Playboy Nómada: radiografía de Alemania
Realizamos un recorrido por la mágica Navidad en Hannover, un encuentro de hackers en Leipzig y el pintoresco Wacken, el pueblito del heavy metal. Toda una odisea teutona.
Seguro sientes que conoces Alemania. Seguro estás familiarizado con este país debido, entre otras cosas, a la inmensa cantidad de películas que ha inspirado y de las incontables referencias que hace de ella el cine. Desde Wim Wenders hasta el hijo de David Bowie, Duncan Jones, con Mute.
Es familiar. La sorpresa viene cuando te das cuenta de que incluso conoces este país no por películas que expresamente hablen de ella. Al parecer, lo que conocemos como ciencia ficción llegó y se estacionó ahí, y dejó, sin arrepentirse, una cantidad de escenarios y situaciones que te hacen de Charlottenburg y sus princesas, hasta Matrix y sus antros llenos de extranjeros música industrial.
Lo más impactante es la cantidad de extranjeros en la ciudad, casi no ves alemanes. Los foráneos somos, como en las inolvidables tramas de ciencia ficción y en los grandes episodios históricos, los que le damos vida a toda esa maquinaria alemana. A sus noches, a sus negocios y ahora a su política.
Hacer de los escombros tu fortuna
Esta vez llegué a Alemania casi en invierno. Luego de la pasión por el Día de Muertos en México, me tocó recibir un mes antes la Navidad en Hannover, una de las ciudades de la parte sajona del país. Catalogada por mu- chos como conservadora, alberga las tradiciones más arraigadas de este pueblo y sus industrias más avanzadas, en las mismas calles, en las mismas personas.
El Weihnachtsmarkt de Hannover se coloca desde la salida de la estación central y pasa por la estatua del Rey de Hannover: Ernest Augustus, que es un punto de encuentro importante como el Kröpcke-Uhr, donde puedes pronunciar la infalible: “Nos vemos en el reloj”.
Antes de abandonar el centro, si prefieres hacerlo a pie, refúgiate del frío en el Café Balzac, otra sorpresa: ¡Nadie me habla en alemán!, para tu fortuna, viajero, todos hablan inglés y el año antepasado, el español fue declarado como el segundo idioma obligatorio en las escuelas. Pequeños detalles que muestran la gran apertura en la ciudad.
Para comer puedes elegir alguno de los Café Extrablatt que se encuentran a lo largo de la ciudad, hay algunos que se convierten en automático en bares al caer la noche (que en esa época del año era a las 4:00 p.m.), pero si sólo vas a estar ahí un día, por favor no dejes de visitar el Neues Rathaus de Hannover, el nuevo ayuntamiento, porque ahí vas a entender el dicho de tus padres: “De qué está hecho Dios”, por lo menos, para los alemanes y“hannoverianos”.
Hannoverianos es un término que apenas condensa todo lo que implica vivir y mantenerse ahí. Los oriundos están muy orgullosos de pertenecer a esta ciudad, de su equipo de futbol, los 69 de Hannover, y de su historia, que literal, hizo que de sus escombros se levantara su riqueza.
Dentro del Nuevo Ayuntamiento yace en cuatro maquetas la historia arquitectónica de Hannover. Su fundación, su construcción, la devastadora guerra y la actualidad. Vas a pasar saliva. ¿Cómo es que dejaron esa ciudad destruida desde los cimientos? ¿Cómo esa belleza pudo estar así?, lo estuvo y ahora es de las ciudades más ricas en la región y que más apuestan al futuro con las tecnologías limpias.
Sus casas, sobre todo en Garbsen, tienen celdas solares que aprovechan cualquier sospecha de día soleado y esperan que en 2020 los hagan reducir el consumo de energía eléctrica a un 10 %.
Pisar la historia, caminar el futuro Alemania ha asumido la responsabilidad de tener una capital cuyo principal atractivo turístico es el símbolo de los errores cometidos por la humanidad en su conjunto, pero eso no importa. Lo asume, en cada recorrido, con cada turista, con cada migrante y con cada guía que, enamorado y agradecido por poder habitarla, le da lo mejor de sí a Berlín y le deja saber que la ama.
“Aquí empezó todo”, nos dice un español que como la mayoría de los migrantes en la ciudad, han dejado todo para dedicarse al amor que le tienen a Berlín y a compartirlo para fomentar el respeto a su estilo de vida.
Das Brandenburger Tor, o la Puerta de Brandeburgo, fue mandada a hacer por Federico El Grande, con el fin de convertirla en el principal acceso a la ciudad, ya que como se van a dar cuenta, hay más puertas, acce- sos, monumentos, etc., como referencia para entrar a la ciudad.
Pero nada como una entrada triunfal, entonces Federico, como el estratega más representativo de la ciudad, mandó ponerle una cuadriga, que es la carroza que nos ayuda a todos a centrar las fotos que le tomamos. Luego Hitler la usó, ya con la Diosa de la Victoria en la cuadriga, para festejar su victoria en las elecciones de 1933.
Si puedes, compra el Tour de antros que no pasa de los 30 euros. Si tienes suerte conocerás el Kit Kat y el Matrix, uno de los templos de tecno e industrial de la Alemania de los 2000. Los ritmos latinos tomaron la fiesta en Berlín y la hicieron suya, desde reg- gaetón hasta hip hop y trap.
La electrónica dio lugar a un beat más lento. Gente de Nigeria, España, Argentina, Estados Unidos, Grecia y Holanda busca eso, es lo más sofisticado que puedes pedir. Luis Fonsi y Daddy Yankee parten las noches alemanas junto con Kendrick Lamar. Poetic Justice.
Ese es el espíritu de Berlín. La pasión y el conflicto de los visitantes y migrantes es lo que activa de manera automática la tecnología que domina a la ciudad. Al país. Como en la siguiente parada, en la que te despedías de un hotel que decidió cambiar las ventanas por enormes pantallas 4K y al salir tenías frente a ti una hermosa capilla gótica.
La Puerta de Brandeburgo fue mandada a hacer por Federico El Grande, con el fin de convertirla en el principal acceso a la ciudad.
Entre castillos y hackers
“Sigue a los de hoodie negro”, fue el chiste que me hice luego de quedarme atónita ante la capilla que estaba frente a mí en Leipzig.
Pero terminó por no ser chiste, sino una realidad que me hizo sentir en Mr. Robot. No había boletos multiregión para abordar el tren, dos chicos que iban al Chaos Computer Club, con hoodie negro, se quejaban de lo mismo que yo, ni modo, uno de ida, el regreso, “ya Dios proveerá”.
¿De dónde eres?, de México, de Canadá, de Holanda.“Your pink hair is pretty”, me dice uno de ellos, pero eso desaparece en segundos, el tren iba lleno de chicos con hoddies negros, playeras de la NASA, atuendos minimalistas y cabellos multicolores. De todos los colores, de todas las nacionalidades. Todos para ver lo que el 2018 nos tenía preparado y lo que podíamos hacer al respecto.
El ingreso fue muy rápido. El Chaos Computer Club es la segunda reunión de hackers más importante del mundo, sólo después de Black Hat en Las Vegas, Estados Unidos. Lo último en tecnología se presentará en el CES una semana después, pero aquí ya se habla de sus vulnerabilidades, de lo que funcionará, de lo que no.
Leipzig entero se moviliza por esta reunión que como una llamada de atención al letargo invernal, irrumpe en plenas fiestas y pone en alerta a todos: el nuevo año ya está aquí, ¿qué vas a hacer al respecto?
El salón principal del Messe en Leipzig está muy oscuro, mein gott!, un robot autónomo con forma de perro incansable recorre la sala, obvio, está amarrado, te puedes acercar, lo puedes tocar, pero no lo haces, a pesar de los años cubriendo tecnología y de una vida esperando por la llegada de la inteligencia artificial temes, tienes cuidado, es como desconfianza.
Después del momento Sara Connor, avanzas, todo está bien, ahí está una gran es- tatua de My Little Pony protegiendo a unos programadores y nada puede salir mal.
En un país donde hasta el departamento más modesto puede tener un asistente virtual como Alexa, que conquistó a los alemanes y sus hogares, el big deal es saber qué implicaciones negativas puede tener con- fiarle tus hijos a Amazon. Claro, los padres ya no tienen tiempo ni dinero para nanas, que lo haga Alexa.
“Dedsec is back”, dicen las playeras de una “banda” de chicos de EUA, haciendo referencia a Watch Dogs, el juego de Ubisoft con el que “puedes hackear Chicago”, luego, peinados exóticos, la música sube de volumen, subes, avanzas, esto ya lo conocía. ¿Es el antro de The Matrix?, ¿dónde están los trajes de látex?, esos llegan en la noche, cuando Daft Punk empieza a sonar.
De Matrix pasamos a Jason Bourne. Una de las conferencias principales es la de Edward Snowden, el excontratista de la NSA que platicó cómo te están espiando en este momento.
Salgo, ya de madrugada, los taxis en Alemania son costosos, pero este me lleva a mi hotel en el centro por 31 euros. No es mucho si pensamos que es de madrugada y que es una distancia considerable.
El taxista me cuenta, como muchos de los residentes alemanes, que tiene cierto conflicto con que Angela Merkel llegue a repetir mandato. Sería el cuarto. Lo logró, como vimos después, pero el punto es que toda la antipatía que ha generado incluso en migrantes ya establecidos en Alemania es a raíz de los migrantes.
Hay alemanes que ya no quieren más migrantes. Hay migrantes que ya no quieren más migrantes. Hay latinos que despiertan y se quejan de los neonazis y luego se quejan de los latinos que van llegando.
Es el cuarto mandato de Merkel y el más complicado, su habilidad para negociar es infinita y ahora espera convencer de nuevo, tanto a alemanes como extranjeros, que la diversidad y la unidad es lo que conviene a Alemania y a Europa en su conjunto.
Me voy con una estampa de Munich, con comida bárvara y su deliciosa cerveza de banana, una familia alemana ya mayor me dice prost.
Por Carolina Ruiz
