#DifícilDeCreer: “El pequeño Elvis”, “Jumbo” y otros penes
Los nigerianos tienen “armas” de alto calibre, mientras que los asiáticos apenas cumplen con el mínimo octanaje. Cuenta la leyenda que el actor Liam Neeson tiene un “amigo” que podría espantar a muchas mujeres. Ésta y otras verdades en la columna de Sergio.
Por Sergio Sepúlveda (@SERGESEPULVEDA)
No conozco a una mujer que haya dicho haber visto un pene bonito. Si acaso: muy grande, grande, chiquito, muy chiquito, flaco, curveado, ancho, rosita, morado, negro, peludo, depilado, circuncidado, con exceso de piel, cumplidor, sobresaliente, duro, flácido o como cualquier otro. Pero nadie me ha confiado haber tenido en sus manos uno realmente bello.
De hecho, si somos sinceros, el pene resulta una apéndice con cero atractivo físico. Vamos, ni en la escultura más monumental luce guapo. Además, llega a ser convenenciero. Es un órgano retráctil que se asoma si el momento le conviene y se esconde con una falsa inocencia si no se siente a la altura de las circunstancias. Se muestra como guerrero erguido cuando le hierve la sangre o como la cabeza de una tortuga perezosa y mojigata carente de iniciativa.
El pene es el mejor ejemplo de lo que se identifica como un mal necesario, como un placer culposo, como el accesorio que viene de serie: necesario pero austero. Sin embargo, la naturaleza nunca se equivoca, y aunque no lo hizo lindo sí puso empeño para hacerlo responsable de dos cosas importantísimas: el placer y la fecundación. Estas dos cosas son ligadas a menudo con los centímetros de longitud.
El tamaño del pene mexicano está en “segunda división”; es decir, en el rango de los 14.88 a 16.10 centímetros. La “primera división”, que va de los 16.11 a los 17.93, la dominan venezolanos, colombianos, ecuatorianos y bolivianos en América junto a sudaneses, congoleses, cameruneses, nigerianos y ghaneses del continente africano y húngaros en Europa.
O sea que si fuera por el tamaño del miembro viril, los mexicanos seríamos una potencia por encima de Alemania y España que promedian menos de 14 centímetros. Estaríamos arriba de los gringos que promedian menos de 13 y hasta de los asiáticos cuyos penes “made in China” no rebasan los 12.
Más allá de las estadísticas, hay personas que sobresalen con su mejor amigo. Ustedes no lo conocen pero pueden imaginar a un productor de TV que presumía 34 centímetros al jugar a las espaditas. Entre los famosos el catálogo es variado. Se sabe que Elvis Presley no se sentía orgulloso de las dimensiones de su pene y por lo mismo lo llamaba “Little Elvis”, a diferencia del expresidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson, exhibicionista desde joven, que le puso a su pene el sobrenombre de “Jumbo”. John Dillinger, famoso asaltabancos, contaba con amenazantes 31 centímetros. El cantante Frank Sinatra media 1.72 de estatura, su peso de joven era 54 kilos pero sus amantes atestiguaron 34 centímetros de virilidad, por eso decían que Frankie era más que sus ojos azules. El actor irlandés Liam Neeson puede ser una gran incomodidad si son ciertos los 41 centímetros que carga.
Para no sentir envidia de la buena, hay que apegarnos a lo que los especialistas consideran como la medida mínima funcional para cumplir con el placer y la fecundación, es decir, entre los 5 y 8 centímetros. Librando este tamaño podemos estar seguros de que seremos cumplidores. Es más, si tú tienes un pene petit, ponle buen humor y llámalo “Napoleón” igual que el emperador francés que presumía sólo 6.6 centímetros en erección. Ahora, para las mujeres que están leyendo esto, les aconsejo que no se dejen llevar por la primera apariencia. La genética traviesa y caprichosa diseñó dos tipos de falos: unos crecientes y otros exhibicionistas. Los primeros lucen pequeños pero cuando se expanden crecen varias veces su tamaño de cuando están flácidos. Los segundos lucen grandes en reposo y no se expanden mucho al estar excitados. Esto me recuerda a mi amigo Fabián (qepd) que bien pudo ser llamado el hombre elástico.
En cuanto a la piel que sirve de funda, que lleva el sospechoso nombre de prepucio y que puede ser retirada mediante la circuncisión dependiendo de la cultura, el criterio médico y hasta la tradición familiar: Para muchas personas es desagradable a la vista pero a nivel celular es una maravilla. En los últimos años, gracias a los prepucios de niños circuncidados, se ha podido cultivar o regenerar piel nueva para personas con quemaduras de primero y segundo grado.
Así, este órgano es un ejemplo contundente de que no podemos dejarnos llevar por las apariencias, porque hasta el más feo puede hacer maravillas. En mi caso, yo calzo del seis y medio, tengo la nariz afilada y mis manos son anchas.
Difícil de Creer.
