Jorge Mario Bergoglio es uno de los 183 cardenales de la Iglesia Católica, miembro de la Compañía de Jesús. Luego de la muerte del Papa Juan Pablo II el 2 de abril de 2005, fue considerado uno de los candidatos a tomar el lugar del Sumo Pontífice, cargo para el cual fue electo Joseph Ratzinger, quien adoptó el nombre papal de Benedicto XVI.
Ha pasado casi toda su carrera en Argentina supervisando templos y curas párrocos
En 1992 fue consagrado como obispo de Auca. Más tarde, la salud del otrora arzobispo de Buenos Aires, Antonio Quarracino, comenzó a verse afectada, por lo que Bergoglio fue nombrado obispo coadjutor de la misma el 3 de junio de 1997, y finalmente asumió el liderazfo de la diócesis bonarense el 28 de febrero de 1998.
Bergoglio fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos. Impedido por el estatuto de asumir un nuevo mandato, durante la 102 Asamblea plenaria de ese organismo se eligió al arzobispo de la Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, José María Arancedo, para sucederlo.
El papa Juan Pablo II lo designó como cardenal del titulo de san Roberto Belarmino.
Se le considera moderado con mentalidad flexible, aunque sus posiciones doctrinales y espirituales condicen con el legado de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Bergoglio no pudo impedir que Argentina fuera el primer país latinoamericano en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni tampoco que la presidenta Cristina Fernández promoviera anticonceptivos e inseminación artificial gratuitos
Los críticos lo acusan de no haber enfrentado públicamente a la dictadura militar de 1976-1983, cuando las víctimas y sus familiares solían denunciar secuestros, tortura y muerte a los sacerdotes que supervisaba como líder de la orden jesuita en Argentina.