La vereda de atrás

Una de las preguntas que soltamos el mes pasado al final de esta, su Música de coñerías, fue: ¿a ellas les gusta introducir un dedito travieso en el ano masculino para estimular la próstata? Me di a la tarea de preguntar en el baño de mujeres y debo confesar que me divertí con las respuestas de mis amigas, más la de una que otra desconocida que en redes sociales se atrevió a contestar mis interrogantes.
Lo más común es que los hombres sean los que se nieguen a realizar esta práctica, básicamente por dos motivos: algunos creen que abrir la puerta de la back door los convertirá en homosexuales o hará que sus compañeras de cama crean que lo son; otros no se sienten cómodos o no saben cómo realizar esta práctica (conocida en inglés como bend over boyfriend o pegging), por lo que jamás lo propondrán aunque les excite la idea.
En el caso de las chicas, un número mayor del que esperaba me aseguró que lo había llevado a cabo alguna vez en su vida. Bok, una pelirroja treintañera, me contó que un novio, después de hablar sobre la estimulación de la próstata, le preguntó si creería que era gay si le pedía que lo penetrara con un dedo. “Me gusta experimentar en el erotismo siempre y cuando no perjudique a nadie, así que empecé por hacerle sexo oral. Sin dejar de realizarlo, lo penetré muy despacio. Tuvo un orgasmo intenso, abundante, antecedido por un gemido tan fuerte que me sobresalté. Luego me dijo que le había provocado mucho placer, así que lo seguimos haciendo con frecuencia. Tiempo después terminamos. No sé si lo siga realizando, pero en mi caso, ningún otro novio me lo ha pedido”, me dijo.
Aunque Luna tiene apenas 21 años, ya ha realizado pegging y hasta da consejos: “Al presionar la zona entre los testículos y el ano, la eyaculación se prolonga un poco más”. Ella disfrutaba mucho del rostro de placer de su galán cuando lo hacían, aunque su novio actual no deja que se acerque ni a sus nalgas, porque “no es homosexual”.
Las casadas también gozan del asunto: Edi tenía la fantasía de hacérselo a su esposo. Se dio a la tarea de explorar todo su cuerpo y, como al descuido, acercarse a la zona: “Él se resistía un poco; yo me daba cuenta que le provocaba placer, aunque le costaba aceptarlo. Fui aventurándome cada vez mas, besándolo, acariciándolo. Logré introducirle un dedo. Su reacción de placer fue increíble. Al terminar me dijo que no sabía qué iba a pensar de él; le aclaré que no dudaba de su hombría y lo amaba por permitirse el disfrute pleno de la sexualidad”.
Otras historias que escuché son similares porque el sexo anal, cuando se hace con cuidado, lejos de doler provoca un gran placer, además de generar sensaciones increíbles relacionadas con la entrega, con abandonarse al deseo, a lo que están sintiendo, a sus compañeras (las chicas coincidieron: es algo que han hecho con parejas fijas, no de una noche).
Aunque esta práctica genere eyaculaciones tan intensas como los chorros de agua en la fuente de Tláloc del Museo de Antropología, los caballeros que la lleven a cabo no cambiarán su orientación sexual por ello. El ser hetero, bi u homosexual tiene que ver con mucho más aspectos que una sola práctica erótica.
Algunos detalles que se deben tomar en cuenta para realizar una sesión de pegging son: hay que estar relajados, contar con un gel lubricante, hacerlo de manera suave, cuidadosa, paulatina; tener las uñas cortas, cuidar la higiene y nunca penetrar contra la voluntad de la pareja. Se puede ir más allá adquiriendo un dildo con arnés; no obstante, para empezar es recomendable emplear los dedos.
Los tiempos han cambiado; hoy en día ellas ya no se conforman con el misionero ni con el papel sumiso o de receptoras. También les gusta dar, muchachos. Y si su novia/esposa/amante no es así, nunca es tarde para empezar, como lo plantea la película Si de verdad quieres… con Meryl Streep, Tommy Lee Jones y Steve Carell.
Atreverse —aunque sea de vez en cuando— a vivir sin prejuicios, a transgredir un poco, a intercambiar roles, deseos, secretos con nuestras parejas nos ayudará a renovar nuestra relación, a excitarnos, a sonreír a la mañana siguiente, a ser mejores amantes.
Como cantaría el español Nacho Vegas, cuando queramos hacer algo nuevo, ser osados, apasionados: “siempre nos quedará, menos mal, dry martini, sexo anal”.