Índigo by Pía ofrece experiencias culinarias con historia
“Clase de cocina, menú afrodisíaco”, decía la invitación. No lo creí del todo, pues siempre me ha gustado esa estrofa de Arjona que dice: “El mejor afrodisíaco es el amor”. Pero mi instinto de investigador tenía que comprobarlo.
La cita fue a las siete de la noche en Ingredienta, Polanco. Una especie de supercito que sale de lo convencional, donde lo mismo encuentras quesos importados, caviar, filetes Wagyu o cola de langosta, que un sinfín de productos ultramarinos, orgánicos, sin gluten y delicatessen. Pensé: “Oh, Toto, I have a feeling we’re not in Kansas anymore”.
Me paseé por todos los pasillos como si fuera a llevarme la tienda entera. Parece ser el lugar ideal para empezar una cita romántica en la que el plan es preparar una cena; sobre todo si te dicen que es afrodisíaca.
Después, entramos a un salón-cocina donde ya nos esperaba la chef: Pía Quintana. Conocerla es como encontrarse con una celebridad: ha trabajado con infinidad de personalidades de la política, el espectáculo y la sociedad internacional. Además, en sus viajes por el mundo investiga y experimenta para generar fusiones gastronómicas con su particular estilo.
Es una mujer fresca, sencilla y llena de vitalidad. Nos contó que esta reunión-clase-cena tenía como motivo el lanzamiento de su nuevo proyecto: Índigo by Pía, con el cual transforma el concepto de catering para ofrecer servicios personalizados que convierten cualquier evento en una experiencia culinaria única.
Aprovechando las fechas amorosas, nos enseñaría a preparar algunos platillos cuyos ingredientes prometen levantar la libido de cualquiera. Vamos, que el Sildenafil quizá ya no sea necesario.
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El menú se dividiría entre los asistentes, y para ello nos mostró los ingredientes con los que trabajaríamos en equipo. ¿Han visto una almeja generosa, también llamada chiluda? Yo la vi anoche y, siendo honesto, me sentí bastante incómodo. Quienes la conozcan, sabrán de lo que hablo. Para rematar, la chef Quintana decidió poner a prueba mi masculinidad y me asignó la preparación de tal espécimen. Lo más complejo fue pelar el sifón de aquel animal. Spoiler alert: no hay forma heterosexual de hacerlo, creo.
Esta almeja la preparé—evidentemente bajo la dirección de la chef—de dos maneras: la primera, en un ceviche con pepino, echalote y chile serrano; la segunda, en un empanizado soberbio.
Mientras tanto, los demás preparaban el resto del menú:
- Sopa de mariscos
- Alcachofas al grill con vinagreta de mostaza
- Abulón con mantequilla de algas
- Mousse de chocolate con aguacate (sí, como lo leíste).
Cuando todo estuvo listo, nos sentamos en nuestros respectivos lugares para probar los platillos, maridados con vino blanco y rosado de una exclusiva bodega en San Miguel Chapultepec.
He de confesar que mis favoritos fueron el ceviche, las alcachofas y el mousse de chocolate, aunque todo estaba delicioso.
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La experiencia fue de lo mejor que he vivido en este inicio de año. No solo adquirí nuevos conocimientos sobre gastronomía, sino que también aprendí que esos ingredientes que solemos ver en los restaurantes más exclusivos pueden prepararse perfectamente en casa. Y la chef Pía Quintana logra que te sientas como su amigo de años mientras te guía en la creación de estas maravillas culinarias.
Terminamos alrededor de las 10 de la noche. Salí contento, hice una llamada y regresé a casa hasta esta mañana. Y sí, he de aceptarlo: fue un menú bastante afrodisíaco.
¿Dónde?
Ferrocarril de Cuernavaca #780, Miguel Hidalgo, CDMX.
IG @indigobypia
