Ricardo Luévanos: Remedio para melancólicos

El artista tapatío se vale de imágenes animales para ilustrar su visión del comportamiento humano, a través de sentimientos de añoranza.
Estudió Diseño Gráfico en su natal Guadalajara y de alguna manera, su formación continúa influyendo en su labor como artista plástico.
“Generalmente trabajo piezas para expresar lo que tengo que decir, pero también soy capaz de crear elementos que sean funcionales y que cumplan con requerimientos de clientes. Ambas opciones las disfruto. Cada proyecto es un reto y no llego a aburrirme de lo que hago”.
Su trabajo es a la vez análogo y digital. Ha realizado dibujo con grafito, collage y pintura digital. Se siente tan cómodo en un formato como en el otro. Aunque últimamente ha destacado en lo segundo, su quehacer como artista continúa teniendo fuertes raíces orgánicas.
Por ejemplo, comienza dibujando a mano, aunque lo haga con una pluma electrónica en una pantalla sensible.
Capacidad de asombro
Pero su inspiración continúa brotando de las situaciones más cotidianas, como puede ser la gente con la que se encuentra en la calle. El secreto de la inspiración radica en no perder la capacidad de asombro.
“Para mí, la clave está en nunca dejar de sorprenderme, encontrar la inspiración hasta en los colores con los que viste la gente. Hay que estar siempre atentos a lo que tenemos frente a nuestros ojos, disfrutar todo lo que vemos y, en cierta manera, hacerlo nuestro”.
El presente año pudo ser un mal año para Ricardo. Muchos de sus colegas vieron desplomarse sus proyectos a consecuencia de la pandemia de coronavirus.
Sin embargo, para él significó sobre todo, un tiempo de aprendizaje.
Una de sus colaboraciones más importantes estuvo a punto de cancelarse. Se trata de Sol de invierno, un trabajo en conjunto con la marca de tapetes hechos a mano Mughal Rugs, originaria de la India.
En la colección, misma que llegó a finales del mes de noviembre a México, se plasma el estilo personal de Luévanos basado en los tonos de un atardecer como imagen de una despedida. Incluso se pudo montar una exposición de las 10 piezas en la Fábrica de Chocolate en Guadalajara.
Mariposas dentro de mi cuerpo
Anteriormente, ha tenido la oportunidad de mostrar su trabajo tanto en México como en el extranjero. Participó con piezas interactivas para Anónimo Colectivo en Art Basel Miami, realizando carteles de festivales de cine en Canadá, portadas de libros y comisiones para proyectos en España y Latinoamérica.
De hecho, uno de sus proyectos más vistosos fue el arte de los discos de Belanova, como es el caso de Sueño electro I y II. La música, el cine y la televisión han sido influencias determinantes en la educación visual del artista.
“Mi exploración creativa inició en mi adolescencia y a partir del consumo de conteni- dos pop de la estética americana y japonesa, la cual fue decisiva para mi que crecí entre los años ochenta y noventa. Mi pasión por las artes gráficas se dio cuando descubrí el maximalismo, la superposición de imágenes y los métodos de impresión”, explica.
Parte de las características de su trabajo es que a Ricardo le gusta referenciar a la flora y la fauna. Su obra rezuma sentimientos de melancolía y traza analogías entre el comportamiento humano y las expresiones naturalistas.
“Son piezas que representan una situación personal, o que he visto en mi entorno, articuladas a través de distintas especies. Con el tiempo he ido incorporando de forma progresiva a mi trabajo frases sueltas o enunciados que me ayudan a subrayar el sentido visual de cada pieza”, establece.
Como conclusión, dice: “En general, la belleza naturalista y la técnica son dos elementos que me permiten comunicar el drama humano, el cual contrasto con mi estética visual recurrente”.