Padre Alejandro Solalinde. Dios puede hacer santo hasta a un Zeta
Sin remordimientos, reconoce que no es célibe. Estuvo con una mujer, experiencia que califica como milagro y lo ayudó a humanizarse. Célebre es su labor al frente del albergue Hermanos del camino, donde acoge a migrantes centroamericanos que se encuentran de tránsito por México. Por eso y sus incendiarias declaraciones, sobre su cabeza penden amenazas de muerte de parte del crimen organizado. Incluso, en mayo pasado salió del país por razones de seguridad. Él no tiene miedo, y aunque va custodiado por la vida, reconoce que cuando lo quieran asesinar, lo harán. Pero ni así dejará de ser un sacerdote rebelde.
PLAYBOY: Padre, o usted tiene una vida muy agitada o sus colegas se la pasan muy a gusto en sus parroquias.
SOLALINDE: ¡Híjole! A lo mejor son las dos cosas. No soy el único, pero llevo una vida muy agitada porque la mies es mucha y los obreros, pocos. Me angustia que haya tanta necesidad.
PLAYBOY: ¿De dónde viene esa inquietud por hacer de la fe un trabajo más de campo que de escritorio?
SOLALINDE: Toda mi vida sacerdotal he sido un rebelde. Hasta la fecha, no sigo lo convencional. He hecho mi propio camino. Fui al Seminario, luego fui al noviciado con los Carmelitas, pero por ser como era, por concebir la libertad como la concibo, ¡me corrieron! No encajaba. Los Carmelitas son excelentes, pero yo no cabía en un sistema hecho. Ingresé entonces a un sistema más abierto, un Instituto secular, pero tampoco me gustó. Así que opté con otros Seminaristas por hacer una experiencia aparte: me fui a vivir a una vecindad en la colonia Portales y comencé a tener un acercamiento real con la gente que trabaja, con la clase media baja. Ahí aprendí a ser un seminarista diferente y después un sacerdote distinto. El problema vino cuando me ordenaron. Académicamente, yo asistía a clases al Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos del Cardenal Miguel Darío Miranda, pero cuando los demás se iban a sus comunidades, a su vida segura, yo me metía al riesgo de la vida de la calle, con los laicos, la gente común (risas). Pero me pregunté: “¿y cómo me ordenarán, qué Obispo me va a recomendar?”. Y sucedió un milagro. Vino un Prepósito general que promovió mi ordenación desde Roma. Ese día hubo rocanrol, mariachi, bailé hasta que me cansé y me dolieron las quijadas de tanta alegría. Dios avaló mi camino de búsqueda y no me pongo como el paradigma al que todos deben seguir, para nada, porque entonces me hago dogma y la vida no es dogma. La vida es fresca y se va construyendo, no hay por qué ajustarse a los cartabones de otros. Contra eso me rebelé. Yo no quería una vida acomodada porque de niño siempre tuve una vida pobre con mi familia. Una vez ordenado, de pilón me llevaron a vivir a La Herradura, ¡no friegues!, cómo iba a soportar la vida con puro riquillo.
PLAYBOY: ¿Y cómo lo tomaron los ricos?
SOLALINDE: Ahí empezaron los problemas, porque todos los domingos iba a Misa doña Chole Ávila Camacho (viuda del ex presidente) y como el Evangelio se tiene que aplicar, yo lo apliqué a su caso. Se trataba de la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro. Yo dije: “Doña Chole es como el rico Epulón y el pobre Lázaro es Palosolo”, una colonia muy pobre que quedaba del otro lado. Me corrieron también de la iglesia y me mandaron a San Isidro, una zona muy pobre. O sea, que Dios sabe cumplir. Mi mayor rebeldía fue dejar el riel y buscar mi propio camino, ser iglesia a mi manera. Y soy muy feliz, me saqué la lotería estando entre la gente. Más allá de juzgar a nadie, porque Jesús no vino a juzgar a nadie, se trata de aceptar a la gente como es. Después estuve en la Diócesis de Toluca, me negué a vivir en una iglesia y puse un departamentito donde recibía a la gente.
PLAYBOY: ¿Un sacerdote que se negaba a vivir en una iglesia?
SOLALINCDE: Sí, por las estructuras y los estereotipos. Eso no servía para llegarle a las nuevas generaciones.
PLAYBOY: Padre, muchas de las cosas que dicen me saltan, ¿un sacerdote que dice que la vida no es dogma?
SOLALINDE: No, la vida surge. Te voy a contar algo maravilloso. Creo mucho en nuestra condición humana, me encanta ser humano y falible, defectuoso, me encanta tener errores, estar limitado, equivocarme. En esos años aprendí algo, yo tenía 32. A ver, yo platico con Dios como platico contigo. Trato todos los asuntos, hasta los de índole sexual, con Dios. No me inhibo de nada. Yo le decía: “ya tengo 4 años de ordenado y nunca he tenido relación con una mujer. No sé lo que es eso. Soy célibe por obligación, porque si no lo era, no me ordenaba, pero… ¿cómo voy a entender a un matrimonio o las mujeres, si no conozco nada de eso?”. ¡Y sucedió el milagro, sin buscarlo! Entre las jóvenes con las que yo trabajaba, sucedió… eso. Lo descubrí y fue maravilloso, descubrí una dimensión increíble que me hizo sentir más humano, más hombre. Y lejos de sentir culpa, ¡para nada!, ni me confesé. Le di gracias a Dios y andaba como niño con juguete nuevo, porque descubrí a la mujer como es y me descubrí a mí como hombre. Estuve en la disyuntiva de continuar mi camino o dejar el sacerdocio y casarme. Ella estaba muy enamorada, pero yo solamente la quería. Así que mi vocación fue más fuerte. Decidí estar con la gente, con los pobres y ser sacerdote. Ahora soy célibe. Ahora (risas).
PLAYBOY: ¿No le causa problemas contarme que estuvo con una mujer?
SOLALINDE: No, porque cuando me ordenaron era célibe. Hice todo lo que me pedían ellos, aunque me reprimiera. Le fui fiel a Dios, pero después pude humanizarme. No puede ser que uno como sacerdote intente orientar a los jóvenes, que hablan tanto de sexo, estando en la inopia. Tampoco estoy diciendo que todos los seminaristas deberían pasar por ahí, como yo, pero a mí me dio resultado. Ya soy una persona normal. Cuando veo a una mujer que me llama la atención, lo comento con Dios y esa experiencia me enseñó a valorar a la mujer, a no verla como un objeto sexual. La admiro muchísimo, la mujer es la expresión más bella del rostro de Dios.
PLAYBOY: ¿No le da miedo que sus superiores se enteren de esto?
SOLALINDE: Hay que entender que el celibato no es un dogma de fe, sino una medida disciplinaria nada más. El sexo no es malo, ni tampoco casarse o tener una relación con una mujer. Jesús fue célibe, libre, pero fue un ser sexuado. Nunca rechazó tener una relación con una mujer desde su ser de hombre. Él veía todo con mayor naturalidad. En cambio, en cuestión de sexo la iglesia sigue muy cerrada. Jesús escogió de entre sus discípulos a un casado para irse a vivir a su casa. Y para acabarla de amolar, eligió como primer jefe de la iglesia católica, a un casado, a Pedro, y conoció a su esposa. Él nunca dijo que para seguirlo había que ser célibe. Eso empezó a imponerlo la iglesia católica cuando los hijos de los sacerdotes, los papas y los obispos empezaron a exigir derechos de herencia. ¡Les dolió en la administración! Por lo demás, no tarda el tiempo en que la iglesia vea el celibato como algo opcional.
PLAYBOY: Me suena un poco descabellado que sea “pronto”.
SOLALINDE: La iglesia no es un monolito, es un conjunto de realidades. Una parte de la jerarquía está dando el cambio, pero no lo dice en público. En Francia, la iglesia ya están ordenando a casados como diáconos. El siguiente paso es ordenarlos sacerdotes. Hay una diócesis, pero no te voy a decir cuál porque me encanta el chisme pero no tanto (risas), donde el 75% de los sacerdotes son casados, por el civil y por la iglesia, y viven con su esposas. Esto lo sabe Roma, desde hace muchos años.
PLAYBOY: Pero nosotros no.
SOLALINDE: Y lo que tampoco sabemos es que hay miles de sacerdotes anglicanos que han retornado a la iglesia católica con todo y sus familias. Por eso te digo, llegará el momento en que se revise el celibato y se volverá opcional.
PLAYBOY: ¿Hace cuánto no oficia una boda?
SOLALINDE: De repente me invitan, pero las misas que menos me gustan son las de XV años. En general, las sociales. Las misas que más me placen –y te va a parecer muy raro– son las de cuerpo presente y ésas son a las que muchos de mis compañeros no quieren ir porque no les pagan, son gratis. A mí me encanta porque es el momento en que la gente, en su dolor, está más dispuesta a escuchar la palabra de Dios. Los agarro crudos y desvelados, pero dispuestos. Cuando hablan de dinero, ésas son las misas aburridas.
PLAYBOY: Por lo que me cuenta, no parece haber muchos curas dispuestos a ensuciarse las manos.
SOLALINDE: Sí, pero ellos no son los culpables. Son buenos, pero los obispos los han convertido en ministros en riel, ¡qué aburrido! Y ellos no se atreven a salirse del riel.
PLAYBOY: Dicen que a todo se acostumbra uno, menos a no comer. ¿Usted se acostumbró a las amenazas de muerte?
SOLALINDE: Sí, ya me acostumbré. Son secundarias, no tengo miedo porque confío en Jesús. Dice él, creo que en Juan 8:29: “El que me envió, está conmigo”. Yo no soy “El enviado”, pero soy un enviado y el que me envía está conmigo. Ayer estuve en la Secretaría de Gobernación y me dijeron: “como usted no cambiará ni dejará de dar declaraciones, tendremos que implementar las medidas de seguridad de la magnitud de su actitud” (risas). Así. Y no, no cambiaré. Me siento muy feliz de servir a la verdad. A mí no me importa el pinche dinero, ni creo en el poder ni en la fama.
PLAYBOY: ¿También se acostumbró a traer escoltas como ángeles de la guarda?
SOLALINDE: Es como traer los lentes. Siendo sinceros, el día que los malos me quieran quebrar lo harán sin reparos. Y si no lo han hecho, es porque no han querido. Entiendo que mis agentes de seguridad personal portan armas largas y se sometieron a un entrenamiento especial, pero el día que de verdad quieran matarme no servirán ni 20 agentes. Por eso los tomo como una medida de respeto y obediencia a la comunidad internacional que me dice: “no eres el Mesías, pero cuídate porque nos haces falta”. Pero no temo a que me despachen. No creo en la muerte, es sólo un paso de una dimensión a otra. Esta vida es hermosa y la disfruto, pero la que viene es mejor. Aunque tampoco quiero ser mártir, ¡si está re bueno este bailongo!
PLAYBOY: Qué ironía que siendo un hombre de paz su apellido sea Guerra.
SOLALINDE: ¡Qué voy a ser de paz! Me la paso haciendo la guerra a la gente que lucra con el ser humano. Soy un foquito rojo que ilumina lo que hacen en lo oscurito. Antier estuve con el equipo de transición de Enrique Peña Nieto. Se portaron muy amables y yo no me cierro al diálogo, pero ellos se imaginan que Solalinde será su incondicional. ¡Ni se imaginan en la que se metieron! ¡Yo no voy a ocultar nada! No soy un incondicional ni hay manera de que me compren. He recibido atenciones de gente muy de arriba, poderosas, pero no necesito ni dinero ni poder. Lo que necesito lo tengo y soy el hombre más rico y feliz del mundo. Si me meten en un círculo acepto, porque Jesús debe entrar en todos los ambientes, pero siendo libre e incondicional. Por eso voy a ser una guerrita para ellos (risas). Si creen que haré la paz, no, ¡Jesús trajo la guerra!
PLAYBOY: ¿Cuál es su primer recuerdo asociado a un migrante?
SOLALINDE: Cuando estuve en la Parroquia de la Santísima Trinidad en Juchitán (Guerrero). Llegaron cuatro migrantes muy jóvenes y me dijeron: “fíjese, padre, que nos acaban de asaltar”. Los llevé en mi carrito adonde los habían asaltado. Descubrí que habían sido judiciales y los enfrenté. Ahí empezó esta vida. “Lo que les robaron, se los tienen que regresar”, les reclamé. Obvio, no lo hicieron pero yo los acusé con los superiores.
PLAYBOY: ¿Y el albergue, cómo nació?
SOLALINDE: Empezó el 26 de febrero de 2007, cuando llevaba un año dando comida en las vías del tren. No era suficiente, porque lo que los migrantes más necesitan es seguridad. Un día estaba yo dando comida de un lado del tren y del otro, los empezaron a asaltar. Me voy de aquel lado y del que yo estaba, lo mismo: asaltos. Era una burla. Por eso necesitaba un lugar donde estuvieran, para que no anduvieran como ovejitas sin pastor. Me siento honrado de servirlos, pero me indigna la ceguera humana. Yo no divido el mundo el mundo en buenos y malos, porque estamos, como dicen en Oaxaca, entreverados. Me da tristeza que las instituciones no hayan hecho nada para formar seres humanos: le reclamo al PRI, que estuvo tantos años en el poder y no hizo nada para formar personas; le reclamo al PAN, porque a pesar de ser tan católicos, no hicieron un México más humano; le reclamo a todos los partidos que se han corrompido, pero le reclamo también a la Iglesia católica, con todo y que es una institución con autoridad moral, no fue capaz de formar personas, ¡porque no me digan que los judiciales y los militares que han desertado del ejército para entrar en el crimen no son católicos! ¡Que no me digan que las personas del capital financiero, empezando por Carlos Slim, no son católicas! ¿Cómo pueden hacer lo que hacen siendo católicos? Porque los han engañado, les dijeron que la fe es la religión. No es cierto, la fe es seguir a Jesús. Pero ellos hacen lo que hacen, van a misa y reciben su bendición bien tranquilitos de un obispo y hasta le dan su limosnita.
PLAYBOY: Por declaraciones como ésta fue que lo tuvieron que sacar de México, ¿cómo fueron esos días lejos del país?
SOLALINDE: Duros, porque extrañaba el albergue, pero yo no pierdo el tiempo. Soy misionero las 24 horas del día los 365 días del año. En Europa rechacé ir como turista. ¿Arriesgo el pellejo y por eso merezco vacaciones? ¡No! Aproveché los espacios que las brigadas internacionales de paz me dieron y tuve a parlamentos, cámaras de diputados y senadores escuchándome, con un 90% de asistencia. Cuestioné lo que hacen con los migrantes allá. Como ayer les dije a dos diplomáticos europeos con los que comí: “Ustedes son ejemplares en los derechos humanos de las personas a secas, pero los repruebo en derechos humanos a los migrantes”. México es un estado que simula: firma tratados internacionales y dice que respeta los derechos humanos, pero la realidad es que los pisotea.
PLAYBOY: ¿Qué le parece Estados Unidos, ese lugar al que quieren llegar los migrantes?
SOLALINDE: ¡No me gustaría vivir ahí! Físicamente es precioso, ordenado y civilizado, aparentemente, pero existen muchas injusticias. Es el principal santuario donde se adora al dinero y se sacrifican vidas humanas en su honor. Es el país al que no le importa destruir otras ecologías con tal de proteger las suya. No existe ni siquiera democracia electoral. Son los primeros en no respetar las democracias en el mundo, imponen y apoyan crímenes como el de Salvador Allende. Apoya dictaduras como las del cono sur. Es un país que se dice formado por migrantes, pero es el primero en rechazar a los migrantes. ¡Es xenofóbico! ¿Qué tienen estos migrantes centroamericanos que no tienen los que venían? ¿Dinero? Los primeros tampoco lo tuvieron, llegaban con una mano adelante y otra atrás. Pero luego viene lo más triste; los migrantes que llegan se vuelven anglos y rechazan a los nuevos.
PLAYBOY: Si no supiera que es usted sacerdote, pensaría por momentos que entrevisto a un marxista.
SOLALINDE: Admiro a todos los seres humanos, a los marxistas también, pero Jesucristo es mucho más que eso: siempre cuestionó cualquier sistema injusto y abogó por un sistema al servicio del hombre y no un sistema al servicio de los pinches sistemas.
PLAYBOY: Como crítico de la iglesia, ¿qué opinión le merece Marcial Maciel?
SOLALINDE: Fue un pobre hombre adicto, enfermo, un criminal, pero también víctima de un sistema que no se ha preocupado de formar personas, otra vez. Fue víctima de un sistema coludido con el dinero. ¿Cómo es posible que no vieran la vida oculta de Maciel? Claro que lo sabían, pero no lo decían porque aportaba mucho dinero. Había que salvar el pinche capital en vez de salvar a las personas. Qué terrible. Si yo fuera un alto jerarca de la iglesia no tendría alma administrativa, así que salvaría a las personas. A veces Dios escribe derecho sobre renglones torcidos. Les diría a quienes quedaron a cargo de su instituto: “¿cómo se sienten?” ¡Pues de la fregada!, dirían, nuestro fundador no era un santo, ¿ahora cómo nos libramos del estigma? Les propondría formar un nuevo instituto, del que ellos fueron los iniciadores. Pero no, ¿qué hicieron?, mandaron dos cardenales de Roma para tapar el sol con un dedo y salvar la razón social para salvar la lana. En México pasa eso, el ser humano no ocupa el primer lugar de las inversiones. Ahí está el campo muriéndose, los indígenas relegados, los rechazados de las Universidades, los ninis.
PLAYBOY: ¡Pero tendremos un nuevo avión presidencial!
SOLALINDE: Sí, esas son las grandes contradicciones. No entendemos nuestro drama. Nos damos lujos como si fuéramos de primer mundo.
PLAYBOY: ¿Está de acuerdo en la separación Iglesia-Estado?
SOLALINDE: Me encanta, así debe ser. En la Edad Media, la iglesia usurpó dinero para convertirse en poder. Pero gracias a Dios, la Revolución francesa, al Renacimiento y el licenciado Benito Juárez, ahora la iglesia está en su lugar. La iglesia no tiene por qué ser una instancia de poder. Ojalá el Vaticano dejara de ser Estado para convertirse únicamente en la Santa Sede.
PLAYBOY: ¿Usted votó?
SOLALINDE: Claro, siempre he votado. En 1992 se reconoció a la Iglesia católica, pero yo desde antes votaba porque soy ciudadano; yo sí marché y tengo mi cartilla. ¡Votaba porque, aunque la ley no me lo permitía, a mí me valió! Voté porque tengo derechos.
PLAYBOY: ¿Se considera parte de la Teología de la liberación?
SOLALINDE: Más bien soy descendiente de ellos. La teología de la liberación tuvo su momento y evolucionó. Por ejemplo, para hacer la opción preferencial por los pobres se tiene que hacer primero la opción fundamental por el ser humano, en contraposición del dinero.
PLAYBOY: Estudió Letras, ¿escribirá sus memorias?
SOLALINDE: Pienso escribir algo pero no para que me recuerden, me magnifiquen o me hagan santo de estampita, sino para que vean que Dios puede actuar en cualquier tontín como yo. Mentira que Dios escoge santos desde la cuna, Dios puede hacer santos de cualquiera de nosotros, así sea de un Zeta, con tal de que se arrepienta y quiera tomar una vida diferente. Creo en tu santidad, la del fotógrafo y la de los lectores de Playboy. La santidad no es santurronería, sino pequeños actos de amor que representan destellos de santidad.
PLAYBOY: Ya que lo menciona, imaginé que un sacerdote no querría aparecer en Playboy.
SOLALINDE: ¿Por qué no? La palabra de Dios tiene que llegar a todos los niveles. Y los lectores de Playboy son un tipo de sociedad que existe, son personas que tratan de vencer tabúes y si hiciera una encuesta entre ellos, quizá no encontraría mucha religión pero sí mucha fe.
LA OVEJA NEGRA
El padre Alejandro Solalinde es uno de los personajes retratados por el periodista Emiliano Ruiz Parra en el libro Ovejas negras: rebeldes de la iglesia mexicana del siglo XXI (Océano, 2012), en el que dibuja un perfil de personajes que, por sus ideas revolucionarias o su contraposición a los dogmas religiosos, han ocupado la atención de la sociedad. Otras “ovejas negras”, son Javier Sicilia, Pedro Pantoja, Sergio Méndez Arceo y José Barba, entre otros.
DE PELÍCULA
Cientos de migrantes centroamericanos se trazan un camino para llegar a Estados Unido sin saber lo que conlleva el tren. El documental María en tierra de nadie, de la directora Marcela Zamora, expone el viaje de tres mujeres a través del territorio mexicano y paralelamente revela otros testimonios y escenarios de la suerte que padecen quienes buscan llegar a Estados Unidos. En el filme aparece el padre Alejandro Solalinde.