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Una mirada dentro de la mente de Charles Swan III

Escrito por:Jafet Gallardo

Al parecer a Charlie Sheen sólo le queda una gracia en la vida: interpretarse a sí mismo. Pero tampoco pido que haga algo distinto. Ser él le sale bastante bien y, desde que fue despedido de Two and half men hace dos años, algunos fanáticos de la serie esperábamos volver a verlo alguna vez en su papel… de él mismo.

Pues el deseo se nos cumplió de mano del director, escritor y productor Roman Coppola (hijo de Francis Ford), que trae de regreso a la pantalla grande a un actor famoso por sus adicciones: al alcohol y las mujeres. Sí, como en Two and half men, en Un vistazo dentro de la mente de Charles Swan III Charlie Sheen interpreta a un Charlie alcohólico, hedonista, neurótico, lujurioso, pero sensible. Charles Swan III es un diseñador gráfico de gran éxito en Hollywood a quien nunca le falta un Martini en la diestra y una rubia bajo las sábanas.
 
 
La importancia de llamarse Charlie
Así es hasta que Swan III se enamora perdidamente de Ivanna (Katheryn Winnick), pero con quien rompe luego de que ella descubre en un cajón de la casa la colección de fotos de ex novias de Charlie (Swan III y no Sheen). Después de la separación, Charlie Swan III (y no Harper, el de Two and a half…) entra una depresión similar a la que a Harper (ahora sí) le dejó el rompimiento con Chelsea –la única chica con la que estuvo a punto de casarse– en el programa de TV.
 
Agobiado por las alucinaciones y una dolencia en el corazón que le deja el fin de su relación con Ivanna, Swan III intentará encontrar consuelo en el alcohol (sí, como Sheen y Harper) y en los consejos de su amigo y rockstar Kirby (Jason Swartzman) y su agente Saul (Bill Murray). Kirby, dicho sea de paso, tiene pequeños guiños al Alan Harper de la serie y la hermana de Swan, Izzy (Patricia Arquette), la hace de Judith, la ex esposa de Alan. Incluso, Swan III tiene una empleada doméstica latina (con algo de Bertha) con quien habla un lisiado español que desata las carcajadas entre la gente de la sala.

Licuado kitch
Sin embargo, puede que todo sea un producto de mi imaginación desbordaba como lo son las estrambóticas escenas de la película. Roman realizó un auténtico licuado de imágenes kitch, no se quedó con ganas de meter pequeñas “pelicilitas” dentro de la grande, que fueron desde introducir a sus personajes en una secuencia de western con chicas hermosas vestidas como apaches, una más de espías al estilo James Bond de los 70 mezclada con el Súper Agente 86 en la que más chicas hermosas forman parte de una Sociedad Secreta Rompe Bolas para exterminar a los hombres del mundo y, por supuesto, aquella en la que la Academia de Mujeres Hermosas le entrega a Swan un Oscar como Mejor Besador del Año.
Pero que no nos extrañe. Desde la primera escena el doctor de Swan le advierte que más del 70% de su mente está ocupada en pensar en sexo y mujeres.
Ya somos dos.

“¿Cómo pudiste…?”
Al final no es una película que te cambie la vida (la madre de los lugares comunes, pero ¿alguna película de verdad modifica la existencia de alguien?), pero es casi imposible sucumbir ante el encantador cinismo de Charlie (Swan III, Harper, Sheen) cuando, con lágrimas en los ojos, le reclama a esa mujer que le rompió el corazón:
“¿Cómo pudiste ser tan dulce con los cepillos de dientes y tan perra conmigo?”.
Eso, luego de haberla espiado con micrófonos.
 
Otro punto a destacar es el diseño de arte. Ambientada en los 70, la película representa un festival de paisajes coloridos, autos antiguos (el de Charlie lleva pintados unos huevos con tocino en la puerta), ropa sicodélica y objetos de diseño (yo quiero un sofá en forma de hot dog como el del protagonista). Bueno, con decir que Charlie tiene por mascota a un tucán.
 
La música del compositor Liam Hayes representa otro agasajo, sobre todo si te toca una sala –como me pasó a mí –en la que el sonido es tan alto que las guitarras suenan como si fueran tocadas en vivo.
 
Tal vez todo lo que dije sea mentira y Charles Swan III no tiene nada qué ver con Charlie Harper o Charlie Sheen. Quizá sólo se trata de que no he dejado ir a mi personaje televisivo favorito y tengo una bolsa llena de zapatos de mujer atorada en el árbol de mi corazón, tal como le pasa al protagonista de esta película con su ex novia, a la que no se resigna a ver cómo se va.
 
La única certeza que tengo es decir: Charlie, nunca cambies.
 
El estreno de esta joya es este viernes 10 de mayo en varias salas del DF y del interior de la República. Excelente opción para el fin de semana.
 

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