El viernes pasado se despidió del calendario con fuego, carnes jugosas y el murmullo de un nuevo hotspot gastronómico en la colonia Roma.
Sal E Brasa, el templo del churrasco brasileño que ya conquistó paladares en Insurgentes y Satélite, abrió su tercera sucursal, y fui testigo de una tarde que olía a brasas, se sentía como un festín y sabía a todo.
Con una caipifruta en la mano —la versión sin alcohol de la clásica caipirinha, fresca, afrutada, insidiosamente ligera— empezó la experiencia.
Lo que siguió fue un desfile interminable de espadas humeantes, cada una cargada con cortes premium: Rib Eye, Sirloin, picaña, camarones, piña asada con canela…
Todo servido al ritmo de un semáforo personal frente a tu plato: verde para el gozo carnívoro, rojo para tomar aire y hacer espacio.
Por $589 pesos, el trato es simple pero contundente: come tanto como quieras, tanto como puedas.
Aparte del servicio a la espada, hay una isla buffet que no escatima: sushi fresco, crema de langosta, jugo de carne caliente, pastas, charcutería, ensaladas crujientes, frutas y postres que te esperan sin prisa.
No sabría decirte qué me gustó más. Quizá fue el Rib Eye, tierno como un buen recuerdo, o el Sirloin, jugoso y profundo, que observé mientras se cocía en la cocina abierta, como una danza entre brasas y cuchillos.
O tal vez fue el momento en sí: la charla pausada y el olvido momentáneo del caos citadino que la Roma nunca deja del todo… pero que aquí, por un rato, no se siente.
Sal E Brasa no solo sirve carne: ofrece una pausa, un escape que sabe a Brasil pero se vive en chilango. Su llegada a la Roma no es solo una apertura más, es un statement. Aquí no vienes solo a comer, vienes a vivir, a saborear, a celebrar.
Porque hay tardes que no se repiten. Y hay lugares que, aunque acaban de abrir, ya saben a clásico.
¿Dónde?
San Luis Potosí 134, Roma Norte, CDMX
Open House Burgers: El templo de la hamburguesa rellena