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Los juegos de la niñez

Escrito por:Jafet Gallardo

Los juegos de la niñez

Nuestro nuevo columnista ofrece algunas sugerencias para amenizar una divertida fiesta en compañía de amigos y amigas; pero, ojo, el objetivo primordial es vencer la resistencia de las mujeres colocándonos una máscara de inocencia.

Por: Faisy

 

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Son increíbles las vueltas que da la vida y conforme avanza la mía, la suerte que siempre me acompaña. Todavía recuerdo la primera revista Playboy que tuve en mis manos hace mucho tiempo, cuando encontré el escondite de mi tío Pepe, escondite que mis primos y yo visitábamos cuando menos cinco veces al día. Nos imaginábamos cómo sería ser aquel señor de bata que tenía a todas las chicas cerca. Pensábamos que algún día una novia nos cocinaría desnuda como las modelos que salían en sus páginas. Me llamaba la atención también los dibujos y los temas de sus artículos. Me parecía, mientras las hojeaba, que cometía la travesura más arriesgada y original que se me podía ocurrir a esa edad.

Cuando me invitaron a escribir una columna, lo primero que les pregunté fue “¿de qué quieren que escriba?”. Me respondieron: “nos gustaría que escribieras de deportes, antros, fiestas y mujeres”, y parecía obra del Señor; miren que llevo 32 años especializándome en dichos temas. Para quienes no me conocen, ahí les va un recuento rápido de mi vida: Nací en León, Guanajuato, el 19 de septiembre de 1979, con los colores verdes en la panza y el corazón, así que me declaro fan incondicional del equipo de mis amores: El León. Crecí estudiando en diferentes escuelas alrededor de muchas de las ciudades de Guanajuato, siempre con el sueño de algún día convertirme en futbolista profesional.

Al cumplir 16 años y ya instalado en el D.F., empecé trabajando como cantante en un grupo llamado Perfiles, en el que estuve siete años y debo confesar que mi motivo principal de formar parte de este grupo y de este medio fueron las mujeres. Después fui parte del elenco de varias telenovelas en TV Azteca, un reality de baile y fungí como conductor en varios de sus morning shows, pero siempre con la certeza de saber que soy un futbolista frustrado. Aunque al pisar un escenario, me di cuenta que esto sería mi vida. Desde hace más de cuatro años formo parte de las filas de Foxsports, donde hago un programa que se llama Futbol para Todos, y de un año para acá también estoy en Los 40 Principales, en un programa de radio que responde al nombre de El Tlacuache. Amo a mi país, su deporte, su vida nocturna pero, sobre todo, a sus mujeres.

Así que me enfocaré en las líneas que me quedan a resumir algunas actividades divertidas que en diferentes circunstancias me han ayudado a terminar una reunión en un muuuy bonito intercambio de saliva. Lo importante de toda situación es perderle el miedo al ridículo y tener un buen pretexto. En ese sentido, muchos de nuestros compatriotas mexicanos nos han echado una manita. Y es que hay que aceptar que muchas de las mujeres que nos rodean, saben y se interesan mucho más en el fútbol desde que nuestro Sir Chicharation forma parte del equipo Manchester United.

Por otro lado, las transmisiones de carteleras de boxeo cada fin de semana, donde vemos pelear a hijos de leyendas y a ex novios de gente de la farándula, nos parecen un deporte digno de analizar; pero a muchas de nuestras amigas o novias les llama la atención todo el drama que se vive, como si fuera una nueva etapa de realitys novelescos, y eso también nos da un buen pretexto para compartir y generar momentos con esa chica que nos interesa.

La cosa es que, teniendo el interés de ellas en los deportes y la intención de ustedes de acercarse, sólo basta poner un lugar agradable como un departamento o algún bar, seleccionar a las amistades indicadas y dejar que las cosas se acomoden. ¿A qué me refiero con amistades indicadas? Vivimos en un país y en ciudades donde reina la histeria, el tráfico, las envidias y demás cosas que nos quitan energía. El propósito de estos días en estos eventos será olvidarnos por completo de eso, así que los convocados tienen que ser banda ocurrente, no pesimista, agradable y participativa, porque no importa que diez personas busquen el fin común del disfrute si uno o dos están de amargados. En ese momento se cae la magia y la fiesta.

A últimas fechas, me he dado cuenta de que los juegos que me funcionan al querer llamar la atención de una mujer son los que practicaba de pequeño: luchitas cuerpo a cuerpo o almohadazos, pero se tornan divertidos al parecer inocentes, con la oportunidad de que en cualquier momento se encienda la llama. También “El Basta”, al que es bueno entrarle si eres creativo o manejas un amplio vocabulario, porque de lo contrario puedes terminar volviendo este juego un dolor de cabeza aburridísimo y bueno, ¡qué decir del Girar la botella o La Semana Inglesa! Representan un regreso a las bases y el aplicar la vieja escuela, mezclando inocencia y picardía.

 

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