Con 350 copias, se estrena este viernes la película en la que Anthony Hopkins encarna a un director singular durante el rodaje de su obra maestra, Psicosis…
Por Arturo J. Flores
“Call me Hitch and forget the Cock”.
Así le dice un correctísimo director de cine británico nacido en 1899 al actor neoyorkino Anthony Perkins durante el primer día de filmación de Psicosis, considerada como la obra maestra de Alfred Hitchcock.
Después de arrancarnos con una carcajada con su juego de palabras, le da una palmada en la espalda al intérprete del desquiciado Norman Bates, el asesino que a su vez está basado en el carnicero real Ed Gein, célebre por haber fabricado un tazón para cereal con el cráneo de una de sus víctimas, además de confeccionarse ropa con piel humana y coleccionar narices, oídos y hasta vaginas de las mujeres que mató.
Cock las prefería rubias
Hitchcock: el Maestro del Suspenso es una película de Sacha Gervasi protagonizada por Anthony Hopkins, como “Hitch”; Helen Mirres, en el papel de la incansable esposa del realizador y Scarlett Johanson, que encarna a la actriz Janet Leigh (que a su vez da vida a Marion Crane, la protagonista de Psycho), la musa de Alfred. Queda claro y es bien conocida obsesión que él tenía con sus jóvenes protagonistas rubias.
Si mirar una película que trata sobre un director ya representa en sí una experiencia singular, disfrutar de un largometraje que en 98 minutos nos cuenta la historia que existió detrás de otro largometraje nos hace sentir que navegamos en el espiral de la concha de un caracol.
Pero Gervasi, que se inspiró en el libro Alfred Hitchcock and the making of Psycho, de Stephen Rebello, logra volvernos cómplices de un relato entrañable, que lo mismo nos arranca flores de carcajadas –auxiliados por la ya acostumbrada magia de Hopkins (Juay de Jitcoc?, convendría preguntarle) apenas se coloca delante de la cámara –y la química que desarrolla con Mirres, que nos envuelve en la nube negra del melodrama que rodea la fracturada relación entre el obseso realizador y su espigada mujer, ocasionada por su relación de trabajo.
“Vivir con un artista es imposible, pero vale la pena intentarlo”, se menciona en un punto.
Primero muerto que autoplagiado
Además, la película invita a reflexionar acerca del éxito. ¿De qué se trata el éxito? Desde un principio, se plantea un Alfred en la cima, apenas salido del estreno de North by Northwest, que de aplausos le brindó toneladas, a quien los estudios se arrebatan para ofrecerle proyectos… pero él, con el rotundo convencimiento de quien se pudre cuando conoce la zona de confort, sentencia: “el estilo no es otra cosa que el autoplagio”.
Y por eso se embarca en el rodaje de una película de terror. Por eso, obsesivo como es, manda comprar todos los ejemplares de Psycho, la novela de Robert Bloch, para que nadie conozca el final de su cinta, por eso hipoteca su casa para financiarla cuando los estudios le dan la espalda, por eso comienza a alucinar con Ed Gein cuando se embriaga hasta el alma con su historia y por eso, satisfecho como a quien le produce un placer enfermizo asustar a la gente, se regodea contento igual que un oso recién comido en los pasillos de un cine mientras escucha gritar aterrorizada a su audiencia.
Porque de suspenso, Hitch se come más que un taco, se zampa una orden completa con todo y cuerito.
Oscar ausente
Aquí vale la pena enumerar cualidades: el diseño de arte, las actuaciones de sus protagonistas, el guión ágil, humorístico y a la vez intensamente emocional, un cuidado tratamiento y sobre todo, el placer de mirar adonde Hitchcock pocas veces permitió que lo hiciéramos y hoy es tan común –el llamado behind the scenes– de una de las películas más emblemáticas de todos los tiempos que bien pudo ser un fracaso y se volvió un paradigma del séptimo arte, hacen que valga la pena irla a ver.
¿Qué, sin embargo, Hitchcock apenas consiguió una nominación al Oscar –a entregarse el 24 de febrero– en las categorías de maquillaje y peinado? Es lo mejor que pudo suceder. Injusto sería que si el Alfred original jamás obtuvo uno en vida, se lo llevara un filme en la que se le interpreta.
Llámenlo simplemente Hitch; a la… con el Cock.
Estreno: 1 de febrero.
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