La historia de Samia Yusuf, la somalí que se ahogó tratando de llegar a Italia
Samia era una atleta olímpica y también una víctima más de la pobreza del continente negro y de la migración de los africanos a Europa, porque el pasado mes de abril murió ahogada en el Mar Mediterráneo en su intento por alcanzar la costa de Italia, al hundirse la balsa en la que viajaba.
Nació en Somalia en 1991 y era la mayor de una familia de escasos recursos. Su historia es extraordinaria por dos razones, la primera porque en su país, sumido en una interminable guerra, no cuenta con lo mínimo necesario para el entrenamiento de un atleta, sin importar su disciplina, y porque al ser una nación musulmana la participación de las mujeres en los deportes está prohibida.
Aun con todas las carencias, Samia se convirtió en atleta y logro participar en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, en la prueba de los 200 metros planos, y aunque llegó en último lugar, se llevó la ovación del estadio y el respeto de todos los deportistas del mundo.
Acosada por los militares de su país, Samia se mudó en 2010 a Etiopía en donde pensaba continuar con su entrenamiento con miras a los pasados juegos de Londres; sin embargo, desgraciadamente no logró su objetivo. A partir de esa fecha y hasta su muerte el pasado mes de abril no se sabe a ciencia cierta qué sucedió con ella, lo único que se conoce, según el diario italiano Corriere Della Sera es que estuvo presa y que partió de Libia hacia Italia, con la idea de entrenarse para participar en la próxima olimpiada.
Días después de terminados los juegos, la noticia sobre la muerte de Samia ha revivido la polémica y las críticas sobre la prohibición que pesa sobre las mujeres de algunas naciones musulmanas para hacer deporte, así como los peligros que corren los migrantes africanos que buscan una mejor calidad de vida en Europa.