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She Past Away levantó a los muertos mexas

Escrito por:Nancy Castañeda

La Ciudad de México volvió a teñirse de negro con el regreso de She Past Away al Circo Volador, en un concierto producido por Cacique Entertainment y Grains of Sand Booking. El recinto, a su vez, reabrió sus puertas después de un año ocho meses de cierre y qué mejor forma de regresar a la actividad en el mundo azotado por la pandemia.

Las fila de seres oscuros esperaba ansiosas. Algunos llevaban bocinas de las que brotaban las canciones que pronto sonarían en vivo con Volkan Caner y Doruk Öztürkcan.

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El revival del post punk

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Calzada de la Viga lucía de gala. Era notorio que se estaban usando las mejores ropas, los maquillajes más agresivos, los crepes se alzaban recordándole a la ciudad que el post punk está más vivo que nunca. Se podían escuchar risas. Los vendedores anunciaban su mercancía, las personas venían de todas partes de la República para vivir una noche salvaje y ser azotadas por los sonidos mezclados del dúo originario de Turquía.

En un escenario encendido por los teloneros Satellite Sorder, en punto de las 10 de la noche, la guitarra y el sintetizador cobraron vida, elevando los gritos de la multitud que no permitieron ser silenciados por los cubrebocas. “Durdu dünya” fue la encargada de hacer que el publico comenzará a mecerse cobijada por sus ropajes negros.

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El canto de los cuerpos

Las luces que se encendían tras cada canción e iluminaban el escenario y al publico permitían ver la manera en que se disfrutaban aquellas sensaciones auditivas. Posiblemente de no ser el turco un idioma tan complejo, el recinto se habría llenado de voces coreando las canciones, sin embargo, lo hacían de mejor manera, las personas cantaban con sus cuerpos.

Algunas gargantas acompañaron, sin embargo, a la de Volkan cuando comenzó a entonar “La maldad”, aquella canción en español que la banda compuso. Resultaban más notorios los bailes que sacudían el suelo, agitaban corazones y liberaban la energía guardada durante los dos años que el mundo se detuvo por culpa del virus.

La celebración de las sombras

Al momento que inició el característico intro de “Asimilasyon”, las personas se encendieron aun más, los gritos acompañaban la guitarra de Volkan, incluso quienes se encontraban en las gradas se levantaron para bailar. Volaban los vasos de cerveza y con ellos los deseos de que el sonido se hiciera más fuerte.

Como agradecimiento ante la música, el público comenzó a gritar, uniéndose en una sola voz enorgullecida: “¡olé, olé, olé, oléééé, she-past-away”.

Sin embargo, nada hizo arder tanto a los espíritus como el sonido de “Kasvetli kutlama” que irónicamente se traduce como “celebración sombría”, y eso era lo que sucedía. Los turcos transformaban con su música aquel Circo Volador en un sitio apartado del mundo donde la oscuridad te envolvía de manera reconfortante. Cuando llegaban los aplausos, el ruido no permitía que la banda pudiera sonar nuevamente, así que vino un nuevo “¡olé…!” aún más furioso que se apoderó de todo.

No existía nada más que aquel instante lúgubre.

Una luz de esperanza

Tras doce canciones que atravesaron los oídos de los asistentes, devolviéndoles la alegría de presenciar la música en vivo, Volkan se despidió, durante unos minutos, pero volvió al escenario para obsequiarnos tres canciones más; “Bozbulanik”, “Monoton” y cerró la noche con “Hayaller?”.

Las personas aplaudían. Sus ojos brillaban de emoción, haciendo recordar que la música siempre traerá esperanza y hará que los tiempos sean mejores.

La gente comenzó a salir del lugar. Un gran desfile de góticos avanzaba por la calzada para disiparse en los andenes del metro que también se pintó de oscuro. Las almas se dirigían a la siguiente fiesta. El Real Under les abrió sus puertas para continuar escuchando a She Past Away, que a su paso por nuestro país dejó una huella que difícilmente podrá ser olvidada.

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