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MUEBLES PARA ECHAR PASIÓN

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
PERSONAJES DE LA HISTORIA DISEÑARON MOBILIARIO CON FINES ERÓTICOS QUE CON EL PASO DE LOS AÑOS SE VOLVIÓ IMPRESCINDIBLE EN […]
MUEBLES PARA ECHAR PASIÓN

PERSONAJES DE LA HISTORIA DISEÑARON MOBILIARIO CON FINES ERÓTICOS QUE CON EL PASO DE LOS AÑOS SE VOLVIÓ IMPRESCINDIBLE EN LOS HOTELES DE PASO.

POR SERGIO SEPÚLVEDA @sergesepulveda

AÚN RECUERDO la película Lagunilla mi barrio (1981), la vi unos años después en plena adolescencia. Me alimentaba el morbo escuchar al Tirantes (Héctor Suárez), con su voz de Don Juan de barrio, convencer a Rita (Leticia Perdigón) de que le diera la prueba del amor sobre su cama de agua. Podría apostar que después de esa escena, mucho soñamos en estrenar un colchón igual con nuestra Rita particular; ¿cómo se sentiría el vaivén del agua atrapada al ritmo de dos cuerpos desatados? Adiós rechinar de catre, bienvenido el río particular envasado.Tiempo después, mi curiosidad por entrar a un motel aumentó cuando se pusieron de moda los cuartos con jacuzzi (por cierto, Jacuzzi es la marca, lo correcto es decir tina de hidromasaje).

Para mi economía de estudiante eso era inalcanzable, lo más cercano que tuve a tener sexo en el agua, fue un tremendo faje con Lulú bajo un aguacero en una fiesta con sonidero incluído.Hoy sé que el concepto boutique ya llegó a los hoteles de paso, convirtiéndolos en renovados objetos del deseo y hasta con muebles diseñados para coger de la manera más animal posible, dejando en segundo plano los incitantes espejos en el techo. Entre el mobiliario erótico de moda está el “sillón tantra”, un remedo de diván en curva, donde la pareja se recuesta a dar y recibir una terapia sencilla, las nalgas por un orgasmo, 25 segundos de felicidad para curar complejos. La publicidad del sillon tantra es dice “ideal para todos aquellos que tienen problemas de espalda o movilidad, ya que su suave forma curva ayuda con los movimientos sin que sufra ningún músculo”, como si la penetración no tuviera su dosis consensual de violencia, desgarres de piel en almíbar. Otro mueble destinado para los deleites carnales es la “silla del amor”, artefacto de moda con pinta de objeto de tortura de tiempos de la Inquisición. Lo que pocos amantes clandestinos saben es que la silla del amor tiene su origen en la lujuria de Eduardo vii (Rey Británico 1901–1910), hijo de la legendaria Reina Victoria. Dicen que Bertie, como le llamaban a “Lalo séptimo”, empezó de cachondo desde que tenía 13 años cuando fue a París por primera vez y sintió la muerte chiquita. Antes de cumplir 20 años estaba en entrenamiento con el ejército de Irlanda, y como en tiempos de guerra cualquier hoyo es trinchera, se relacionó con una prostituta de nombre Nellie Clifden, cosa que casi le cuesta la expulsión de la familia; pero el buen Eduardo vii no sentó cabeza y decidió regresar a París en varias orgiásticas ocasiones. En uno de esos viajes se le ocurrió mandar a construir “el sillón del amor” con dos objetivos: Que su sobrepeso no fuera obstáculo para penetrar a las mujeres y que recostado sobre él pudiera tener relaciones sexuales con dos mujeres al mismo tiempo.

“La leyenda dice que gustaba de la zoofilia con caballos, que mandó a construir un arnés que colocaba al animal para que ella se subiera como abrazando su panza y facilitara la penetración.”“El sillón del amor” fue diseñado para él y le sacaba prove- cho en un burdel de la época llamado Le Chabanais, abierto hasta 1946 con clientes notables como los actores Humphrey Bogart y Cary Grant, el sillón con todos sus rastros de lascivia llegó a una sala del Museo de Orsay.

Y del sillón del amor pasemos a la habitación sexual de Catalina II de Rusia o Catalina La Grande, emperatriz durante 34 años. Le decían la Grande porque expandió y modernizó el imperio ruso, pero su historia es famosa por ser una mujer insaciable. Ante la impotencia de su marido, buscó amantes. Tenía tres oficiales, además de cortesanos y sementales de ocasión. La leyenda dice que gustaba de la zoofilia con caballos, que mandó a construir un arnés que colocaba al animal para que ella se subiera como abrazando su panza y facilitara la penetración; y hay quienes apuntaron que murió de un paro cardiaco al ser penetrada por un equino. La versión oficial es que murió de una apoplejía. Lo que sí es cierto es que Catalina II tenía una habitación exclusiva, decorada con todo tipo de elementos pornográficos. Este cuarto fue descubierto por un grupo de soldados en la Segunda Guerra Mundial. La pared estaba decorada con falos de madera de distintos tamaños y formas, todos los muebles de madera tenían grabadas escenas sexuales explícitas. Nalgas, tetas, penes, vulvas, testículos, felaciones, cunnilingus pero sobre todo falos y más falos es lo que reportaron los soldados. Gran parte de ese mobiliario se perdió y el que se conservó fue certificado por historiadores del Museo del Hermitage en San Petersburgo. ¿Y qué hacía Catalina en su habitación erótica? Yo imaginó que lo mismo que el ahora famoso Christian Grey, usar los artilugios que llenan de humedad las fantasías, especialmente un sillón de caoba en el que se sentaba y hacía los movimientos necesarios para esperar un orgasmo real.

Difícil de Creer…

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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