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Con una mujer experimentada no hay medias tintas, ellas saben lo que desean y lo mejor: saben cómo pedirlo. ¿Quieres complacerla? Déjate guiar.
Después de años de revistas diciéndoles qué está bien y que no, las mujeres terminan por mandar al carajo los esquemas publicitarios y se reconcilian con su cuerpo. Ser un invitado en esa ecuación, no tiene precio.
La mirada certeza, el comentario atinado, el ingenio a punto. La experiencia es sexy y terriblemente encantadora. Déjate llevar.
Si un mujer decide estar con un hombre más joven ha vencido muchos prejuicios en su cabeza, así que seguramente no tendrá problema en decirte qué es lo que quiere, ya sea una relación o una gran noche.
Las mujeres adultas confirman lo que siempre sospechamos acerca de las mujeres en general: son capaces de entender cosas de la vida que nosotros tardaríamos tres generaciones. Hablar con una de ellas, copita de vino en mano, es todo lo que necesitas para echarte a andar.
Así que, sin pena, ármate de valor e invita a salir a esa cougar que no te puedes sacar de la cabeza. Total, no tienes nada que perder.