Enrique de Colsa es ingeniero industrial, pero la vida lo condujo hacia el camino del tequila. “Siempre trabajé con líquidos, desde gasolinas hasta perfumes”, cuenta.
Así, un amigo lo invitó a vivir en Guadalajara hasta que en 1999, llegó como Gerente de Operación a Don Julio, por invitación del creador, Julio González. Comenzó a escalar posiciones hasta convertirse hoy en Maestro Tequilero.
“Don Julio González fue quien dio el twist de un tequila convencional, para la fiesta, a uno de alta calidad. Lo que él pretendía era hacer un tequila del que se sintiera orgulloso, para entregárselo a su familia. Él cambió el paladar de los mexicanos”.
Fue gracias a él que se creó una copa especial para tomar tequila, que antes sólo se bebía en los tradicionales caballitos. También fue el inventor del tequila cristalino.
Ahora, respecto al carácter sustentable de la marca y tomando en cuenta un agave tarda hasta 7 años en crecer, Don Julio mantiene un fuerte compromiso por devolverle a la tierra lo que le da. “Generamos composta que después sea fertilizante para ese mismo agave”, explica.
Ahora, recién pasadas las fiestas patrias pero con las navideñas a la vuelta de la esquina –que representa el periodo de venta mucho más exitoso para las bebidas espirituosas–, de Colsa manifiesta no existe una competencia entre el tequila, el mezcal o la cerveza artesanal, tres de las bebidas mexicanas que se venden en el extranjero.
“No existe una competencia entre nosotros, porque somos complementarios. El hecho de que alguien tome tequila no quiere decir que no consuma los otros o viceversa”, concluye.