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Lizz: volvió del Infierno para hacerte bailar

Por: Arturo Flores 06 Jun 2018
La DJ y artista de trap chilena se sincera y nos cuenta sus inicios como generadora de beats, pero también […]
Lizz: volvió del Infierno para hacerte bailar

La DJ y artista de trap chilena se sincera y nos cuenta sus inicios como generadora de beats, pero también la manera en que venció las drogas. Este viernes se presenta en la CDMX en Pan y Circo (Álvaro Obregón 160, Roma).

 

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Por Arturo J. Flores
Fotografía – Daniela Beltrán @danielabeltranrv Makeup & hair – Ignacia Torres @kandimilk Asist. – Juan Sánchez Squartini @deadsarethenewblack

 

Pasas mucho tiempo en México, ¿por qué?

La primera vez que vine fue en 2015, he terminado por mudarme porque se me facilita más viajar a Estados Unidos o a Europa para hacer presentaciones. Además, aquí estaban mis amigos, como la Tomasa (Del Real) y el Neoperreo. A los chilenos nos va bien en México, gente como La Ley, Los Bunkers o Mon Laferte son la prueba. Los chilenos tenemos un hoyo en el corazón que se traduce en canciones que te parten el alma, desde los 80.

¿Cómo nació tu amor por la música?

Soy de una ciudad llamada Concepción. Chile está en el fin del mundo y a veces la gente no sabe ni dónde. Creen que Chile está en México, porque aquí se come mucho chile (risas). Allá no había qué hacer, cuando era pequeña. Mi papá escuchaba rock, desde Led Zeppellin hasta Soda Stereo. Mi mamá, música romántica —que no me gustaba—, y mi hermano estaba en Metallica y Slayer. Yo crecí mamando todo eso, agarraba los casetes. Recuero que me clavé mucho con uno de The Doors, que aún conservo. No teníamos computadora, porque mi papá se fue de la casa y no sabíamos dónde estaba. Mi mamá no tenía dinero para comprar una. Entonces yo iba a los bazares de usado y así encontré a Thin Lizzy, The Cure, Smashing Pumpkins; súper emo y darks, pero después mi papá volvió y nos preguntó qué era lo que más necesitábamos en la casa. “¡Obvio, Internet!”, le dije. Mis amigos me recomendaron Ares para bajar múisca, y que me hiciera una cuenta en MySpace y Bandcamp. Así llegué a My Bloody Valentine, Elliott Smith y Animal Collective. Eso era en mi casa, porque en mi barrio se escuchaba sólo rap y más tarde, reggaetón.

 

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¿Por qué empezaste a hacer música?

Porque toda la música que escuchaba se mezcló y me dio por bajar un programa para hacer música, el Fruity Loops. Luego el Virtual DJ, porque escuchaba los tempos y quería mezclar canciones que no tuvieran nada que ver entre sí. Empecé a mezclar rap, hip hop, black music contemporánea y reggaetón. Música pa´ bailar, era lo que me inspiraba. El reggaetón es nuestro himno latino. Porque la gente no quiere acordarse de los problemas cuando va de fiesta… quiere bailar y pasársela bien. Hay quienes piensan que el reggaetón es una mierda, pero yo sabía que tarde o temprano todos iban a terminar bailándolo, porque es la música que nos representa.

 

¿Por qué tiene tantos haters entonces?

A la gente que no le parece el reggaetón es porque en América Latina siempre miramos hacia afuera. Yo misma, cuando vivía en Concepción, quería irme lo más pronto posible a Inglaterra. Y me fui a vivir para allá dos años A estudiar. Era mi sueño, porque sentía que mi país era un fracaso. De verdad deseaba haber nacido en otro lugar. Me decían que si no estudiaba medicina, sería pobre. Con eso te meten miedo desde chica y como tuve muchos momentos de incertidumbre cuando era pequeña, me traumé. Hoy tengo 26 años y las generaciones antes de la mía, soñábamos con salir de nuestros países. Por eso hay tabúes con el reggaetón, pero si te vas a las favelas de Brasil, a República Domincana, fuera del Resort o en Santiago de Chile tomas la 210 hasta el final (Aguante el 24 de Vicuña) Metro el Parrón y Hualpen en Concepción Peñuela 1 y 2, entenderán que esa es nuestra realidad. La de la pobreza, el tráfico de drogas y también la prostitución. Algo que pasa en todos lados y que en nuestra cultura ignoramos. En Chile preferimos no hablar de eso. Pero aunque estemos mal, celebramos la vida. Es nuestra mentalidad como latinos. Por eso me choca que digan que el reggaetón denigra a las mujeres. Es la realidad, que en  el mismo inicio del Trap en Atlanta, nos remite a los Strips Clubes. El comercio sexual existe y entre ir a una oficina, a ir a trabajar con tu cuerpo, la necesidad predomina en ciertos casos y es el pinche gobierno el que tiene la culpa.

 

Justo eso quería preguntarte. Chicas como Tomasa del Real o tú, ¿consideras que están dándole la vuelta al fenómeno sexista?

En mis nuevas canciones hay mucho sexo y amor, pero desde mi punto de vista como mujer. Habrá quien me diga, ¿cómo puedes denigrar así al hombre? Hice una canción de una mujer que quiere follarse a su novio. Son cosas que me han pasado a mí y seguramente a otros, hablemos las cosas como son. Pero la sociedad no te deja pensar en esas cosas. Así es el reggaetón. Así como puedes escuchar: “Llego a la casa, te pongo en cuatro y te lo echo en la cara”, también puedes escuchar lo mío, quizá más duro y explícito, pero con amor (risas). Tomasa, Rosa Pistola, Ms Nina, son mujeres fuertes que no tienen miedo de contar la otra cara de la historia y representar a las mujeres porque somos fuertes, sexys y poderosas. No lo olvidemos.

 

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Mezclas como DJ, pero también haces tu propia música.

Soy una seudo artista latina multitask. Dibujo, diseño flyers, hago fiestas, produzco, hago canciones. Si tienes buenas ideas, Internet te permite hace cualquier cosa. Es una era genial. Aunque, así como te puede ir bien, te puede ir muy mal. Ya terminé dos álbumes, pero estaré sacando singles a lo largo del año. El que publicaré la próxima semana se llama ‘Papi dame lo que quiero’. Representa una puerta nueva a lo que estuve haciendo antes, porque no me había atrevido a lanzarme como cantante. Y es que, para hacer tu propia música, sobre todo hay que tener tiempo y yo no tenía, me la pasaba en aviones, trabajando y haciendo plata para poder vivir y seguir haciendo cosas. Lo mío es un trap triste latino del futuro. Hice algunas canciones con Rusty Santos, que le ha hecho música hasta a Animal Collective. Lo que más quiero es que la gente se identifique con mi música. Esta canción habla de una relación que tuve con una persona que decía que a mí me interesaba más la plata que cualquier otra cosa. Le hice esta canción para contestarle: pierdes el tiempo pensando esa mierda, cuando lo único que quiero es estar contigo. Esa persona no se pone a pensar que me cuesta hacer plata porque somos latinos y estudié una carrera que no da plata, Historia del Arte y Filosofía. Pero quiero vivir de la música y me estoy picando la cresta para ello.

 

¿Sentiste pudor de mostrar tu voz?

Me sentía más cómoda detrás del desk, tirándole beats a los cantantes y tocando en fiestas. Ni siquiera ser DJ fue algo que me propusiera. Yo quería tocar, y de paso,poner a bailar a la gente y de repente me empezaron a pagar por eso. Pasé de vivir en una casa okupa a dormir en mi propia cama. Luego me dijeron, ¿por qué no te subes a rapear? Porque hasta a las batallas de rap iba cuando era más chica. Así que un día dije: pues a ver qué onda.

 

 

Con el éxito, viene más dinero, ¿cómo haces para conservarte real?

Como Elisa, no tanto como Lizz, lo que nunca he hecho es olvidar de dónde vengo y quién soy. A veces pasa, porque la plata es súper traicionera. La escena de la industria cultural es así. La música que escuchamos es porque alguien de más arriba lo decidió. Pero cuando estás de fiesta con desconocidos, vestidos todos con ropa cool, de repente te detienes y se preguntas: “¿qué estoy haciendo con esta gente de mierda? Mejor agarro mis cosas y me voy a mi casa”. Me pasó a mí. No soy tan exitosa como otras personas, pero me sucedió. Tenía 21 años y había que inventar algo para ganar plata y surgir. Tuve amigas que trabajaban de noche, mujeres de todas las clases sociales. Porque el dinero fácil es tentador. Entonces, para no perderme en la fiesta, tuve que hacer un ejercicio de introspección, acordarme de mi familia y mis amigos, no de los amigos de la fiesta, sino los que te buscan cuando estás mal. Todo eso te mantiene real, como entender que el dinero mueve al mundo, pero es más importante el amor. Mis canciones son canciones de novela, de mi realidad como latina. De que una se enamoró del amigo que vende droga, que te miente, te caga y se va con otra amiga. Cosas de la vida real.

 

¿Qué pensabas durante esas noches en la casa okupa?

Quería comerme el mundo, destruir todo. Porque tenía mucha rabia dentro y no sabía cómo canalizarla. Fui una adolescente muy conflictiva, me gustaba pelear, sobre todo con mi familia. Pero nadie me decía que a través de la música le podía dar cauce. Recién hoy he conseguido la aceptación de mi familia por lo que hago. Asumí mis errores, soy una mujer fuerte, pero tengo los mismos sueños de siempre.

 

 

Comparte conmigo alguna de las historias que cuentan tus brazos.

El tatuaje de mi mano, dice Pain. Igual es un poco cliché, pero se refiere a un problema que tuve con las drogas. Las cosas se vuelven un problema cuando piensas que es un problema. Puedes seguir en la fiesta hasta el fin del mundo, siempre y cuando no creas que es un problema. Un día desperté y dije: “¿No será que me estoy pasando? ¡Tengo que parar!”. Yo era una intachable, llegaba a tocar temprano y todo, pero tenía un problema de adicción. Cuando la dejé, todo se fue a la mierda. Mi mente, mi cuerpo, mis amistades. Ya no me podía juntar con las personas que me orillaban a la droga. Mi mamá no me podía ayudar y me sentía sola. Volví a ese lugar cuando tenía 12 años y me encerraba en el clóset porque mis papás se empezaban a pegar y yo decía: “quiero morirme”. Mis tres amigos más cercanos me decían: “ve al psiquiatra”. Fui, pero no funcionaba. Hasta que un día me levanté y lo dejé. De un día pa’ otro no lo hice mal. Tuve abstinencia, aluciné y me arrastré por el suelo, llegaba a trabajar sudando como cerdo, pero jamás dejé mi trabajo. Nadie lo sabía, pero me importa una mierda decirlo, porque si alguien cree que soy de metal, no soy una persiana, soy una persona. Si me entierras un lápiz, voy a sangrar. Así me di cuenta que mi lección era el dolor, el que había ocultado con drogas. Como mi exnovio que murió de cáncer y las veces que mi mamá salió con hombres que la golpeaban. Mi familia ahora está bien, me da gusto verlos así, pero en ese momento eran un desastre. Por eso el dolor fue mi karma y mi purga. No fui al doctor por más pastillas, me esperé hasta que se me pasara. Me tatué la palabra Pain para recordarme que nunca más me infringiría yo misma una cantidad semejante de dolor. Me lo dibujó un amigo. Lleva el corazón de la Virgen porque descubrí que me faltaba algo espiritual. Ahora creo en Dios, cualquier dios, porque sólo así puedo explicar que siga con vida después de todo lo que hice.

 

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