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Paul Van Dyk: de TikTok, bombas en Ucrania y “Off the record”

Escrito por:Arturo J. Flores

El productor alemán Paul Van Dyk estuvo recientemente en México para ofrecer conciertos en la CDMX y Tulum. Pudimos reunirnos con él para hablar de música, TikTok, política, la invasión rusa a Ucrania y el amor infinito que su esposa le demostró a raíz del accidente que sufrió en 2016 cuando cayó de una altura de seis metros mientras se presentaba en el A State Trance Festival, en Holanda.

Leí en tu biografía que tu primer contacto con la música electrónica fue en la cocina de tu mamá, ¿consideras que la cocina y la música tienen algo en común?

Primero quiero decir que la única razón por la que empezó en la cocina, es porque ahí estaba la radio (risas). Ahora, creo que hacer música se parece mucho a preparar un platillo. Antes de empezar, debes de tener claro qué es lo que quieres conseguir, reunir los mejores ingredientes y añadirle darle tu propia sazón. En eso se parece al trabajo de un chef y de un productor musical.

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¿Trabajas de la misma forma cuando compones algo propio que cuando haces un remix para otra persona?

La inspiración que les da origen se parece, sí. Para seguir en el mood de la cocina, digamos que hacer un remix es como preparar mi mejor versión de una hamburguesa. Soy un artista que se deja inspirar por todo lo le rodea. En ese sentido, también la música de otros artistas me inspira. ¿Qué es lo que pasa cuando hago un remix? Trato de hacer que esa canción suene como si hubiera sido mía. Es lo que recientemente trabajé con Illenium, en “From the ashes”, por ejemplo, tratar de que suene a cómo lo hubiera hecho.

Mucho antes de que la industria de la música cayera en esta dinámica de lanzar sencillos escalados en vez de álbumes completos, los artistas de la música electrónica ya trabajaban de esa forma, ¿a ti cómo te place más dar a conocer tu música?

Como artista, cuando voy a producir un nuevo disco tengo pensado realizar un viaje dentro de mi cabeza. Eso se ha complicado en los tiempos actuales. Todavía tengo un concepto en mente cada vez que voy a grabar un nuevo disco, pero estoy consciente de casi nadie se sentará a escuchar 90 minutos continuos de música, desde el principio y hasta el final.

 

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Hoy en día, las personas escuchan una canción, quizá en un par de días le presten atención a las siguientes y así, sucesivamente, como si fueran pequeñas paradas a lo largo del viaje. Ya no es tan sencillo hacerlo como lo hacía.

Pero comprendo que la música ya no se trata tanto de lo que yo le entrego a las personas, sino de lo que ellas toman de mí.

A mí me gustan los discos, porque te muestran la visión completa de un artista y no únicamente los 5 minutos que puede durar un sencillo.

De lo íntimo a los grandes festivales

Tengo entendido que así funciona “Off the record”, tu nuevo material.

¡Precisamente a ese me refiero, el concepto! Mi nuevo álbum se estrenará en tres etapas.

Primero viene “Off the record”, que es música mucho más profunda, que fue compuesta durante la pandemia, cuando no había clubes abiertos ni festivales.

Se trataba de mí, escuchando lo que había dentro de mi cabeza.

La inspiración que lo dio a luz a esta música proviene de mis pensamientos, porque no tenía experiencias en las cuales basarme.

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Es música que puedo colocar reunida dentro de un álbum, pero que no podría liberar en el formato actual, de sencillo por sencillo. Había que colocarlos dentro de un marco más amplio. Como periodista, seguramente estás familiarizado con el término off the record y sabes a lo que se refiere. Es el momento en que apagas tu grabadora y la charla se torna más seria, más privada. Algo que no es necesariamente para todo el público. Por eso la música de esta parte es mucho más íntima.

La siguiente sección se llama “Before the record”, música de 138 BPM, mucho más relacionada con ese mundo de festivales multitudinarios, lo que es mucho más popular entre la gente.

Y finalmente viene “The record”, que reúne un poco de las etapas antes mencionadas y un extra.

En tiempos de TikTok, ¿te cuesta trabajo pensar en producir música que será escuchada durante 15 segundos?

Lo es. Volveré a la analogía que hacíamos sobre la comida al principio de la entrevista. Lo que escuchamos en Spotify o en alguna otra plataforma de streaming se parece mucho a los appetizers, las entradas con que inicias la degustación de un menú. Pero si quieres disfrutar de una banquete en forma, tienes que escuchar el material completo.

¿Pero a los jóvenes les interesa comer el platillo entero?

Por fortuna, a algunos aún.

Paul Van Dyk contra TikTok

Durante la pandemia realizaste sesiones en línea, ¿te desconcertaba no tener gente delante de ti?

Fue muy, pero muy complicado… lo bueno fue que la tecnología me permitía ver a las personas que se conectaban, así como ellas podían verme a mí, de modo que de todos modos fue una actividad muy interactiva.

Pero sí, resulta muy distinto cuando estás tocando solo en un club, delante de un público digital, a cuando todos estamos todos en el mismo sitio.  Fue positivo en ese contexto de pandemia, pero prefiero a la gente de carne y hueso.

Cuando estás encima de un escenario, ¿qué tienes en mente?

Primero que nada, la música. Y en segunda instancia, el acto comunicativo de la música. Me gusta sentir la energía y cómo fluye entre el público y yo.

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Naciste en Alemania del Este, la Alemania comunista, y según has dicho, la música fue determinante en tu cambio de mentalidad hacia el mundo, ¿consideras que la música mantiene ese poder de transformación?

Puede ser, pero todo eso que mencionaste, TikTok y Spotify, todo aquello que frena la extensión de la música, también reduce sus efectos. Si alguien escucha un track completo, proveniente de una cultura que no es la suya, puede ser mucho más empático con esas cultura ajena, pero si solamente se limita a escuchar 15 segundos de pieza, tal vez no piense de la misma forma al final.

Sin embargo, que dos personas de dos lugares muy lejanos entre sí se encuentren en Ibiza y regresen a su casa con esa energía positiva que la música les brindó, es algo que no se puede explicar.

Cuando la gente anda por ahí con una sonrisa en la boca, inevitablemente contagiará esa alegría en otras personas. Con la música electrónica sucede eso.

A diferencia de ti, un chico con Internet hoy en día tiene acceso a música de todo el mundo con un clic, ¿cómo fue para ti en el ambiente en que creciste?

Bueno, de entrada no existían las tiendas de discos, así que lo único que tenía para escuchar música era la radio. Pero tuve suerte, porque vivía del lado Este de Berlín, y podía escuchar lo mejor de las estaciones de radio de Berlín. Así conocí a Depeche Mode, por ejemplo. También mucha de la música de los ochenta.

Fue así que entendí que la música era mucho más que un sonido que estaba en el fondo, como decíamos, mucho más que los 15 segundos que escuchas en TikTok.

El comunismo y la invasión rusa a Ucrania

¿Recuerdas cuál fue el primer concierto al que asististe como público?

Creo que fue uno de Stereo MC’s en Berlín del Este, y la única razón por la que asistí fue porque un amigo mío trabajaba cuidando la puerta y me dejó entrar. Yo tenía como 14 años.

Es legendario aquel de Bruce Springsteen ocurrido el 19 de julio de 1988 y que se piensa, impulsó la caída del muro.

Sí, pero yo no tenía permiso de asistir a cosas así porque era políticamente incorrecto. El comunismo no lo veía con buenos ojos.

A propósito, es probable que tus estadísticas te digan que tienes fans en Rusia, pero también en Ucrania. Como artista, ¿cómo interpretas esta ironía?

Muy complicado, especialmente en medio de una situación tan dramática en la que hay gente que intenta sobrevivir. Si la música les ayuda a afrontar una realidad tan cruda y si para ello eligen una de mis canciones, qué maravilla, me siento honrado.

Lo que me frustra es que una canción no pueda traer la paz, aunque quizá les brinde un poco de descanso a la mente mientras caen las bombas.

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¿Consideras que el ataque perpetrado en 2016 al bar Pulse en Orlando volvió política la música electrónica?

Definitivamente abrió los ojos y los oídos de las personas, puso atención en asuntos que quizá para muchos no fueran importantes. Como miembro de una sociedad democrática creo que es mi responsabilidad hacer todo lo que esté en mis manos para que las cosas funcionen: votar en las elecciones, manifestarme respecto a lo que pienso que está mal, expresarme.

Pero ojo, esto no es un asunto que le corresponda exclusivamente a la música, sino a las personas. Algunas lo hacen y otras no.

Soy muy activo, políticamente hablando, estoy afiliado a un partido y siempre me pronuncio respecto a los problemas sociales que me preocupan. Es importante para mí, porque nací en una dictadura en Alemania del Este, sé cómo se siente cuando no te dejan expresarte libremente.

Sé que las democracias, como se aplican en países como los nuestros, no son perfectas, pero se acercan lo más posible a un sistema de convivencia. Tenemos que mejorarlas, pero es un trabajo individual. E insisto, no tiene que ver con la música.

Finalmente, son ya varios años desde aquel accidente que te obligó a retirarte un tiempo de los escenarios y del que te refieres en “Music rescues me”, ¿cuál fue la parte más dura de tu recuperación?

Todo… aún hay cosas de las que no estoy bien al cien por ciento. A veces me duele mucho. Pero hubo algo que me costaba mucho comprender. Lo que sucedió fue terrible, pero me siento muy agradecido con mi esposa por lo mucho que me ama.

Ver cómo sufre la persona que amas y lidiar con ello, como hizo ella, debió ser más duro de lo que me sucedió a mí.