El Payaso Tenebroso conmina a los candidatos a la presidencia a que de una vez por todas se pongan a trabajar.
Por: Brozo
Mis chamacos cabriolos y chamaconas canchanchanas. Estoy atrapado entre los tiempos por todo lo que quisiera palabrarles de un evento que apenas está por pasar. Hagan de cuenta que me toca relatar el hundimiento del Titanic una noche antes de que ocurra la histórica desgracia… ¡Carajo! Comprendan mi salpullido genitointelectual.
El primer debate entre los candidotes a la Presidencia está agendado para el día 6 de mayo. Más o menos para esa fecha estará saliendo del horno este número húmedo y conejero. Tons orita que les escribo, no me queda otra que hacerle tantito al Nostradamus pa tratar de asomarlas narices al futuro, y tantito al Newton confiando en la siempre puntual ley de la gravedad. Ni modo. A Dios rogando y con el mazo dando, como dijera Benedicto allá en Silao.
Llegan al primer debate los 4 suspirantes con nada más que los numeritos de las encuestas. Unos arriba, otros nariz con nariz y otros sumergidos al nivel del plancton. Puros números. Vulgares porcentajes y párenle de contar. Si se tratara de ver quién de ellos vende más boletos pa la kermés del año, pos sí valdría la pena saber quién va prendido a la cabeza y quien muerde los polvos. Me los echo de enemigos seguramente, pero en este caso las cifras alegres nos sirven pa puritita chingada.
Y bueno, en el supongando que todo el armatoste competitivo debiera sustentarse en lo que arrojan las encuestas, yo sigo sin ver ni oler verdura de la dura. Unos suben y otros bajan en las tales preferencias, pero ninguno de los candidatos habla de lo que se tiene que hablar. ¿Pa qué fregados nos sirven las peroratas de una diferente, de un amoroso, de un copetudo y de un despeinado cuando la Patria se nos pudre por causas que todos ellos conocen de sobra? Venimos ahogándonos con los mismos problemas de siempre. Todos ellos saben qué hay que hacer para comenzar a restaurar el país, y también tienen muy claro que ninguno de ellos podrá solito con el paquete explosivo. ¿A qué chingaos le están tirando, entonces? Se acabaron los tiempos aquellos del caudillo que llegaba a revivir las esperanzas de los condenados a la nada, prometiendo que de la nada construiría más nada. Ya pasaron esos lóbregos días cuando ignorábamos que detrás del Primer Mandatario se mueven intereses multimillonarios, pactos increíbles de poder y de silencio que tarde o temprano no lo dejarán ni orinar sin previo aviso.
Hasta hace unos años todos los partidos lucraban de lo lindo con el número de pobres, con las bendiciones del mercado interno, con las opciones multiplicadoras de la riqueza petrolera, con la generación de empleos, las taras sindicales y otras tarugadas a las que nomás les cambiaban el nombre y el folder. Hoy mis carnavales, todo está diagnosticado desde la mera médula. Nadie puede poner cara de sorprendido al hablar de corrupción, desigualdad, derechos humanos, muertos, desaparecidos, opacidades e ineficacias. Abuelita que nunca faltan los cuaternarios que quieren seguir operando a la antigüita, pero toda la melcocha se acaba desparramando en el ridículo lodazal.
Por todo esto que quizá les parezca gigante y doloroso, la importancia del primer debate. De nada sirve si se arañan las medias llamándose mentirosos, labregones o buenos para nada. Las ofertas de tiempos mejores suenan de hueva si nadie llama por su nombre a la crisis cabrona que nos tiene en coma. Peludo el horizonte, ninguno de los 4 tiene derecho a reírse en nuestra cara sabiendo que somos los patrones, los que pagamos, y los únicos que todo lo podemos perder. La disyuntiva pa nosotros es bien clara: O les exigimos kilos de a kilo, o a seguir chupando de lo mismo. Y la disyuntiva para ellos más clara todavía: O se alían con nosotros hablándonos en plata, o que se vayan sin escalas a la punta de Sumatra. ¡ÓRALE!