Por Israel Pompa-Alcalá (@Thesmallestboy)
Les queremos contar una historia:
Klaus Harmony, nacido en Baden, Alemania, resulta uno de esos héroes que la historia, injusta como es, se ha encargado de enterrar paulatinamente. Klaus dedicó su vida a una de las tareas más nobles que podemos imaginar: ponerle música al placer. Harmony se encargó durante los años setenta, de componer el soundtrack de cintas que hoy son consideradas clásicos de la pornografía europea, como The Ladies Man (1977) o Die Sexorcist (1981), realizadas por el gran director alemán Friedrich Wohlfäht, hombre con quien Harmony hizo una mancuerna de ensueño. La calidad del trabajo realizado por Klaus fue tal, que logró sobrepasar ese pequeño universo del sexo filmado, tanto así que se le otorgó el mote del Mozart de la música porno.
Y es que nuestro héroe resultó un músico seminal en todos los sentidos: fue él quien fundó el género porn groove, el cual fue usado repetidamente durante la era dorada del porno como música de fondo. Harmony es responsable de que asociemos distintas escenas de sexo con aquella mezcla de jazz y funk sumamente rítmicos. El rasgueo de guitarra wah, la batería cadenciosa acompañada de un bajo profundo, son todas ideas que Klaus sembró no sólo en el mundo del entretenimiento adulto, sino en nuestros cerebros. Su mejor disco, Brown on Brown, ha sido catalogado por la crítica especializada como una obra de culto que debe ser revalorada con urgencia. Lamentablemente, los años ochenta marcaron el final de la leyenda: primero, su amigo y compañero, Friedrich Wohlfäht, falleció en 1981, lo que sumió a Harmony en una fuerte depresión humana y creativa. Cuando recobraba la energía necesaria para continuar con su trabajo, una extraña explosión ocurrida en una tienda de discos en la cual se encontraba comprando música, acabó con su vida en 1984. Su hijo Helmut, producto de su matrimonio con la actriz porno Lola Schlipp, es quien se ha encargado de mantener vivo el legado musical de su padre.
No obstante lo apasionante que resulta la historia de Klaus Harmony, el mítico compositor alemán no es más que el producto de la imaginación del músico inglés Matthew Strachan, quien creó al personaje para rendir un homenaje a quienes sí son unos auténticos héroes ignorados: todos los compositores de la música que se escucha cuando vemos porno, sobre todo aquellos que hicieron arte verdadero durante los años setenta.
Y es que la música se volvió parte esencial de la era dorada del porno, pues para los directores leyenda de esa época, resultaba un elemento esencial para desarrollar su obra. Por ejemplo, los hermanos Mitchell, creadores de ese monumento pornográfico llamado Detrás de la Puerta Verde (1972), introdujeron melodías de manera calculada: el groove musical sería quien marcaría todo el ritmo del sexo en pantalla.
Lialeh (1974) es otra película con un soundtrack esencial, pues el mismo fue escrito por Bernard Purdie, leyenda del jazz funk. Nico Fidenco, popular cantautor italiano creó toda la música de la mítica Emanuelle, saga fílmica que es piedra angular del porno. La lista de compositores de porn groove continúa con nombres como Masami Kawahara, Gert Wilden, Gerard Damiano y hasta Eddie Van Halen (sí, ESE Van Halen).
Lamentablemente para la industria pornográfica actual, la música resulta un elemento que, cada vez en mayores casos, se suprime por completo. Por eso te invitamos a poner atención a los sonidos que están debajo de gemidos y embestidas, pues en ellos se esconden piezas brillantes tan orgásmicas como las escenas que vemos en pantalla. Prestar atención a la música del porno es tener una experiencia total, pues a final de cuentas, el sexo es ritmo, es música, es groove.