María Ciento38: Gastronomía siciliana en Santa María La Ribera

Redescubrir un clásico es una de las mejores sorpresas que puede ofrecer la vida, sobre todo cuando se trata de una experiencia sensorial como la que propone María Ciento38. Ubicado en una casona encantadora en Santa María La Ribera, este restaurante italiano con alma siciliana cumple ya ocho años de rendirle tributo a la cocina tradicional italiana, con un amor particular por las recetas del sur de Italia, y lo hace con una propuesta que trasciende lo culinario para tocar fibras nostálgicas, visuales y emocionales.
Un rincón con historia y sabor
Desde su apertura en 2017, María Ciento38 ha sido un referente en la Ciudad de México por su enfoque artesanal. La pasión de su fundadora, Cristina Cialona, de raíces italianas, se percibe en cada detalle del restaurante: desde su pan hecho en casa hasta su famoso Limoncello, que no solo se disfruta solo, sino que sirve de base para cocteles sorprendentes.
Cristina ha enfrentado con valentía desafíos tan complejos como la pandemia y la feroz competencia gastronómica de la CDMX, apostando siempre por mantener la autenticidad en cada plato.
La experiencia culinaria: un menú que conquista
Volver a María Ciento38 luego de varios años fue como reencontrarse con un viejo amor. Todo comenzó con unas papas cambray al romero a la plancha: sencillas, pero con una intensidad aromática que abre el apetito y el alma.
Aunque nos recomendaron la Salchicha Siciliana, hecha en casa con naranja, especias y vino blanco, decidimos reservarnos para otros platillos igual de provocadores.
Uno de los momentos más memorables fue el Spaghetti Siciliano, preparado al pesto con pomodoro, ajo, albahaca, almendras tostadas y quesos pecorino y parmesano. Un plato vibrante y reconfortante.
Después llegó la joya de la noche: la Pizzeta Diavola, con pomodoro fresco, salami picante, aceitunas kalamata y ricotta fresca. Su masa delgada, crujiente y con bordes perfectamente horneados, nos recordó que el pan de la casa también es protagonista.
Y como si eso no fuera suficiente, el Filete de Res se presentó como un cierre salado espectacular: sobre una cama de puré de papa con tocino, cebolla rostizada y reducción de balsámico. Suave, jugoso, perfecto.
El dulce final y el arte del maridaje
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El postre fue una Tarta de la Nonna, hecha con ricotta, trozos de chocolate y frutos secos. Una combinación que baila entre lo dulce y lo sutil, ideal para cerrar una noche que ya se sentía inolvidable.
Pero en María Ciento38, el maridaje es parte de la experiencia. Empezamos con una reinvención del clásico Aperol Spritz, ahora con Limoncello: fresco, ácido, equilibrado. Luego llegó el María Spritz, con prosecco, St. Germain, Cinzano Dry, soda y limón amarillo. Sorprendente y refinado. Finalmente, el Tinto María: una reinvención del tinto de verano, con un toque de gin que le da una personalidad única.
Un espacio que enamora
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María Ciento38 no solo conquista por el paladar, sino también por su atmósfera. Instalado en una casona bohemia de Santa María La Ribera, cada sala cuenta una historia diferente. Desde una estufa antigua de la “Nonna” hasta percheros con forma de aves, el lugar está lleno de detalles que evocan hogar, historia y calidez.
Y si te gustan los gatos, aquí serás recibido por ellos con la misma cortesía con la que te reciben los anfitriones. Un toque mágico y casi cinematográfico, con iluminación tenue y romántica, perfecta para una cita, una noche especial o simplemente una cena contigo mismo.
¿Por qué volver a María Ciento38?
Porque no es solo un restaurante, es una declaración de amor a la cocina siciliana, a las raíces, al tiempo bien invertido en una buena mesa. Y porque cada visita es una oportunidad de reconectar con sabores que quizás creías olvidados.
¿Dónde?
Santa María La Ribera 138, Sta María la Ribera, Cuauhtémoc, 06400 Ciudad de México
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