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EL DÍA QUE ME DI A UNA FEA

Por: Sargento Hardcore 05 Jun 2018
Por Sargento Hardcore Dicen que de lo bueno poco y una vez que lo pruebas quieres más y más, pero […]
EL DÍA QUE ME DI A UNA FEA

Por Sargento Hardcore

Dicen que de lo bueno poco y una vez que lo pruebas quieres más y más, pero no siempre tienes la fortuna de comerte un suculento manjar, así que mientras eso pasa, no puedes dejar la oportunidad de probar algún bocadillo.

Normalmente las mujeres sumamente atractivas me siguen como imán y nunca he tenido que batallar para encontrar alguna y saciar mis instintos pecaminosos, pero esa noche ninguna había captado el llamado del “macho alfa” y la fiesta transcurría con normalidad, los alcoholes eran cada vez más fuertes y poco a poco comenzaba a perder el equilibrio. La fiesta siguió hasta que me encontré con una mujer igual de bebida que yo, intercambiamos nombres y comenzamos a tener una charla sumamente interesante – tomando en cuenta nuestro estado etílico- , hablamos de todos los temas y en muchos coincidíamos, cosa que no me pasa comúnmente. Todo era perfecto y en algún punto de nuestra conversación decidí invitarla al cuarto de un hotel, ella con voz temblorosa acepto la invitación y nos dirigimos hacia el hotel.

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Los pasos coincidían con el palpitar de mi corazón y en definitiva yo la seguía viendo cómo una mujer sumamente atractiva y seductora. Entramos en la habitación, ella tomo la iniciativa y comenzó a besarme suavemente, sus labios de terciopelo comenzaron a excitarme poco a poco y acaricié con delicadeza sus nalgas suaves y generosas. La pasión creció al grado de provocarme de inmediato, y es que era un conjunto de todo, ella se sabía mover con gran experiencia, no necesitaba decirle nada, adivinaba cada uno de mis morbosos pensamientos, su boca era tan disfrutable que no dejaba ni un minuto de besarla y sentir su calor, sus manos, ella solo saciaba sus fantasías conmigo.

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Me hizo terminar muy rápido, pero por alguna razón yo seguía firme sin ningún problema, así que comencé a penetrarla porque sabía que en cualquier momento podría fallar mi armamento, sin embargo no fue así, era cada vez mejor, sentir su calor, sus gemidos y sus uñas arañándome por todos lados. Definitivamente una de mis mejores experiencias de mi vida, era una “loba bajo las sábanas”, insaciable. Ella termino unas 4 o 5 veces, ya no lo recuerdo, pero después de está épica aventura decidimos dormirnos, para ese entonces los efectos del alcohol ya habían desaparecido y fue entonces cuando vi la realidad, no había estado con una de las mujeres que acostumbraba, la observe, ella dormía y fue entonces cuando la cruda moral decidió salir y recordarme que la había regado. Sin embargo pensé en lo increíble que la pasé, por mi cabeza volvieron a pasar las imágenes pecaminosas, pero al final nuevamente volteaba y la veía, una mujer no muy agraciada que no me llamaba la atención en lo más mínimo. Al final solo tomé mi ropa y salí de la habitación. Una experiencia que me recuerda que podemos disfrutar de los banquetes gourmet y también probar los snaks, algunas veces más deliciosos que los propios platillos.

 

 

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