#LeerALaPlayboy: El nuevo lector tiene estilo
Durante mucho tiempo se impuso la equívoca idea de que leer era para ñoños. Cuántos no recordamos la imagen de los nerdos secundarianos que iban -o íbamos- con los libros bajo el brazo…
Por Jaime Garba (@jaimegarba)
Fajados hasta la cintura, con lentes de botella y todos despeinados; outfits dignos de ahuyentar a cualquier chica. Leer sin más, era motivo de burla y menosprecio, las mujeres preferían a los hombres de cara bonita y atléticos, dejando a esta especie lectora relegada de toda gloria social. Sin embargo, la vida es justa y cobramos venganza, una donde la literatura puede darnos puntos en muchas de nuestras facetas, colocando a cualquier lector o escritor en la posibilidad del éxito, tan cercano como nunca lo imaginamos. Sin duda, hoy algunas esferas de la cotidianidad compaginan bien la literatura y los libros con un estilo de vida moderno y exitoso.
¿Quién dice que leer no está a la moda?
Si creías que por ser un ratón de biblioteca tenías que estar condenado a horribles estilos de vestir, estás muy equivocado. No es corta la historia de escritores que han compaginado bien su labor literaria con la moda, lo que seguro atrajo a simple vista a más de alguna mujer, la que después hubo de quedar encantada con las interesantes percepciones de los creadores. Carlos Fuentes no sólo fue uno de nuestros grandes intelectuales, también sabía vestir. El escritor de “La región más transparente”, “La muerte de Artemio Cruz”, entre otras grandes obras de la literatura, sorteó varias décadas del siglo pasado donde la moda era riesgosa y que para muchos es común destruir fotos de la época para no dejar evidencia de esos desastres. A Fuentes siempre, además de su inteligencia, se le reconoció su buen vestir, trajes elegantes con combinaciones fabulosas lo hacían lucir como todo un intelectual y un galán que no por nada conquistó a varias mujeres, entre ellas a la actriz Rita Macedo, y a su viuda, Silvia Lemus. A la lista podemos agregar a escritores de la talla de Paul Auster y Mario Vargas Llosa, que genios literarios, poseen refinados y elegantes gustos para vestir; así como a jóvenes plumas, para ejemplo el suizo Joel Dicker, cuyo libro “La verdad sobre el caso Harry Quebert” es un boom actual de ventas. Si leemos a estos autores y de paso nos copiamos dos o tres looks, seguramente andaremos por los días cosechando triunfos.
Los libros en la vida
Solía catalogarse de aburrido a quien se le viese con un libro bajo el brazo, pero ahora, quién no ha pensado que el poseedor de uno de esos objetos -entre más grande mejor- es una persona interesante. En una época donde además de la belleza nos atrae el intelecto, el imán del libro funge como amor a primera vista, máxime si es de algún escritor respetado o considerado de culto. ¿Una chica en el metro o en el autobús con el Ulises de Joyce?, irresistible. ¿Entra una mujer hermosa al café, y nos ve sentados, bebiendo un expreso y ojeando con parsimonia una de las páginas del último libro de Stephen King? Téngalo por seguro que llamaremos su atención. ¿En el centro de la ciudad, entre el caos chocas con una bella dama y le tiras sus cosas, y entre ellas está el nuevo libro de Milan Kundera? Aviéntale una cita del autor checo de “La insoportable levedad del ser y verás que la dejarás con la boca abierta. Ese es el momento de invitarla a salir.
Leer no sólo nos entretiene, nos da pautas para explorar el mundo de diferentes formas. Los lectores me darán la razón al decir que cada libro tiene su aplicación en la vida. Trabajo, relaciones familiares o de pareja, amigos, hay un título para cada aspecto de nosotros porque la literatura es parte de todo en este mundo. ¿Cuál es el suyo?
