entre otros.

PB: ¿A qué se debió tu salida de Radio Centro?

LM: Eso lo tienen que responder ellos, porque fueron los que condujeron a la situación, la explicación queda de su lado.

PB: ¿Te gustan las redes sociales?

LM: Muchísimo, soy un usuario muy activo y me parece que son una herramienta extraordinaria para el ejercicio cotidiano del periodismo.

PB: ¿Has tenido que ver con el cine?

LM: Una fue De Panzazo, experiencia diferente para mí y también participé en un documental que denuncia las redes de corrupción, de crimen y violencia que hay en torno al Mar de Cortés, que ha conducido a la desaparición de la Vaquita Marina. Pero no es algo ambientalista, se trata de un thriller de acción, digamos que soy uno de los cuatro personajes del documental, el reportero que está investigando y descubriendo cómo está la conexión del crimen organizado mexicano en este asunto. No tuve nada que ver en la manufactura, aunque me gustó mucho. Le fue espectacular en el festival de cine de Sundance. Ganó el premio del público al mejor documental extranjero. Se estrenó en este 2019, fue una producción de Leonardo DiCaprio y la distribución corrió por parte de National Geographic.

PB: ¿Tienes enemigos?

LM: Muchos, es normal. Cualquier periodista que haga denuncias, que pise cayos, que haga críticas, tiene gente que no lo quiere y sí, estoy en la lista de muchos. Ni hablar, esa es mi chamba, ni pienso en eso. Me sirvió mucho la educación de mi abuelo y mi papá, en el sentido de que ese nunca era tema y mira que a mi abuelo lo mataron. No está en mi ADN preocuparme por eso. Resulta hasta irresponsable, porque algunas amenazas sí han estado muy fuertes pero no me quitan el sueño. Vivo amenazado, pero no bajo amenaza, creo que estoy mal pero así soy.

PB: ¿Te gustaría ser político?

LM: Para nada, no tengo en absoluto esa vocación, pienso que debe ser así y no es mi asunto.