No hay una lista de reglas escritas en lo que refiere a la excitación sexual: las variantes dependen de cada individuo así como de su contexto social, histórico y cultural. Las expresiones de la sexualidad básicamente se pueden manifestar en cualquier forma y presentación.
En casos muy especiales, la fuente de placer no depende de un acto con otra persona en concreto, sino de la interacción con un objeto o entorno. Ante los ojos de la psicología no sería extraño que una persona acuda a un casino, porque en su cuerpo se presentan distintas reacciones que generan una respuesta fisiológica tan normal como excitarse.
Si lo pensamos bien, un casino es un oasis interminable de estimulaciones sensoriales. De acuerdo al estudio Casino Décor: Effects on Gambling Emotions de la Universidad de Guelph, las cinco variables visuales que más valoran los visitantes en la construcción de una casa de apuestas son:
Lo creas o no, las elegantes ambientaciones de los casinos con su luz tenue, música lounge con bajos decibeles y estructura laberíntica les da un toque de erotismo. Hay que agregarle que el diseño de interiores con fino mobiliario, obras de arte y alfombras de terciopelo con patrones arremolinados conforma un escenario muy atractivo cuando se trata de echar a volar la imaginación.
Placer en el sonido
Dentro de un casino todo está pensado para mantener felices y alertas a los clientes, incluso el sonido: en ciertas zonas se escucha una sinfonía infinita de distintos elementos sonoros, como de máquinas y slots o pláticas susurradas. De hecho, las también conocidas como tragamonedas emiten sonidos y tienen patrones luminosos creados para relajar al usuario.
Existen distintas parafilias o prácticas placenteras ligadas al sonido. Por ejemplo, la melolagnia (excitación por melodías) y el audioerotismo, que es la satisfacción sexual de escuchar conversaciones íntimas. Por más insólito que parezca, un jugador podría tener un slot favorito sólo porque le provoca una reacción erótica.
Casinos y digisexualidad
¿Sabes lo que es la digisexualidad? Esta tendencia en crecimiento, cuyo término se acuñó en la investigación The rise of digisexuality de la Universidad de Manitoba, define a las personas que se sienten atraídas por el uso de tecnología digital o inteligencia artificial.
En los últimos años, la industria del gambling se actualizó para dar paso a un mercado en línea. Si bien no exportó las características que hacen atractivo a un casino presencial, el desarrollo de juegos online conserva el mismo feeling sonoro y visual que mantiene el interés del usuario. Es decir, actualmente un digisexual que ama la música de los slots cubre su necesidad con sólo prender su smartphone.
Algunos de esos juegos también incluyen imaginería para hacerlo aún más sugestivo: Forbidden Slot, Diner of Fortune, o Cabaret Royale son títulos que están en Strendus, la plataforma de entretenimiento en línea más segura y confiable de México, y que rescatan la esencia original del ambiente sonoro-escénico que tanta complacencia lúdica provocan.
Apuestas deportivas: el otro lado de la “pasión”
Tampoco hay que perder de vista la euforia provocada por las apuestas deportivas: un aficionado que ve un partido de futbol americano o soccer en cardíacas instancias y con jugadas de último segundo estará tan excitado como en la cama. Esto debido a que nuestro cerebro está programado para emitir los mismos neurotransmisores al responder a estimulaciones emocionales.
La mejor manera de descubrir cómo funciona la conmoción de una apuesta deportiva es probándola por uno mismo: Strendus te regala un bono de $550 en la vertical de Sportsbook con sólo introducir el código PLAYBOY, para que esas dosis de sustancias químicas revienten hasta convertirse en verdadera excitación.
En conclusión: si alguien siente un deseo incontrolable e impulsivo por un casino, es probable que sea más que sólo una pasión por los juegos de azar, al final no deja de ser un espacio público. No obstante, esa fijación no tiene un origen o una explicación, ya que excitarse es una experiencia personal que, mientras no dañe a terceros, no tendría por qué preocupar.
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