La actriz porno que quiere pintar como Dalí

Fotos: Drissdel Alvarado

Llamémosla Vesper Vizze, aunque esta historia comienza muchos años antes de que adoptara ese nombre. Vesper nunca fue –lo que se considera socialmente– una chica normal.

A los cinco años, su abuela le enseñó a pintar. Se aficionó a los trazos de artistas como Van Gogh, Monet, Rembrandt y, sobre todo, Salvador Dalí. Por eso se tatuó en la espalda uno de los dos elefantes que integran el cuadro pintado en 1948 por el catalán. Su pasión por el arte la llevó a reproducir sobre sus senos desnudos La noche estrellada, como homenaje en el cumpleaños número 167 del atormentado artista neerlandés. Se hizo una selfie y la subió a su Instagram @vespervize, donde suele publicar fragmentos censurados de su quehacer como actriz porno.

Porque también, desde muy pequeña, vaya paradoja, conoció el cine para adultos. 

“No recuerdo los detalles, no sé por qué o dónde la vi. De lo único que estoy segura es que fue una escena lésbica, porque hasta la fecha es el porno que me gusta consumir. Estoy suscrita a varias páginas de contenido de actrices. El anal y vaginal son cuestiones de trabajo; pero, por placer, a mí me gusta el porno lésbico”.

El sexo no ‘pinta’ 

Vesper es morena y menudita, sensual hasta decir basta y con una mirada felina que contrasta con la sorprendente dulzura de su carácter. Desde que era mucho más joven, porque Vesper apenas tiene 20 años, se convenció de que sería dos cosas cuando creciera: pintora y actriz porno. Se salió con la suya, porque entre ambas actividades divide su tiempo. Lo mismo acaricia la superficie del lienzo con su pincel, que se sienta encima de un pene erecto delante de una cámara. Y reconoce que le cuesta más lo primero que lo segundo.

“Lo que expresas con el cuerpo es una cosa, pero lo que expresas con la mente está mucho más cerca del alma. Por eso, me cuesta mucho más mostrar mis pinturas que hacer una escena de sexo”.

Desde que hizo su primer casting recién cumplidos los 18, descubrió que la creación de productos audiovisuales para adultos no era como se lo imaginaba. Encima en un país como México, que carece del volumen de producción y la fuerza publicitaria de San Fernando Valley, en California, o Budapest, Hungría, por mencionar dos de las mecas que satisfacen las necesidades de los pajeros del planeta.

“En mi vida personal lo he hecho todo”, dice Vesper con la naturalidad de cualquier trabajadora que habla de su currículum, “desde tríos hasta doble penetración anal, pero dentro del porno no lo he filmado todo”.

Gang-bang con sus fans

Tanto en el universo del arte como en el de los fluidos corporales, su bandera es la independencia. Como pintora no cuenta con un mecenas o el respaldo de una academia. Como actriz de cine tres equis, aunque al principio de su carrera se asoció a algunas productoras, prefirió manejarse sin mánager ni productor. Ella misma levanta sus rodajes. Inclusive una vez se inventó una dinámica para grabar un gang-bang con alguno de sus fans, pero la experiencia no salió bien.

De entrada, aunque más de tres docenas levantaron la mano, a la hora de cumplir con los requisitos no todos estuvieron de acuerdo en cumplir con los requisitos mínimos que exigiría cualquier filmación de esa naturaleza.

“Para ellos era diversión, porque no viven de esto, así que ponían muchos peros para llegar a la locación o hacerse los análisis médicos. Salí invirtiendo más de lo que gané, así que mejor cancelé lo de hacer porno con los fans”.

Un pitón en su cama

La pintura y el porno tienen mucho en común. Por eso la exposición que presentó el año pasado en la CDMX, se llamaba “El porno es arte”. Ambas son actividades que exigen mucho tiempo y recursos económicos y por los que la mayoría de la gente piensa que no debe pagarse.

Hay quienes le dicen que les pinte un cuadro, les haga un mural o un autorretrato, pero sin cobrar por ello. También los hombres que, por salir con una actriz porno, piensan que disfrutarán de una beca en la cama. 

“Lo ven como si quisiera ganarme un dinero fácil de un trabajo fácil”, se queja.

Pero no se ponen a pensar en lo costoso que es el material para pintar o las horas que llevar editar decentemente un video indecente.

Vesper proviene de una familia disfuncional. Parte de su arte nace del mismo lugar de donde le duele el abandono. Vive sola, es independiente, pero como no es una chica normal, su familia la constituye, en este momento, un pitón de color blanco y 1.20 metros de longitud con quien pasa la cuarentena y la única que tiene el privilegio de enredarse desnuda en su cuerpo. 

A su mascota le ha tenido que alimentar con ratones congelados, porque no hay tienda que los venda vivos en esta temporada.

Hace poco, cuenta, se compró otra serpiente negra, pero esa misma contingencia le ha impedido que la mensajería se la entregue.

De lo que le ha dado tiempo es de producir más contenido para su OnlyFans, de pintar y hasta mejorar su técnica de pole dance.

“¿Qué cómo aprendí? Pues igual que con la pintura y el porno: dándome en la madre. Esa es la razón por la que me tatué el elefante de Dalí, que tiene unas patas tan delgadas que en la realidad no podría sostenerlos. Así somos los seres humanos cuando nos enfrentamos a los problemas, parece que no podemos, pero sí”.