Lazy Susan: ¿ya probaste la medusa?
Lazy Susan es el nombre con el que se conoce a una bandeja que se usa para colocar las especias al centro de la mesa. De ahí toma su nombre de uno de los restaurantes de la colonia Cuauhtémoc que por muchas razones debe figurar en el mapa.
Entre los motivos por los que ha conocerlo destacan su propuesta gastronómica enfocada a la comida chuka, entendida esta como la fusión de lo chino y lo japonés acontecida después de que los migrantes chinos se establecieran en el puerto de Yokohama a mediados del siglo XIX.
Tienes que probarla
La experiencia en Lazy Susan no es para paladares viejos, parafraseando el título de la novela de Cormac McCarthy, acostumbrados a los mismos ingredientes y sabores de toda la vida. Si te animas subir los escalones que separan a Lazy Susan de la entrada al 132 de la calle Río Pánuco, es que por acuerdo te dejarás sorprender por Shigetoshi “Toshi” Narita, quien de la mano del fundador Edo Kobayashi, ha dispuesto de un escenario sutilmente adornado con luces tenues para sacarte de la zona de confort.
Plantan bandera de China en la Luna y hacen historia
—Tienes que probar la medusa— me dice mi anfitriona y lo primero que me asalta es la preocupación de convertirme en piedra.
Pero ni yo soy Perseo ni el Ban Ban Ji que nos ponen enfrente es la misma criatura mitológica a la que decapitó para acabar con su maldición. Más se trata de un mezclado de pollo a cocción lenta, pepino, zanahoria, jitomate, salsa de ajonlí y aceite rayu. Aunque se trata de una textura compleja, el bocado pasa bien.
La cocina abierta
Gran parte de la carta tiene al cerdo como protagonista. El gran diferenciador radica en el toque de un chef que aprendió a cocinar en el restaurante de su padre hasta que llegó a México en 2014, al mismo tiempo que la oportunidad de degustar insumos importados directamente desde China.
Un infaltable, además de la medusa, es el wrap de lechuga con carne de cerdo salteada al wok con jícama y hongo shiitake, además de pasta soya fría. Con los platillos se establece una relación muy cercana a lo que un personaje de la película “Hostal” decía mientras disfrutaba de comer su ensalada con los dedos: “la gente ha perdido su relación con la comida”.
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Sin el ambiente lóbrego y las escenas inquietantes del filme, la conexión que estable uno con los platillos de Lazy Susan se consigue a través de su cocina abierta. Los tiempos de espera se transforman en minutos contemplativos mientras las manos de los cocineros trabajan delante de nuestros ojos.
Ideal para Instagram
Por instrucciones de Edo Kobayashi el lugar mantiene un aire ochentero que se expresa a través de una cuidadosa curaduría musical. De la mano de Men at Work y The Outflied, resulta imposible no escuchar el canto seductor de las sirenas de la coctelería. Su oferta se inclina hacia los clásicos, como el Miami Vice (piña colada y daiquirí de fresa) o el Long Island Iced Tea (ron, tequila, gin, vodka y licor de naranja), pero que sin que te des cuenta comienza a introducirte en una atmósfera hechizante que tarde o temprano desembocará en un postre.
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El insignia de Lazy Susan es el Kari Kori Fresa, un hielo escarchado con puré de fresa que es todo un espectáculo cuando se sirve. Más vale tener el teléfono a la mano porque representa la oportunidad de subir un buen reel a Instagram. La otra opción es el An Nin Tofu, una gelatina elaborada a base de almendra y tofu.
Restaurante Colmillo: carne, vino y un diablo sin hogar
Por su ubicación, iluminación y las ya mencionadas viandas que se ofrecen, Lazy Susan no es un sitio para cerrar negocios ni para acudir con grupos grandes, pero definitivamente será un diez si se trata de una cita en la que desees obsequiar a tu acompañante una vivencia inesperada, que sacuda el tedio en el que a veces nos sume la monotonía. Empecemos por saborear una medusa.
Lazy Susan
Lunes a sábado
13h a 23h
Río Pánuco 132, Cuauhtémoc
Reserva en Open Table
