The Roost: rostízame, Prometeo
Cuenta la mitología griega que le debemos a Prometeo compartir el fuego con los seres humanos. Así que de manera indirecta, pienso en él mientras me llevo a la boca un generoso bocado de Pollo Bravo en The Roost. El mismo que ha sido rostizado y acompañado de un adobo de chiles guajillo, chipotle y pasillo.
El ave se transforma en un jugo salado, picante, exquisito, en la superficie de la lengua.
¡Bendito Prometeo!
Pero también el chef Luis Ferrer. Porque fue a él quien se le ocurrió montar una rosticería, The Roost, como una opción diferente, divertida y sustanciosa para los foodies que se internen en la Condesa con el deseo de darle la vuelta a los platillos argentinos, italianos o españoles.
Antes de tomar asiento, vale la pena echarle un ojo al rosticero traído de Europa. En sus fauces giran lentamente jabalíes, patos, cortes de carne y pescados, a los que se intente exprimir su mejor sabor y textura por medio del fuego. Inclusive se rostizan opciones veganas con vegetales y frutas.
Instagram te agradecerá una toma de semejante espectáculo.
Absenta para platicar
Pero The Roost no es únicamente un sitio para comer. Su propuesta de mixología igualmente sirve como pretexto para alargar la charla. La recomendación es probar la Mexican Adita, un trago que combina mezcal y absenta.
Para el tono dulce, hay que detenerse a probar su propuesta de helados artesanales. Los hay de palomitas de maíz y de cereales, como los que alegraban tus mañanas en la infancia.
Pobre Prometeo. El nunca pudo saborear estas delicias ya que a consecuencia de su atrevimiento, Zeus lo mandó encadenar en lo alto de una montaña.
La ventaja de ser mortal en vez de Dios.
Fotografías de Marito Pino
