Mi pasión merece respeto

Porque los aficionados cumplen con su parte, apoyan a los equipos, compran boletos, gritan y se emocionan, nuestro colaborador invita a los jugadores y técnicos a que reditúen con resultados.

Por: Faisy

En un abrir y cerrar de ojos estamos en la fase final del año. Muchas fiestas, aunque en muchos de nuestros deportes no hay tanto qué celebrar. En verdad somos un país de contradicciones. Por un lado vemos que las selecciones femeniles se han cansado, aun con los pocos recursos con que se le apoya, de obtener buenos resultados en torneos tanto internacionales como mundiales y, aun así, no hay quién se aviente a proponer un proyecto serio de una liga femenil de fútbol profesional. Tampoco se dan cuenta de que eso retrasa nuestro nivel futbolístico. Hay un excelente material, contamos con grandes jugadoras y cada vez hay mejores semilleros. Si a esto le brindáramos seriedad, estoy seguro de que podríamos festejar mejores resultados y, a la larga, también será un excelente negocio.

En la Liga Mexicana estamos aprendiendo que no todo lo que hemos escuchado es cierto, que nosotros también podemos generar nuestra propia opinión, porque muchas veces el adoptar y defender la opinión de otras personas no es lo más correcto ni conveniente. ¿Por qué digo esto? Porque estamos acostumbrados a utilizar, en el bullying futbolero, la clásica agresión a los equipos que tienen poco tiempo de haber subido a la Primera División. Los medios nos habían dicho hasta el cansancio que muchos equipos de la Liga de Ascenso eran proyectos sin pies ni cabeza o equipos con planes mediocres a los que la Primera división les quedaba grande, y que sin duda en uno o dos años perderían la categoría. Pero, ¡oh, sorpresa!, en lo que va de esta temporada nos encontramos en los primeros lugares de la tabla y con grandes demostraciones de buen juego, al equipo de los Xolos de Tijuana y al equipo del León, ambos con una directiva comprometida, un muy buen proyecto de crecimiento, jugadores con buena actitud, comprometidos y con un fútbol alegre. Y por otro lado, vemos resultados y juegos mediocres de los llamados equipos “Grandes”, y que hace años que han dejado de serlo. Esas escuadras siguen viviendo del pasado. Sus directivas, entrenadores o jugadores a veces no entienden que al pisar ese terreno sagrado están representando años de historia, títulos, millones de aficionados, millones de pesos, inversión. No entienden que responden en esos 90 minutos al trabajo de muchas personas encargadas de mantener el estadio limpio, el pasto verde y reluciente, las butacas limpias, los balones y los uniformes en perfecto estado. Son jugadores que llevan generalmente el escudo de la institución en el pecho, porque ahí es donde se deben sentir la pasión y el amor a la camiseta.

La verdad no quiero sonar romántico ni moralista, pero es que no sólo se trata de ganar o perder. Se trata de la manera en que lo haces, en que corres por un balón, en que te desenvuelves en la cancha con tus compañeros, en la manera en que asumes la responsabilidad de tirar un penalti,  la forma en que gritas y contagias entusiasmo a los demás por el hecho de estar haciendo lo que amas. El sueño que muchos no llegamos a cumplir (jugar en un campo profesional de fútbol representando al equipo de tus amores) es el que te mantiene, el que te permite cumplir tus sueños y los de tu familia, el que hace sonreír y llorar a muchos. Se trata de VIVIR INTENSAMENTE… de disfrutar.

Cuando pase eso, los aficionados sabremos valorar el esfuerzo del equipo aun en la derrota. Pero cuando lo único que sale a relucir es confusión y falta de pasión, me empiezo a sentir estafado. Como aficionado seguiré predicando con el ejemplo, me entregaré en cada partido, no importa si se gana o se pierde, porque mi afición no depende de eso. Lo hago por mí, por mi identidad, por mis colores y seguiré demostrando mi apoyo incondicional para poder exigir. Mi pasión merece respeto.

Otro ingrediente que se ha vuelto fundamental en mis fines de semanas fiesteros y deportivos es la NFL, que ha empezado calientita y con mucha controversia. La verdad es que desde el viernes hasta el lunes con el famoso Monday Night, me mantengo de buenas y muy al pendiente de los resultados. ¡GRACIAS A DIOS INICIÓ LA NFL!

Y para concluir, sólo hago una mención a todas aquellas marcas (cada vez más) que apoyan y siguen creyendo en nuestros jóvenes y a las que siempre les daré un espacio especial en esta columna. Ahora hablaré de Red Bull, que se preocupa todo el tiempo por generar competencias de buen nivel y enfrentamientos mundiales enmarcados por lugares espectaculares, para darle más espacios a todo tipo de deportes y poder dar a conocer a talentosos chavos que no cuentan con suficientes lugares para mostrar su arte. Este mes tuve la oportunidad de vivir la experiencia del RedBull StreetStyle en la ciudad de Lecce, Italia, y quedé gratamente sorprendido. Es una competencia mundial de Freestyleros (futbolistas que dominan el balón al ritmo de la música y mostrando trucos, enfrentándose 1 vs 1) y me impresionó lo mucho que crece este deporte, el talento que existe en México y en Latinoamérica y lo poco que sabía acerca de él.

GIO, nuestro representante mexicano, avanzó por segunda ocasión en un Mundial a la fase final, quedando dentro de los 16 mejores del mundo entre 64 jugadores que representaban a sus respectivos países, resultado que para un deporte que no es muy conocido ni tan apoyado me parece digno de comentarse y aplaudirse.

Ojalá este estímulo a jóvenes talentosos crezca no sólo en el futbol Freestyle, sino en muchos otros deportes, para siempre poner, como en este caso, el nombre de México muy en alto.

¡BUENA VIBRA BANDA y hasta el siguiente mes!