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EL BOTÓN NUCLEAR, LA PELOTA Y LA GALLETA

Por: Sergio Sepulveda 31 May 2018
Donald Trump no es ningún pendejo. Ninguna persona con una fortuna de más de 3 mil millones de dólares lo […]
EL BOTÓN NUCLEAR, LA PELOTA Y LA GALLETA

Donald Trump no es ningún pendejo. Ninguna persona con una fortuna de más de 3 mil millones de dólares lo es. Aunque Trump cayó del lugar 156 que ocupaba en 2016 al 248 en 2017, entre los más ricos de Estados Unidos, su capital sigue siendo muy importante. Si bien sus ideas primitivas en muchos temas, su trato indecente hacia algunas mujeres, sus discursos beligerantes dirigidos a diestra y siniestra, su verborrea en Twitter y lo que se acumule, nos hacen pensar que es un idiota, para mí, Trump es bastante astuto, tanto que llegó para sentarse en la oficina más poderosa del mundo.

EL BOTÓN NUCLEAR, LA PELOTA Y LA GALLETA 0

POR: Sergio Sepúlveda @sergesepulveda

 

Alguna vez se corrió el rumor de que Donald no sólo no era un pendejo, sino que tenía un cociente intelectual elevado; la misma suposición sugería que su IQ es de 156 puntos. Para darnos una mejor idea de lo que representa eso, tal calificación lo colocaría en el nivel de genio; dicho de otra manera: una persona con 156 puntos de IQ es más inteligente que el 99.99 % de las personas que vivimos en la Tierra. Esto es falso. No hay un estudio que sostenga que Trump posee ese IQ.

Otras suposiciones dicen que debe alcanzar entre 145 y 149 puntos de IQ, ya que es egresado de la escuela Wharton de la Universidad de Pennsylvania, donde estudió Economía y Antropología, y en promedio sus estudiantes ocupan ese rango de inteligencia. Sin embargo, se dice que Trump pudo ingresar evadiendo algunos exámenes, porque conocía a uno de los encargados de la oficina de admisiones que era un excompañero de escuela de su hermano mayor. O sea, se piensa que entró a la prestigiosa Universidad gracias una palanca.

¿Será que el presidente de la Unión Americana haya hecho trampa para ingresar a la Universidad? La respuesta puede ser obvia, pero prefiero que se quede en la cabeza de quien lee esto. A mí lo que me alarma como ciudadano del mundo es que el hombre que tiene en sus manos “el botón nuclear” de los Estados Unidos, pueda ser capaz de hacer cualquier cosa con tal de salirse con la suya, con tal de que nadie intente verle la cara de pendejo.

En el fondo, la discusión que ha establecido Trump contra Kim Jong-un, presidente de Corea del Norte, desde hace meses en cuanto al poderío nuclear de ambas naciones, tiene el sabor del bravucón de la secundaria que no está dispuesto a optar por la prudencia porque eso lo haría ver débil o idiota ante los demás. Recordemos que el 31 de diciembre de 2017, Kim Jong-un dijo: “El botón nuclear siempre está en mi mesa”. Trump contestó: “Mi botón nuclear es más grande y poderoso”.

Ninguno de los mandatarios mintió, pero sí debo hacer algunas aclaraciones que aderezan esta discusión que puso en tensión a observadores internacionales y que nos hacen comernos las uñas a los países vecinos, tanto de Estados Unidos como de Corea del Norte, debido a las consecuencias que podrían surgir en caso de un ataque con bombas nucleares.

Primero, no hay un botón nuclear para disparar un arma de tal clase. Desechemos la idea de un botón rojo como el que nos han mostrado las caricaturas o películas. En el caso del armamento nuclear de Estados Unidos, éste sólo se puede disparar con la autorización del presidente norteamericano en turno. Él puede consultarlo o discutirlo con sus colaboradores y militares, pero la decisión es sólo de él.

En lugar de botón, lo que Trump tiene a su alcance es un maletín color negro al que llaman de manera coloquial “la pelota”. Tal maletín tiene una estructura de aluminio y está recubierto con piel. En ese maletín está lo necesario para que se comunique con el Pentágono y, sobre todo, sirve para confirmar la identidad del presidente a la hora de ordenar un ataque nuclear.

El presidente coreano dijo que su botón siempre está en su mesa, lo que quiere decir que está cerca de él. Debe ser cierto. En el caso de Trump, él tiene dos maletines, uno que está en la Casa Blanca y otro que va con él en cualquier viaje: lo carga un militar y nunca está a más de tres metros de distancia. Además, Donald Trump siempre debe llevar con él una tarjeta con los códigos secretos para desbloquearlo y así ordenar algún tipo de ataque con armas atómicas.

Trump presume que el suyo es más grande y es verdad. Estados Unidos tiene poco más de 5 mil 100 ojivas nucleares mucho más que las de Corea del Norte, cuyo inventario es incierto. Así, los coreanos no tienen la capacidad de vencer a los gringos, pero a Trump debe quedarle claro que apretar “el botón”, sólo por bravucón, sería una pendejada nuclear, y mi esperanza me dice que Trump no es pendejo, ¿o sí? Difícil de creer.

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