En el corazón de Santa María la Ribera, donde las casonas porfirianas conservan la memoria del tiempo, el restaurante María Ciento38 celebró nueve años de historia, cocina y comunidad.
El festejo no fue solo gastronómico: fue una celebración íntima entre el barrio, los sabores del sur de Italia y las historias que han dado forma a este entrañable rincón de la ciudad.
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Desde su fundación, María Ciento38 ha sido más que un lugar para comer. Ha funcionado como un puente entre generaciones, un comedor comunitario donde la cocina siciliana se mezcla con el pulso chilango y los recuerdos de familia se sirven en cada plato.
“Hemos tejido lazos que ya forman casi una generación”, dijo Cristina María Cialona, directora de Grupo María la Italiana. “Gracias, Santa María, por ser nuestro hogar, inspiración y raíz”.
Cristina compartió también que el proyecto nació de un amor inesperado por la colonia:
“Yo tenía 19 años cuando vine por primera vez a Santa María. Estaba haciendo mi tesis. Me enamoré del barrio y supe que algún día haría algo aquí. Han pasado casi 30 años… y aquí estamos”.
La celebración del aniversario se llevó a cabo el 28 de agosto con un menú colaborativo único, creado por dos figuras que representan distintas orillas del Mediterráneo:
Antonietta Di Pasquale, la Nonna, madre, abuela y matriarca culinaria del restaurante.
Y el chef Jesús Pedraza, nacido en Carabanchel, Madrid, con formación en alta cocina y una sensibilidad que supo interpretar los sabores de Sicilia con respeto.
“Esto no es solo comida, esto es la memoria de mi mamá, de mi abuela, de mis raíces. Cada plato tiene una historia”, expresó la Nonna mientras explicaba los detalles de su Bruschetta di Caponata.
Y continuó, entre risas y gestos italianos:
“La caponata es típica palermitana. Es un encurtido de berenjenas, con aceitunas, cebollita, vinagre… lleva una guindilla también. Se sirve en crostini de masa madre. Pruébelo, está riquísimo”.
Otro de sus clásicos fue la Mini Salchicha Siciliana, hecha con carne de cerdo, hinojo y cáscara de naranja:
“Esta salchicha se hace solo en un pedacito de Sicilia, en Castelvetrano. Allá hay mucho hinojo. Lo usan para todo: galletas, carnes, hasta para el pan. Aquí en México sí hay, pero casi no lo usan. Nosotros sí”.
Del lado del chef Pedraza, la propuesta fue igualmente emotiva, pero con una ejecución más técnica:
“Los arroces melosos no son ni secos ni caldosos. Son puntillosos. Este lo hicimos con arroz bomba, carrillera de cerdo marinada en tío Pepe por 24 horas, y butifarra. Un arroz con sofrito de tomate y amor. Amor a la Nonna, claro”.
También sirvió una reinterpretación de la clásica Gilda (aceituna, guindilla y anchoa), unas cremosas Croquetas de Jamón Ibérico, y como plato fuerte, el ya mencionado Meloso de Carillera y Butifarra, que conquistó por igual a los fieles del barrio y a los nuevos comensales.
La noche cerró con un clásico siciliano: la Cassata, un postre que, como toda la velada, supo a hogar, memoria y celebración.
María Ciento38 ha crecido de la mano de su entorno. En un barrio en constante transformación, este restaurante ha logrado conservar su esencia, convirtiéndose en un referente de la cocina italiana en la CDMX sin perder la intimidad de los negocios familiares.
“Nosotros llegamos a México hace 46 años”, contó Cristina. “Pasamos por Polanco, la Del Valle, San Jerónimo… pero fue aquí, en Santa María, donde realmente echamos raíces”.
Y así, entre anécdotas, brindis con limoncello y platos que contaban historias, María Ciento38 celebró sus nueve años cocinando con alma, con fuego lento y con gratitud.
Si aún no conoces este restaurante siciliano en Santa María la Ribera o quieres volver a disfrutar de su hospitalidad, este es el momento.
¿Dónde?
María Ciento38
Santa María la Ribera 138, Cuauhtémoc, CDMX
