Pinche Gringo, ¡qué delicia de costillas!

En una reciente visita al restaurante Pinche Gringo nos explicaban que el éxito de este lugar son sus costillas barbecue, porque las preparan con madera de roble, durante siete largas horas para que tengan el ahumado perfecto; es decir, no van a fuego directo, sino que las colocan en cocinas especiales donde sólo les da el calor del humo, y eso va desgrasando perfectamente la carne que, al final, tiene una suavidad que casi-casi se deshace en la boca.
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El sabor sureño
Nos dijeron también que, así como el Taco Bell no es el taco mexicano, sino que es una versión “agringada” (si se vale el término), los restaurantes de comida norteamericana en México tienen esa tropicalización para el paladar mexa, y que el Pinche Gringo recrea fielmente el estilo sureño de la cocina estadounidense, y suele servir las costillitas con todos los acompañamientos perfectos: frijoles con chilli, Mac & Cheese, ensalada de col (regresaré por dos botes de esto), pepinillos agrios, bollos y ensalada de papa (y una salsa de habanero, para el que quiera enchilarse bien y bonito).
Costillitas y cerveza
Y, bueno, pues lo mejor fue comprobar que, en efecto, las costillitas barbecue son un maldito manjar que puede uno devorar en una sentada en sus versiones de 200 gramos, de 400 gramos (fue la que yo me zampé) y de 600 gramos para compartir.
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Y, sí, le digo: una verdadera delicia que valió la pena para romper mi keto style, acompañadas de dos cervezas oscuras bien frías.
Y, lo mejor, que en esta ocasión Pinche Gringo tuvo una colaboración con el whiskey Jack Daniel´s porque lo que esta edición sólo se vendió en el Día Del Padre.
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Para chuparse los dedos
Usted llega, se forma, paga su consumo y en un camioncito puede ver cómo le preparan su charola (sí, no hay platos y es feo pedir cubiertos porque, se sabe, las costillas se comen con la mano y se chupan los dedos; ahí se vale perder el protocolo y la compostura) y busca una mesa en sala o en terraza y, ¡voilá! A disfrutar el atasque de carbohidratos y proteína que ofrece Pinche Gringo, cuyo primer local se encuentra en Cumbres de Maltrata 360, en la colonia Narvarte (hay otras dos sucursales; Google, tendré suerte), y cuya carta no es tan abundante, pero sirve especialidades de la cocina gringa como las costillas que vale la pena conocer y disfrutar sin miedos ni culpas.
Total, un atascón de carbs a nadie le hace daño.
