Llega a México esta película que cuenta una gran historia y fue todo un suceso en Francia.
Por Jorge Landeros
¿Con qué criterios se mide un fenómeno comercial? No hablamos del registro de recaudación financiera que beneficie a los creadores de tal o cual obra. Hablamos de un embelesamiento colectivo. Si esos criterios son factores de preocupación social, de actualidad, pertinentes, a los que se pueda añadir una buena historia de buena gana y buen humor, entonces quizá tendremos algo parecido a lo que fue un verdadero suceso cinematográfico hace unos meses en Francia. Intouchables (Toledano-Nakache, 2011) ha dejado en claro lo que hace falta aclarar de vez en vez: no es necesario tener un guionista, un director o un par de actores que manejen al pie de la letra la receta veraniega de Hollywood para que la puedan superar.
Eric Toledano y Olivier Nakache, son amigos y han colaborado juntos desde 1995, año en que realizaron su primer cortometraje, de ahí siguieron otros dos y cuatro largometrajes. El último, “Amigos” (como será promocionado en México) llevó casi diez años en concretarse y tuvo como inspiración la situación del aristócrata tetrapléjico Philippe Pozzo.
“Inspirada en hechos reales” es la leyenda de ciertas películas condenadas a ser toleradas por el margen de verosimilitud o desechadas por la exageración de los hechos (basta ver con cuánto interés comercial se están produciendo por estos días las películas de este y otro hecho, ocurrido hace meses, presentado en tv, visto hasta el hartazgo y predispuesto a ser un éxito por contar con dicha leyenda y estar, además, avalada por “del director” o “el productor de…”).
Es decir, traer una historia verídica a la pantalla en un tiempo en que el reality show es amo y señor es un riesgo y como tal es delicado. Por otro lado está la suerte, que no abandona y permite que un hit lo sea en circunstancias inesperadas.
Tomando esto en cuenta, el caso de Intouchables es este: Se le ha colocado en el tercer lugar de películas más vistas en Francia (país de producción). Habla de la amistad (el título en español casi ha deshecho la intención de diálogo con el público: si en francés, “Intouchables”, remite a seguir la reflexión una vez vista la película –¿intocables en qué?-, “Amigos” casi te la ha contado, gracias a la imagen en la publicidad). Habla de problemas raciales y de prejuicio social, puntos que en este momento son relevantes en Francia y otras partes del mundo. Habla de la manera como se aborda la enfermedad y también de su relación de sanación con el arte. Es una historia verídica que se contó en la autobiografía de Philippe Pozzo y cuenta con un reparto medianamente conocido en su país. Y es una gran historia.
¿Por qué hay que verla? Más que entretenida, audaz. Más que portadora de un mensaje del todo moral, una representación (que linda entre el cuidado y la falta de tacto) sobre el asunto del trato a los enfermos. Omar Sy ofrece una actuación en la que hace gala de una combinación de simpatía y mala leche, que le ha retribuido ya algunos reconocimientos en la industria. Francois Cluzet, por su parte, deja claro por qué merecería un nombre aparte y no ser considerado sólo el Dustin Hoffman francés.
Las escenas, por mencionar dos, del concierto privado y el free dance por parte de Omar Sy serán dentro de poco inolvidables.
Las similitudes entre Driving Miss Dasy (Beresford, 1989), The Bucket List (Reiner, 2007) o incluso The King’s Speech (Hooper, 2010) no se han hecho esperar. El público mexicano podrá dar su punto de vista a partir de este 24 de agosto cuando Intouchabes se presente en salas mexicanas.