Twitters falsos
Los seguidores en Twitter representan una mina de oro para las celebridades. Facundo cuestiona la veracidad de muchas cuentas que al parecer fueron creadas sólo para “seguir”, casi como acarreados digitales.
Por: Facundo
Cuando yo era joven, en los dorados años noventa, la popularidad de una celebridad se medía por la cantidad de veces que salía en la tele, cuántas presentaciones personales hacía, y su presencia en revistas. Esa celebridad valía tanto que significaba la entrada a patrocinios de importantes marcas. O sea, ¿eres famoso? Te contrato y te pago un varote. ¿No eres famoso? Vales verga… No te contrato o te pago una bicoca.
El siglo XXI cambió un tanto el esquema y lo que antes dependía de un medio (empoderar a una figura para tener muchos fans que escucharan los mensajes que ésta tenía que dar), ahora esa figura lo puede hacer solita, abriendo su cuenta de Twitter y escribiendo cosas interesantes, y a veces ni eso.
El tener muchos followers es un pase casi directo a un cheque de fácil obtención… Mientras más followers, más ceros. Y de lo atractivo de esa posibilidad se desprende mi disertación de hoy.
Cuando empecé a escribir esta inspirada pieza de literatura juro que mi intención no fue hablar mal de nadie, mucho menos de Anahí, con la que ya tengo una historia más o menos complicada gracias a un muñeco (http://youtu.be/bFYeRePuLq4). Sin embargo el ejemplo que voy a dar es protagonizado por ella, por ningún otro motivo que lo ilustrativo de sus características.
Todo empezó con la buena intención de demostrar el alcance tan cabrón que podría tener una persona con casi 4 millones de followers, como nuestra exitosa cantante y actriz.
Al reflexionar que 4 millones son un chingo supuse que seguramente una gran cantidad de ellos eran de Brasil, Argentina y todos los países donde RBD triunfó en grande, lo que me llevó a indagar un poco en sus seguidores. ¿Quiénes y cómo son los seguidores de esta muy famosa mexicana? No crean que me aventé esta chambita de investigador porque no tengo nada que hacer, había un poderoso motivo detrás.
Resulta que tengo una empresa muy chingona de estrategia y publicidad digital llamada Zares del Universo (Dicho como con el reverb del micrófono de los puteros), y a través de ella quería convencer a una marca de refrescos para que le entrara con una estrategia chida en el Twitter, con la que yo pensaba era una de las más influyentes figuras de la red nacional en ese Target.
Así que para fundamentar mi argumento, hice lo que todo investigador serio y que se basa en el método científico haría:
Twitter.com / buscar / @anahi / Enter / ver Followers / click.
Y empezaron a aparecer nombres, muchos nombres. Le piqué al primero, una tal @gonzalsa. Su avatar era todavía un huevo, su historial demostraba que nunca había tuiteado, no tenía información y nadie lo seguía.
Salí y me fui al siguiente, una tal @Ro_star: su avatar también era un huevo en un fondo morado, tampoco había tuiteado nunca, sin información y nadie la seguía.
Lo primero que pensé fue: “Ah claro, pos estos son los últimos que se unieron al Twitter y antes de cualquier cosa siguen a su ídola, y ya después con calma empiezan a escribir cosas y salen del huevo poniendo su foto”.
Casi convencido por esta benévola teoría, me fui más para atrás a revisar a los seguidores con más de un mes de antigüedad y después de recorrer como tres minutos de puro avatar en forma de huevo, le pique a un tal @cabezael, una chica como de 27 años que seguía a 100 personas, y era seguida por 7. “¡Uff!”, pensé, “Hasta que veo un seguidor de verdad, una cuenta que sí tiene un ser humano detrás”; pero me di cuenta que en la cuenta de @anahi estas historias equivalen a un porcentaje bajo.
Pues sí, bienvenidos a la realidad en donde el Internet se cagó, ahora los números de la red han pasado a ser una plastilina manipulable.
No digo que Anahí no tenga seguidores de verdad, lo que sí me atrevo a asegurar es que tiene un chingo de a mentiras. Así como también Juanes, Shakira y seguro todos los políticos en Twitter.
Grandes números que impresionan a quienes los escuchan sin saber que muchos están compuestos por decenas, quizás cientos o miles de followers falsos a los que nadie sigue, nunca tuitean y siguen como a 50 o 60 famosos.
Digo, en una de esas y Anahí ni sabe de la existencia de sus amigos falsos y es una onda de su disquera para hacerle creer a los patrocinadores que un chingo de gente la ama y así poder negociar más chido todo lo que suceda dentro y fuera de la red. “Soy más célebre, dame más dinero”
Tal vez el club de fans, en el afán de hacer de su estrella la más popular de esta red social, dedicó sus horas y su esfuerzo a crear una realidad existente sólo en la idea.
Pasamos de necesitar talento para ser célebre, a sólo tener que salir en los medios para ser célebre, a pasarte un ratote en la compu sacando cuentas falsas para sentirte más célebre.
Le pasa a las marcas, le pasa a los actores y conductores, le pasa a las chavitas populares y “ricardas” de la escuela; el número tienta y alienta, el número alimenta egos y consolida carreras digitales, pero no siempre más es menos. Sobre todo cuando tus palabras le llegan a un huevo.
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